Raúl Frutos lo intenta, busca la luz. A su manera lo hace, se le cruza una idea y empieza a darle vueltas convencido de que el optimismo y los rayos de sol por fin han llegado a su música para quedarse. Se pone el bañador tarareando lo que entiende por una simpática melodía, pilla el primer instrumento que tiene a mano y se baja a la playa. Porque en esta historia él vive al lado del mar. De camino, un educado demonio le da los buenos días. «¿Dónde vas tan sonriente?», le dice. «A hacer mi primer disco soleado», responde Raúl. Con una mueca incrédula y condescendiente, Satán observa como el músico se aleja. Sabe que no lo va a conseguir.
Pasado un tiempo, lo único que queda de la playa en su nuevo disco EP lo encontramos en el título. Incluso la versión que se marca de los Beach Boys suena más selvática que playera. Sus filias y fobias se entremezclan sin piedad en el resto dc canciones. Brilla homenajeando a Prince, sacando petróleo de un viaje en avión o guiñándole el ojo al espíritu de Ray Heredia. Suena ya a productor, en el buen sentido, y desata al marciano negro que le tiene poseído últimamente. Pero sonar a playa, va a ser que no…
El reportaje sonoro que acordamos con él para presentar su nuevo EP, ‘Black Beach’, no podía ser normal del todo. Es algo así como un ‘spoken word’, una pieza heredera de la radio experimental, o quizá un reflejo de cómo piensa cuando habla, con alocados sonidos rodeando sus palabras. Inma Gómez (a.k.a. Pardo) lo sabía todo esto, de ahí que pacientemente se haya dedicado a configurar un portada excelente para dotar de una imagen apropiada tanta deriva melódica. Y a pensar en los directos, que no es poco…
‘Black Beach’ se puede escuchar completo aquí: