Alfonso Alfonso (Schwarz): «La nación subterránea es la de aquellos cuya voz intenta ser acallada»

En estos tiempos de consumo rápido y búsqueda de lo fácil, todo reconocimiento será siempre poco para todo un estandarte de la disidencia musical y el rock de riesgo como Schwarz. La banda murciana alcanza los diecinueve años en activo y, tras cuatro años de vacío, publica «Nación subterránea» (Goecia / Verlag, 2016), su noveno disco, insólito y espléndido, en el que Alfonso Alfonso, Juanma Martínez y compañía siguen haciendo cara a lo establecido, ajenos a lo convencional y a las voces dominantes. Larga vida a la nación subterránea.

Quizás estés harto de explicarlo, pero es un punto de partida inevitable: aparte de un homenaje a Julian Cope, ¿qué idea hay detrás de Nación subterránea?
La nación subterránea es la nación de lo que en política se llama disidentes y en religión herejes, y cuya voz intenta ser acallada por el pensamiento dominante y la dictadura de la mayoría, lo que es imposible porque esa voz resuena potente en el subsuelo. En cierto sentido y con los matices que se quieran, es la nación cuya historia glosó Greil Marcus en «Rastros de carmín».

En un momento en el que en la música casi todo tiende hacia caminos muy marcados, Schwarz parecéis cómodos en el underground, siguiendo un camino alternativo “a sangre y fuego”, y entregáis un disco “dirigido a la tribu subterránea”, más electrónico, más oscuro, más tribal… ¿Tendría razón de ser Schwarz si no escogiera caminar siempre por la senda complicada?
Se puede escoger el camino, pero no el destino, que es la verdad, musical o de cualquier otro tipo, pero la verdad. Y el camino que, en nuestro caso, nos lleva más directamente a esa verdad es este.

Desde nuestra perspectiva, siempre habéis estado bastante bien valorados en nuestra región por los medios y bien considerados por otros músicos. Sin embargo, dices que no hay bandas aquí de generaciones posteriores que se fijen en vosotros como ejemplo a seguir. ¿Por qué?
La respuesta está clara: a todo el mundo le gusta mirarse en el espejo del éxito y nosotros no lo tenemos. Aunque lo del éxito es relativo. Acabamos de publicar nuestro noveno disco, eso para mí ya es un éxito, aunque para personas más ambiciosas pueda parece un logro insignificante. Pero es cierto que estamos bien considerados aquí, especialmente entre los músicos. En cierto sentido nos hemos convertido en un grupo que gusta a los músicos y que el resto ignora.

Uno de los elementos de peso en este nuevo disco es la percusión, instrumentos como congas o güiros establecen un equilibrio en vuestras canciones con el cada vez mayor protagonismo de la electrónica y, en general, con los “germanismos” con los que siempre se os ha relacionado. ¿A qué se debe este nuevo toque “latino”?
A nivel superficial, a una voluntad consciente de acercarnos a sonoridades más acordes con nuestra cultura. A un nivel más profundo, a potenciar el sentimiento tribal que en cierto modo subyace a la idea de nación subterránea. Y a nivel lúdico, que también es importante, a que yo siempre he sido aficionado al bolero.

Cuando hablas de electrónica, haces hincapié en que su uso en las canciones no debe ser una “coartada moderna”. ¿Podrías desarrollar esta idea?
Es una idea que expuse a principios de los 2000 en una época en que multitud de grupos de pop estaban añadiendo arreglos electrónicos como una coartada moderna, ya que entonces la electrónica era lo más. Sin embargo, sus canciones seguían siendo lo de siempre, la electrónica no era más que cosmética que no tenía otra función que embellecer o, mejor, modernizar. Para mí, la electrónica dentro de un contexto pop (o rock, para mí es lo mismo, música popular) tiene que tener una función fundamental, tiene que ser algo sin lo cual la canción no funciona, o más aún, ni siquiera existe. Eso de que una buena canción tiene que poder ser tocada sólo con una acústica es una gran gilipollez. Es reducir la música a la melodía, y afortunadamente la música es mucho más que melodía.

Otra de las novedades de este disco es la incorporación de Fran del Valle (Perro) a la batería. Quizás para alguien que no conozca a Fran y no haya conversado con él sobre música no entienda a priori lo idóneo que es para Schwarz, ¿no?
Entiendo que lo dices porque lo conoces. Efectivamente, Fran es el batería idóneo para Schwarz en este momento, tanto por su forma de tocar como, sobre todo, por su amplitud de miras, que es algo fundamental para tocar en esta banda. De hecho, fue el primer batería en el que pensé para esta nueva etapa, aunque curiosa y significativamente (las casualidades no existen) fue él quien dio el primer paso.

De las percusiones en el disco se encarga Miguel Ángel Orengo, que se incorpora también a la banda en directo. Además, al menos en la cita de Murcia (17 de diciembre), contaréis con Raúl Frutos (Crudo Pimento). Estamos deseosos de ver cómo funciona en directo este engranaje. ¿Cómo surge esta colaboración?
Con Orengo viene de lejos, ya que estuvo a punto de ser el percusionista en el primer concierto que dimos, hace dieciocho años, en la sala Colors como teloneros de Manta Ray. Llegamos incluso a hacer varios ensayos pero al final él no pudo tocar y han pasado dieciocho años hasta que ha vuelto a surgir la ocasión. En cuanto a Raúl, la idea de incorporarlo partió de Fran, ya que sus otras bandas respectivas, Perro y Crudo Pimento, comparten o compartían discográfica. En todas los conciertos donde nos sea posible logística y financieramente vendrán los dos, pero en la mayoría de salas pequeñas sólo contaremos con uno de ellos para esta gira.

Aunque con la colaboración de Verlag, “Nación subterránea” está editado por Goecia, sello creado para la autoedición de los discos de Schwarz. ¿Os habéis planteado dar cobijo en el sello en un futuro a otras bandas para tratar de contribuir a que se abra el abanico de lo que consideráis músicas interesantes o vuestra experiencia pasada os tira para atrás a la hora de embarcaros en una faena así?
Absolutamente lo segundo. Salí muy escaldado de mi experiencia en Sandwich Records, y, aunque hoy día no cometería los errores que cometí en su momento, cometería otros. Tengo cierto criterio para seleccionar bandas, pero dirigir un sello es mucho más que eso, y en ese «mucho más» soy una nulidad.

Para terminar, aunque sabemos de tu escaso gusto por la «oficialidad» de la música murciana y aunque suene un poco a Lonely Planet, ¿podrías hacernos una pequeña guía de esa parte de la «nación subterránea” que reside en Murcia?
Pues no voy a dar nombres porque la injusticia de las listas es toda la gente que se queda fuera, pero, teniendo en cuenta el criterio expresado en la primera respuesta, cualquiera puede elaborar su propia guía. Y aclaro que esa no es una guía exclusivamente de bandas, locales, asociaciones o radios, sino, básicamente, una guía de individuos.

 

Reverendo Vinny: «Cavernícola yeyé»

Vicente Navarro, alias Vinny, es de esos personajes que toda escena musical de una ciudad necesita. Deslenguado, dicharachero y algo cafre en lo personal, una enciclopedia en lo musical, moviéndose desde el rock and roll clásico hasta el metal extremo sin complejo alguno. Este fin de semana le toca hacer doblete en directo, el viernes con Vince & The Rhythm Keepers en Alicante (Ocho y medio) y el sábado con Galleta Piluda en Murcia (12&medio). Así que he aprovechado la ocasión para hacerle una entrevista totalmente improvisada y sin previo aviso, intercambiando preguntas pensadas y lanzadas sobre la marcha con sus siempre imprevisibles respuestas. Advierto, puede que tras su lectura acabes con los ojos haciéndote chiribitas como a Marujita. A mí me pasó.

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Toundra: «Nuestra música se transmite igual a alguien de Granada que de Oslo»

Toundra es una de esas bandas que uno ve con regocijo cómo progresan profesionalmente, dando un paso adelante con cada nuevo trabajo, convirtiendo algo que podría considerarse como un hándicap, ser una banda instrumental, en una oportunidad y llegando cada vez a más gente. Es por ello que, desde que empecé a escuchar su música con asiduidad, con su segundo álbum, mantengo la costumbre de hacerles al menos una entrevista con cada nuevo disco. Aún no les había hecho una tras la publicación de IV, así que he aprovechado que visitan Alicante y Murcia este fin de semana para cumplir con la tradición.

