Lo gritaría en su presencia. Él se reiría y pediría otra caña. O se enchufaría un cigarro. Quizá lo colocaría un momento en el clavijero de su guitarra mientras la templa, quizá no. Seguro que encontraría un giro con tintes cómicos para tan solemne y etílica proclamación. Andrés Herrera ‘Pájaro’ debería presidir algo, una república federal, alguna nación de naciones, el desierto de Tabernas, la comunidad en la que vive o su bar de cabecera. Algo.
Si Donald puede, Andrés debe; si Mariano cuela, Andrés más; si Susana lo hace, Andrés lo haría mejor. O peor aún, pero con arte. Vivimos en la época del plástico y necesitamos héroes de madera noble, la que sirve para hacer la mejor música. “Pájaro” es su apodo y el nombre de su banda, que también está hecha de buena madera y preside muchos de nuestros ratos de evasión. Encima del escenario manda el crujido de sus válvulas, mezclado con retazos de esa literatura musical que los leídos le niegan al viejo Dylan, ruido evocador de la Sevilla inquieta buscadora de armonías de oro. A través de Pájaro llegas a muchos sitios, Silvio te abre la puerta con la copa en la mano al grito de “¡avanti con la guaracha!”, te pasea por una película de celuloide gastado con banda sonora de Manuel de Falla, Dogo, sus Mercenarios, los Saxos del Averno, Smash, Carosone, El Twanguero, Buscaglione, Veneno, Morricone e incluso la Banda del Cristo de las Tres Caídas de Tríana. ¡Vade retro, capillitas!, los verdaderos apóstoles paganos de la semana santa ya están elegidos. ¡Cómo no van a presidir algo!
El mundo ya se ha derrumbado, nos ha pillado en la red social de turno, una notificación nos lo confirmará. El apocalipsis ya ocurrió y a Pájaro le pilló tocando en un teatro construido con el humo de sus propios cigarros. No paran de fumar y trenzar instrumentos, han matado al ángel y no tienen tiempo para la redención. Su éxito es relativo, menor de lo deseado por su militancia fiel. La banca no perdona, siempre gana, y hay que tocar. Por mí que no paren nunca, menos aún ahora que vienen a mi ciudad con banda, por primera vez, con lo que cuesta hacer eso en los tiempos que corren. Presidirán el escenario del Teatro Circo, desde el que lo verán todo sabiendo que tú también vendrás.
Presidir es, entre otras acepciones, destacar en lo que haces. Andrés Herrera preside sin ensuciar su música con política, pero guiñándole el ojo al pensamiento crítico desde el escenario, sin perder el humor, mientras afina. No queremos más políticos. Queremos héroes de madera noble, flotar en la ensoñación eterna del desierto cinematográfico, tan vacío de obstáculos y lleno de referencias a la vez. Pájaro es la banda que te lleva a ese lugar por el camino más largo, pasan de las autopistas de peaje, hay mucho que ver hasta llegar al destino. Y parar en el bar.
Pájaro llega a la ciudad presentando ‘He matado el ángel’, un disco que comienza con un apocalipsis presidido por una corneta. El apocalipsis como principio, curiosa paradoja, me la quedo.
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PÁJARO + VENCEJO
JUEVES 10 DE NOVIEMBRE
TEATRO CIRCO DE MURCIA, 21:00 h