Me llamaban Coyote – ‘No culpen a Jonny Greenwood, culpen a quien pinchó antes a los Beastie Boys’

Barruntaba que me había equivocado al escoger la banda sonora de Jonny Greenwoed para The Master, esa película que, cuando se olviden todas las que han copado las listas de premios en 2012, se mantenga como un hito. No, no es una película sobre la Cienciología, es algo más ambiciosa: pretende auscultar el alma norteamericana como en Pozos de Ambición el nacimiento del capitalismo.

En el cine de Paul Thomas Anderson se hace extremadamente difícil disociar imagen y música.  No utiliza además canciones bonitas en las escenas de transición. ¿Hay escenas de transición en su cine? Podríamos definirlo como un director total en el que impacta por igual el montaje -ese uso de la elipsis-, la fotografía, la dirección de actores… y la música. Tanto que tiene sus músicos fetiches: Greenwood para The Master y (creo que aún mejor) para Pozos de ambición; y Jon Brion para Magnolia (con canciones de Aimee Mann -no se la pierdan en Portlandia) y para mi película favorita (la veo todos los años, con otras que da un poco de verguenza compartir) de Paul Thomas Anderson: Punch Drunk Love. Además, es en Punch Drunk Love donde la música acompaña mejor las escenas de Paul Thomas Anderson: instrumentos raros, percusión, para meternos en la cabeza del personaje de Adam Sandler (en lo que él piensa por ejemplo cuando su tantísimas hermanas se le acercan) y otra parte romántica, hasta pretendidamente ñoña, para las escenas de amor.

Jonny Greenwood no es Jon Brion, pero se muestra cada vez más cómodo en canciones para cine con orquesta (a veces luminoso, a veces frenético como en Able-bodied Seamen, la canción que sonó en Tímpanos y Luciérnagas), eso sí, a su manera, acompañado de música jazz como el Get thee behind me Satan de Irving Berling (quien daría para llenar una de estas secciones cada día del año) en versión de Ella Fitzgerald, No other love, de Paul Weston y Bob Russell sobre un tema de Chopin, la actriz Madisen Beaty se marca un Don’t sit under the apple tree..

Denle una oportunidad a The Master y a la banda sonora de Jonny Greenwood. No culpen a  Jonny (ni a mí), culpen en todo caso a quien hizo que sonaran antes Beastie Boys y The Jam.

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