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Cinco versiones que podría tocar Toundra y no te lo imaginas (o sí)

Mañana publicaré en este blog una entrevista a Toundra, aprovechando sus conciertos en Alicante y Murcia de este fin de semana. Pero antes, aquí tenéis un adelanto, la típica pregunta de las versiones, pero tratando de darle un pequeño giro para buscar canciones improbables. Debo reconocer que he intentado condicionar a los entrevistados, orientándolos hacia aquellos grupos en los que coincidimos (hacia el punk rock más concretamente), pero son duros de roer. Al final no he tenido éxito, o sí, no sé. Juzga tú mismo.

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Javier Bolívar, de Aurora: “Es muy difícil saber qué le puede gustar al público”

El grupo granadino Aurora acaba de editar su segundo disco. Aviso: no busquen la electricidad del celebrado ‘Géminis’ (Pías, 2013) en él. Esto es otra cosa. Algo que incluso te deja frío en primera instancia. Como si los hermanos Bolívar e Ignacio Buhígas hubieran pasado sus vacaciones en el planeta Krypton y aún lo echaran de menos. El sonido crudo y vidrioso de este ‘Sílice’ les sitúa, definitivamente, en otra galaxia. Un giro arriesgado pero decidido. Y, al fin y al cabo, natural. Era cuestión de tiempo y de dejarse llevar. Javier Bolívar (voz y guitarra) se muestra seguro y convencido en nuestro cuestionario. Admite nuevos vientos pero sin dejar nunca de lado la melodía.

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St Paul & The Broken Bones: «Indudablemente, Muscle Shoals es un lugar encantado».

St Paul & The Broken Bones durante un rodaje de videoclip, por Liesa Cole

Paul Janeway es un estadounidense del sur, de tez blanca, incluso rosada, entrado en carnes y con cara de no haber roto un plato en su vida, con un pasado vinculado estrechamente a la iglesia en un entorno rural y poco aspecto de animal de escenario. Hasta que suena la música y una energía extraña lo transforma en St Paul, un artista de voz privilegiada y repleta de matices, además de uno de los bailarines más sugerentes de la música popular contemporánea, tan ávida de buenas coreografías (con permiso del cantante de Future Islands).

En un reciente y aclamado documental sobre las coristas, ‘Twenty Feet From Stardom’, llama la atención un simpático guiño al árbol genealógico de las protagonistas: la mayoría eran hijas de un predicador. A nadie sorprende ya la obvia relación de la iglesia (y la música gospel) con su ramificación más laica y de trascendencia internacional, conocida genéricamente como soul. De ahí viene Paul Janeway, de hacer los coros en su iglesia de confianza durante su más tierna juventud, de aspirante a pastor religioso a una de las promesas más confirmadas de una actualidad receptiva al inmortal potencial de la música negra. Hecha por blancos, en este caso, pero cocida en el lugar adecuado y grabada en los legendarios Muscle Shoals. Pese a que su llamativo cantante atraiga la atención, son una banda, y muy buena, así que lo correcto es hablar de St Paul & The Broken Bones.

Están de gira europea y aprovechamos su paso por España para robarle unos minutos a Mr Janeway, al que su madre le quitó una vez un disco de Nirvana. Ahora, cuando él se lo recuerda, ella le insiste convencida en que hizo bien porque si se lo llega a dejar se habría convertido en algo distinto al gran cantante de soul que ahora es. Como demostración, le podéis dar al play y escuchar un rato mientras leéis este cuestionario.

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Eli ‘Paperboy’ Reed: «La música soul ha sido pop desde sus orígenes»

 

Eli Reed, de gira con lo puesto.

