Black & White Djs: «¿Quién no quiere tener ‘Yes Sir, I Can Boogie’ de Baccara en su colección?»

Esta entrevista tenía que llegar, solo faltaba encontrar una excusa para lanzar unas cuantas preguntas larguísimas con la seguridad de que encontraría al otro lado su justa réplica. En el mismo instante que me enteré de la existencia de Black & White DJs, que es la combinación de María Martínez y María Lencina a los platos, decidí que serían las siguientes en responder un cuestionario en este blog, sin necesidad de esperar a su estreno. Finalmente hemos tenido que esperar un poco más (porque la vida es así, no la he inventado yo) y por el camino, en poco más de un mes, hemos podido disfrutar de sus dos primeras sesiones en el Plan 9. Si tiene usted algún guateque sideral que organizar y se las encuentra, quizás pueda contratarlas…

Disculpadme la brevedad, creo que la referencia a Michael en vuestro nombre es clara, pero la duda es: ¿Por qué Black AND White?
Aunque todos nos decís lo mismo, queremos desmentir este rumor: nuestro nombre no tiene nada que ver con la popular canción de los 90 de Michael Jackson. El nombre surgió tras una conversación sobre la Motown Records y la segregación racial en la música, algo con lo que (por supuesto) no estábamos de acuerdo y decidimos tomarlo como punto de partida. De esta manera, pretendemos visibilizar la música que nos gusta, enlazando las canciones de una forma incluyente (de ahí el AND). Por ello una es Black y otra White. ¿Adivinarías quién es quién?

Ya sabéis, la música es la excusa, pero que hayáis montado esta dupla de pinchadiscos me ha venido muy bien. Así que dediquemosle un poco de tiempo, para quien no sepa de qué va esto: ¿qué cinco grupos o discos escogeríais para representar lo que es la unión de los gustos musicales de María Martínez y María Lencina, y por ende un setlist de Black & White DJs?
Nos conocimos una noche en el Tremolo bar escuchando garaje y psicodelia. Evidentemente no tuvimos que decirnos que no nos gustaba el trap, pero es verdad que nunca hemos tenido la conversación de “estilos”. Hay cosas que se dan por sentado, sobre todo, cuando eres una profesional del renegar. Puede que la base resida más en lo que NO nos gustaba que en lo que sí. Nos parece súper aburrido centrarnos sólo en un género, especialmente si vas a pinchar 4 horas. Todas las canciones son pinchables, siempre que las sepas encajar. Tenemos la suerte de tener espacios en Murcia como el Plan 9 que permite que melómanos sin pretensiones podamos poner canciones y crear una pequeña comunidad. Da igual si te equivocas o metes algún gazapo, lo importante es la música y la diversión. Las mezclas se las dejamos a los profesionales, aquí solo venimos a participar sin elitismos. Unas semanas antes de la sesión nos vamos preparando el setlist, puede que algún día pongamos un código QR en la cabina.
Cosas que no pueden faltar: Munster records/Vampi Soul, Nuggets, RCA, Punk, Riot grrrl, post-punk, 60s…

El otro día leí a alguien en redes sociales diciendo que quien no lee es porque no quiere. Obviando las obligaciones familiares y profesionales, como si acaso fueran una minucia, le diría que “efectivamente y no”. En esta sociedad en la que podemos llegar a sentir ansiedad por no llegar a ver cada serie “imprescindible”, por no leer lo suficiente, por no acudir a cada evento de esos a los que se supone que hay que ir o por no tener una opinión formada de cada asunto del día en redes sociales, ¿a qué creeis que debemos renunciar, sean elementos ociosos o no, para llegar a leer al menos 3 o 4 libros al mes en vez de al año?
Bueno, en ese caso depende mucho del momento vital y de la importancia de la lectura, o de cualquier afición en realidad. Es cierto que, con esta cantidad de contenido audiovisual, literario, musical, de ocio que se crea casi diariamente es imposible “estar al día” pero ahí entran las prioridades de cada uno.
En mi caso, por ejemplo, casi siempre priorizo leer sobre ver una serie o una película, también por el momento de silencio que supone.

Creo que podría pasarme la vida leyendo ensayos relacionados con la música, biografías y cómics de casi todo tipo (sin contar los fanzines). En papel, que bastante pantalla tragamos ya. ¿Tenéis fijación por algún tipo de narrativa? ¿Y algún tipo de protocolo a la hora de abordar los momentos de lectura?
Otra cosa que discriminamos por lo que NO nos gusta (resulta que aquí también estamos de acuerdo). Creo que nunca nos verías leyendo un best seller o una novela de las de la mesa de “Más vendidos” de unos grandes almacenes.
La mayoría de veces aquí también nos movemos por los márgenes: biografías de músicos u otros artistas, crónicas de la era pop, literatura con tintes pulp o beat, casi todo lo que huela a literatura feminista… En general, la literatura debe aportar a la par que entretener.
Respecto al protocolo… supongo que cada una tenemos nuestras preferencias, pero se podría adivinar que no somos muy exquisitas teniendo en cuenta la cantidad de literatura que consumimos comparado con el poco tiempo que tenemos. Como pista diremos que a una de nosotras le apasionan los viajes de trabajo porque es muy fan de leer en el tren o en el avión; y que las dos somos 100% analógicas también aquí.

