Toni Crespillo por el mundo – ‘Toni el Gitano por el talego’

A través del recopilatorio ‘Acid Rumba: Spanish Gypsy Grooves 1969-1976’ del sello Hundergrum Records me topé con una joya en forma de canción llamada «Dolores»: una explosión de guitarras eléctricas calorras y rumberas, con mucho ritmillo y una letra sentía. Rascando en la red descubrí que era la cara B de «Pobrecito de to hombre», single de Toni el Gitano del 75, que puse en el programa la semana pasada. Esa es la historia guay.

La historia verdadera de cómo di con este hombre es que una vez nuestro gurú colgó la tecno-rumba cabrera «Yo soy un yonki» (¡nooo puedo negarlooo!) en las redes sociales. El tema en cuestión sigue dando vueltas en mi subsconciente y a veces sale en forma de alaridos por mi boca, para susto de la buena gente que viaja en los trenes de Westfalia.

Pero… ¿de qué estamos hablando? ¿Gypsyxploitation? ¿Tecno-rumba? La extensa carrera de este paladín de la rumba de los 70 y sus maravillosas canciones están marcados por la sombra del desconocimiento y el uso indiscriminado de sintetizadores. Llegó a componer influyentes canciones para compañeros de escena como Los Chichos, Las Grecas o Los Chunguitos: su «Bésame en los labios» se convirtió en el «Me sabe a humo», así como «El fracaso» en «La historia de Juan Castillo». Sus variopintas canciones, algunas de ortografía dudosa, van desde ácidas y crujientes rumbas hasta los mencionados escarceos desmesurados con los sintes, a los que siempre se asocia su música (el tema de la gasolinera y to’ eso…). Por las biografías que aparecen en internet se dice que incluso llegó a ganar algún disco de platino, aunque apuntan que uno de sus mayores logros fue colar el tema «Maldita droga» en la banda sonora de Torrente.

Como en la mencionada canción, las letras de Toni, de pelazo y barba generosa, siempre han estado centradas en los problemas sociales de los gitanos y en las ‘gentes de mal vivir’: No es nada raro oír hablar de prostitutas, chulos, caballo, canutos, «pestañí», mossos d’esquadra y talego en sus canciones.

Ahora que se han puesto de moda los cassettes es justo y necesario buscar las grabaciones de este adalid de la rumba carcelaria, reivindicado por las nuevas generaciones calorristas. Yo me quedo con su primera época… y en secreto con la segunda.

Abrazos.

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