Es bastante habitual encontrarnos con Eli ‘Paperboy’ Reed por los escenarios de nuestro país. Hace ya unos cuantos años que apareció con la energía de los clásicos de la música negra, una voz superdotada y, algo muy importante pero no definitivo en la historia del género, buenas composiciones propias. Una carrera musical tiene muchos episodios distintos y en su último LP, ‘Nights Like This’, Eli decidió apartarse de la ortodoxia para acercarse a mimbres más propios del pop, algo que siempre genera cierta controversia. La gira que ahora le trae por aquí añade un giro más a su historia, ya que supone un retorno a sus inicios, a la época previa a la explosión que lo posicionó como uno de los artistas soul contemporáneos más valorados. La cosa va más bien de rythm’n blues en formato trío, conmemorando ‘Walkin And Talkin’, su disco de hace una década. Agradecidos por su guiño a la crudeza y curiosos ante la forma en la que va gestionando su relación con la música, decidimos «pasear y charlar» con él, obteniendo algunas respuestas a nuestras dudas y varias recomendaciones jugosas para paladares inquietos. 

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Alejandro Díez (Cooper): “Soy un privilegiado”

Poco tiene que demostrar Alejandro Díez a estas alturas de la película, tras quince años ya al frente de Cooper (por no hablar de otros proyectos anteriores como Los Flechazos u Ópera Prima). Ajeno a modas y tendencias, él sigue a lo suyo; guardián y defensor a ultranza de la tradición modernista de los 60 y, a la vez, abanderado sin complejos de la melodía pop más contemporánea. Incapaz de estar mucho tiempo sin componer, grabar o subir a un escenario, en la recta final de 2014 editó UHF (vía Elefant Records, como siempre), mini-elepé que anda presentando estos meses junto a Mario, Dani y Nacho por salas de todo el país. Un tour que les traerá a Murcia el viernes 23 de enero (Sala B – 23.00 h) y que nos sirve de excusa perfecta para arrancarle unas palabras a Álex. Os dejamos también, de regalo, una lista de reproducción con la música de los grupos que han ido saliendo en la conversación. ¡Ojo, que engancha!

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The Ships: «Toda la industria cultural es un terreno movedizo»

Hace ya algunos meses, después de que compartiera algo sobre GAS Drummers en redes sociales, Ángel Gómez de Miel de Moscas aprovechó para lanzarle a Dani Llamas un claro mensaje, un «tenemos que hablar», pero de los buenos, de los que uno ve y piensa que la van a liar, pero para bien. En un principio pensaba que se trataba de algo relacionado con GAS Drummers, pero me equivoqué, la sorpresa fue mucho mayor. Poco antes del pasado verano, Ángel me mandó un mensaje con dos canciones sin masterizar adjuntas: dime qué te parece. Eran «Want» y «I Got Lost», dos de los temas que componen «The Summer Of Our Lives», el debut de The Ships. Desde la primera escucha tuve claro que, aunque aquello no era nada nuevo, sonaba TAN bien que debía funcionar. Vamos, que seguro que lo iba a petar. Así fue, pasó el verano, se publicó el disco, los medios especializados y no especializados han caído rendidos ante su eficacia pop y el 2015, a la vuelta de la esquina, se presenta ajetreado para el grupo liderado por Dani Llamas, Paco Loco y Juan Ewan.

La aparición de vuestro disco ha sorprendido bastante, y gratamente. ¿Realmente creéis que es tan insólita esa mezcla como se ha dicho, o simplemente es un disco de pop-rock de guitarras “de los de toda la vida”?
No es en absoluto insólito. Yo lo veo más bien como todo lo contrario de insólito. La música es lo que yo considero “de toda la vida”, es decir “atemporal”. El problema, quizá, es que hoy en día las bandas de estribillos y guitarras brillan por su ausencia, he ahí lo insólito.

La grabación de “The Summer Of Our Lives” empezó hace cuatro años. ¿Por qué sale ahora el disco a la luz y no antes? ¿Y qué os llevó, a pesar del paso del tiempo, a no abandonar el proyecto y querer recuperarlo ahora?
The Ships nace de una manera absolutamente alejada del esquema de la industria, aunque en el caso de los proyectos donde siempre he estado ese esquema siempre ha estado pintado a lápiz. Juan y yo quisimos dejar grabadas una serie de canciones que surgieron en la distancia, y le arrastré hasta lo de Paco para que tuviera la grata experiencia de grabar con él. El resultado superó con creces nuestras expectativas, y, aunque dejamos por un tiempo el proyecto en la nevera, siempre nos decíamos el uno al otro: “¿qué haremos con The Ships?”. Lo vimos claro este año, nos prometimos hacer todo lo posible por sacarlo, así que grabamos 4 canciones más en abril, y aquí está.