Hablemos de expectativas, en lo relativo a series, películas, libros o cualquier disciplina artística consumida y en un contexto de sobreinformación descontrolada. Contadme decepciones recientes. También algo con lo que hayáis dicho: ¿Qué estoy haciendo, si sabía que no me iba a gustar? Y por último, algo que no me esperabais que os gustara y os haya acabado sorprendiendo.
Por experiencia sabemos que tenemos que huir del hype de Instagram la gran mayoría de veces. Quizás suene algo snob pero que alguien tenga una historia bonita que contar no justifica que escriba un libro, y, por desgracia la literatura ligera prolifera cada vez más, escondida tras el personaje o la personaje de Instagram o de ediciones súper curradas. Otro gatillazo: las recopilaciones de textos random y sin valor literario de autores o autoras muy preciados; ese tipo de recopilaciones que hacen las grandes editoriales que solo buscan monetizar el momento fan.
¿Quieres información más concreta? Gran decepción alguna periodista española con historias bastante tibias y finales absurdos, algún héroe mod de adolescencia que no ha conseguido reponerse a sus primeros éxitos y una editorial muy cuqui que no para de publicar novelas súper instagrameables pero poco digeribles, quizás por la pasta dura de sus ediciones.
En cambio, la vida te da grandes descubrimientos, en mi caso descubrir la novela gráfica ha sido un regalazo. También, yo por ejemplo, estoy descubriendo un mundo alucinante en la LIJ, con historias, ilustraciones y ediciones con mucha más miga que literatura supuestamente “seria”.

Aunque a veces me salto algunas partes, porque cada cual tiene sus manías (y una de las mías es evitar spoilers a toda costa), sigo con devoción las reseñas que publicáis en Instagram. Especialmente las reflexiones que van más allá del contenido artístico y abordan cuestiones socioculturales. Me gusta estilo y contenido, pero me cuesta luchar contra la pereza que me da leer en esa plataforma. ¿No os animáis a dar el salto (hacia atrás) al mundo del corta y pega analógico?
Alguna vez lo hemos hablado, la verdad es que sería un buen portal para seguir dando la brasa de manera más analógica. Teniendo en cuenta que pusimos la semillita de Black and White hace 10 años y se ha materializado ahora, necesitamos unos cuantos años más para madurar la idea.

Volviendo a la música. En vuestra presentación en sociedad hablabais de un guateque sideral y de música de los 60 y de los 70 (mucha psicodelia y algo de punk). Teniendo en cuenta que, aparte de en el Plan 9, donde más coincidimos es en los conciertos, no puedo dejar pasar la ocasión de pediros que hagáis unas cuantas recomendaciones musicales de actualidad, con sus correspondientes explicaciones.
El otro día salió publicada una noticia que decía: “aumenta a 120.000 el número de canciones que se suben a streaming diariamente”. Esto es mucho tiempo y demasiado ruido. Teniendo en cuenta que de ahí seguramente no nos gusta ni el 1%, haremos la lista de la compra de esta quincena por si a alguien le interesa. Podríamos empezar por las asturianas Bobkat´65 y su último single, ¡a ver si vienen pronto por el sur que queremos verlas! También estamos muy on fire con una banda de Detroit llamada Shadow Show, que hacen una mezcla entre rock y psicodelia. Y, por último, bar italia que es el descubrimiento del año.

Con dos sesiones ya realizadas, confirmado que esto no es cuestión de un solo día, ¿habéis llegado a comprar algún disco exclusivamente para ponerlo en una pinchada, sabiendo que en vuestra casa es muy probable que no llegue a sonar nunca (o como mucho una vez, para ver si suena bien)? En mi caso, evidentemente sí. Igualmente evidente es que con algunos todavía no he encontrado el momento oportuno y siguen esperando su turno. Del mismo modo, diría que lo de pinchar en bares y eventos varios se ha convertido para mí en una excusa para darle un mayor uso a los discos que me voy comprando, que en casa no es tanto como quisiera. ¿Os identificáis con esta situación?
Tenemos una sección entera en nuestra casa con la etiqueta “singles para pinchar”, es algo inevitable. Pinchar es como salir de fiesta, siempre te sale a pagar. Pero cuando consumes música de forma natural a esas minucias no le prestas mucha atención, incluso, es divertido. ¿Quién no quiere tener “Yes Sir, I Can Boogie” de Baccara en su colección? Nuestra última pinchada coincidió con la muerte de Concha Velasco, rápidamente nos pusimos a buscar el single de la “Chica ye ye”. Pedimos un Glovo para traerlo, ¡casi ná!

Por último, aunque no es una cuestión menor, ¿os patrocina ya alguna marca de absenta? Y sobre todo, ¿me podéis prometer que nunca me invitaréis a tomar un trago de ese brebaje infernal? Gracias de antemano
A nosotras nos encantaría que nos patrocinase alguna marca con la que tenemos afinidad. ¡Hola, Estrella de Levante! Tampoco le hacemos asco a alguna bodega, un sello discográfico o algún festival. No somos delicadas. Con respecto a lo otro, nunca prometemos lo que sabemos que no vamos a cumplir.

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