Nosotros conocemos bien la casa y entendemos (y compartimos) la decisión, pero puede que haya quien se pregunte por qué una banda como The Ships, que podría recibir múltiples ofertas para publicar su disco, se decanta por una discográfica de reciente creación como es Miel de Moscas…
Sólo teníamos una oferta más o menos firme encima de la mesa, y no era un sello independiente. Lo pensamos mucho y se nos cruzó en el camino la propuesta de Ángel y Eva. La ilusión que pusieron en el proyecto superó con creces cualquier propuesta de cualquier otra persona, y decidimos que era mucho mejor confiar en ellos. De momento estamos muy contentos con formar parte de Miel De Moscas, es un verdadero placer que, en los tiempos que corren, haya personas que te arropen de esa manera. Es una suerte.

¿Os da la risa cuando os llaman «supergrupo»?
No, porque lo somos. Jajajaja. Los plumillas estáis deseando decir esas cosas, pero en realidad nuestra reacción es una mezcla de reparo y satisfacción por la de cosas buenas que estamos leyendo sobre el disco.

Estáis recibiendo buena atención de los medios especializados, pero también de los generalistas, ¿van con la historia aprendida o hay sorpresa generalizada al conocer el pasado punkrocker de Juan? ¿Han descubierto ya los del Grupo Joly (Diario de Cádiz, Diario de Jerez, etc) que en realidad no tocaba en Randy sino en Hard Ups?
Esto es muy curioso. El tipo del Grupo Joly, en realidad se topó con nosotros en el Monkey Week y se ve que le flipó el concierto. Al buscar información sobre The Ships en internet se encontraría con la historia de cuando Juanín y yo nos conocimos en un concierto de Randy en Madrid, en 1999. Ahí se haría el lío. Luego también nos hicieron una entrevista en Rolling Stone, que también se puede considerar un medio más masivo que en los que acostumbramos a salir siempre GAS Drummers o los últimos proyectos de Paco.

El disco, aparte de poder escucharse en distintas plataformas de streaming, se puede conseguir tanto en CD como en vinilo 12” de cuidada presentación. Como músicos y seguro que poseedores de buenas colecciones de discos, ¿creéis que ya ha pasado a la historia aquella infundada amenaza de la desaparición del formato físico de los discos en la que algunos se empeñaban en insistir?
Toda la industria cultural, así en plan general, es un terreno movedizo. El capitalismo entra en una fase nueva donde todo es más fragmentario y más fugaz, aunque esto ya lo anunciaba Guy Debord a principios de los 60. Al final, parece que se ha establecido una falla entre lo masivo y lo especializado. En lo masivo, el consumo es un gran caudal que circula a una enorme velocidad y con una intensa fragmentación. En lo especializado, se establecen pequeños círculos de genuinidad donde el usuario establece otra relación con el producto cultural, una relación más fetichista, por decirlo en términos marxistas.

Habéis comenzado la gira por salas (incluyendo una mini gira por tiendas FNAC) cuyo grueso de fechas se distribuirán por el próximo 2015. Pero suponemos que caerá también algún festival… ¿Cuál es vuestra preferencia a la hora de girar con vuestra música?
Por lo que vamos sabiendo, está habiendo buena respuesta de promotores de salas y de festivales, con lo que parece que en 2015 estaremos mucho tiempo en la carretera. Yo vengo de girar mucho con mi banda, GAS Drummers, y venimos de una cultura donde hemos conocido el auténtico lumpen de las escenas musicales. Hemos dormido en squats, sobre vómitos, hemos hecho matadas de kilómetros que hoy en día serían imposibles de concebir, y eso nos ha forjado como personas. Sabemos que la carretera es el rock’n’roll. No hay más. Es decir, que para nosotros no hay demasiadas excusas para no montarnos en una furgoneta e ir a tocar a sitios. Esa ha sido siempre nuestra vida, nuestra manera de conocer el mundo y de hacer amigos.

Comentaba Artur Estrada en una entrevista de Nueva Vulcano que incluso llegaban a adaptar la hoja de ruta para poder parar en restaurantes determinados. En vuestro caso concreto, ¿cambian las prioridades en esto de la música y la carretera con el paso de los años?
A ver, lo primero que hay que saber es que el amigo Estrada, al que quiero y admiro, es un gran chef, así que no me extraña lo que dice. Por ejemplo, desde que el gran Pepe de Sugus nos recomendara un sitio en El Grao de Castellò para comer arroz con verduras, siempre que vamos por la zona hacemos parada obligatoria. Pero la dieta espartana de carretera también puede consistir en un bocata con mostaza de Dijón, orejones, rúcula… Auténticos toboganes como los que les ponen a las ocas para inflarlas y hacer foie gras. Ah, en Francia nos dan muy bien de comer, siempre. Y en Euskal Herria. Ah, y los amigos de Sant Feliù. El Agus hace un hummus que lo flipáis. ‘Nuff said.

Por cierto, NUEVO talento FNAC. Vale, es el disco de debut de The Ships… pero siendo quienes sois, ¿no puede resultar algo paradójico veros bajo denominaciones de este tipo?
Sí, bueno. Llevamos mucho tiempo tocando, pero acaban de reconocer que tenemos talento. No veo ningún problema semántico en ello.

¿Qué desayuna Paco Loco para llevar tantos años repartiendo música a ese ritmo? Además, ahora de pronto lo vemos metido en directos con Australian Blonde, con The Ships… ¿necesitaba salir de la cueva un tiempo?
Pues puede desayunar cualquier cosa, por ejemplo un par de rodajas de piña metidas entre dos rebanadas de pan bimbo. Esto es así y cualquiera que le conozca puede dar fe de ello.

Ya que estamos, ¿por qué deberíamos de ir a grabar nuestro hipotético disco al Puerto de Santa María?
Si vas al estudio de Paco serás capaz de contestar a esa pregunta. El estudio es brutal, el ambiente es el perfecto, Muni te mima como a un hijo, y currar con Paco es una experiencia que cualquier músico debería probar, por lo que aprendes y disfrutas.

En general digamos que sois gente ocupada. Dani alternando G.a.s. Drummers con sus discos en solitario, Juan con El Sueño de Morfeo y Paco con el estudio, Australian Blonde, etc, etc. ¿Ahora qué, tendremos que esperar otros cuatro años para escuchar la continuación de “The Summer Of Our Lives”? ¿Será The Ships algo esporádico o pensáis darle continuidad al proyecto?
Pues de momento nos vamos a centrar en The Ships en 2015, que parece que van a estar bastante ocupados. Para mí personalmente es un placer tocar con estos 4, con Rafa y Pablo, con los que estoy en GAS Drummers siento el mayor respaldo posible, y sumar ahí a Juanín y a Paco hace un equipo perfecto para, no solo tocar, sino salir de gira.

Para terminar, que alguien nos explique por qué aparece Paco en el minuto 2:15 del video «Want» acariciando un pez espada hinchable…
Pues básicamente para que gente como vosotros, que sois tipos estudiosos y que os fijáis en los detalles, os hagáis ese tipo de preguntas. Jajajajaja. Porque en realidad siempre es buen momento para sacar a Paco haciendo de las suyas. ¿Os vale esa?

Entrevista realizada por Romu López, Víctor Martínez y Alfonso Zaplana. Contesta Dani Llamas.

The Ships estarán actuando el sábado 29 de noviembre junto a Increíbles Ful en la Sala Budokan de Cartagena.

Sid Griffin (Long Ryders, Coal Porters, Western Electric): «Nunca he intentado escribir una canción que sonara como Gram Parsons»

El descubrimiento de The Long Ryders hace unos años (bastantes después de su desaparición) supuso para mí una de esas pequeñas obsesiones pasajeras y disfrutables, habituales en los que vivimos con pasión todo lo relacionado con la música. Ya habían llamado mi atención, vía Steve Wynn, algunos de sus contemporáneos de aquello que se llamó «Paisley Underground» que, matices varios aparte, consistió en aplicarle electricidad y patrones modernos a esa influencia que ejercía en unos cuantos compositores jóvenes la música tradicional americana. O viceversa. Este movimiento se desarrolló principalmente en la zona de California y los resultados fueron bastante atractivos, hasta el punto de haber envejecido relativamente bien. El auge posterior del alt country y la americana ya es historia de la música contemporánea.

Sid Griffin, posado con banjo por Phillip Grey

El caso es que la energía rock que The Long Ryders hicieron colisionar con melodías y arreglos más propios de la tradición country & western me pareció hecha a mi medida en la primera escucha. Y ‘State Of Our Union’ se convirtió en uno de mis discos favoritos. Estamos hablando de la década de los ochenta y habría sido muy inmovilista por parte de nuestro protagonista el hecho de haberse quedado viviendo de las rentas. Los años pasan y uno va eligiendo sus propias carreteras secundarias para circular a un ritmo más pausado sin perder sentido de la orientación. Y Sid Griffin ha hecho lo propio.

Con motivo de la inminente gira de reunión de su antigua banda por España, hemos querido publicar esta conversación mantenida con él, en la que nos habla de algunos capítulos de su trayectoria como músico y escritor de corte periodístico. Para la ocasión he contado con la siempre importante colaboración de mi compañero Víctor Martínez, con el que comparto filias y alguna que otra fobia que no viene a cuento. Y como la cosa se hace más amena con música, añadimos a esta entrevista una lista de reproducción con todos los artistas que mencionamos en la conversación.

Con vosotros, Sid Griffin y su banda sonora vital. Dadle al play y a leer:

Tocas bluegrass con The Coal Porters y tu último disco es principalmente acústico. ¿Cómo te sientes volviendo a tocar rock en eléctrico con The Long Ryders?

Ya no me gusta tocar en eléctrico. He dicho esto desde hace años. Estoy haciendo la gira para ver a mis viejos amigos de los Long Ryders y tomarme un respiro de la humedad y el frío de Londres, pero tocar rock eléctrico significa poco para mí. Una vez más me pitarán los oídos y será difícil escuchar sobre el escenario. Y después del concierto me costará trabajo dormirme. ¿Quién necesita eso?

¿Qué fue primero, tu relación con la música country y con instrumentos como la mandolina o la intención de montar una banda de rock´n roll?

Empecé tocando una guitarra acústica en 1965, pero era demasiado difícil para mis pequeñas manos. Teníamos un trío pero no éramos muy buenos. Mi difunta madre tiene, de hecho, fotos de esa banda… o tenía. Por desgracia las hemos perdido.

Tenía una banda de rock´n roll eléctrico llamada The Frosties en 1970 que, increíblemente, todavía está en marcha hoy día con uno de los miembros originales de aquella época. De hecho tocamos unos pocos conciertos en el instituto, así que supongo que se puede decir que fue mi primera banda de verdad… tocábamos conciertos en los que incluso ganamos unos cien dólares. ¡Un buen dinero para unos chavales de entonces! Para ser honesto, no me gustó el country & western hasta que los Byrds hicieron ‘Sweetheart Of The Rodeo’ y entonces lo entendí.

Paisley Underground, alternative rock, cowpunks, alt country, americana… ¿Dónde podemos enmarcar a The Long Ryders? ¿Cuál piensas que es vuestro papel en la historia de la “americana music” después de todos estos años?

Estoy orgulloso del legado de los Long Ryders. Fuimos y somos un eslabón importante en la cadena. Inspiramos a los Jayhawks, Uncle Tupelo, The Black Crowes y a muchos otros. ¡Lucinda Williams estaba luchando por ser alguien y nos teloneó unas veinte veces! Le servimos mucho de plataforma para llegar a ser descubierta por Rough Trade Records más tarde.

No puedes llegar desde los Flying Burrito Brothers de Gram hasta los Beachwood Sparks sin pasar por The Long Ryders. Es tan simple como eso. Solo estábamos nosotros y Jason & The Scorchers por aquel entonces. Ninguno de los otros grupos de country rock era tan activo. Y el alt country no existía antes de nosotros.

Contraportada del ‘Gilded Palace Of Sin’ de Los Flyin’ Burrito Brothers

¿Cuál es la principal diferencia entre las bandas de las escena americana de los 80 (The Long Ryders, Del Fuegos, Cruzados…) y las actuales (Wilco, Jayhawks, etc…)?

En los ochenta no teníamos ninguna salida comercial, no había lugar para esta música. The Long Ryders fuimos tan lejos como pudimos. Ninguna emisora comercial de Estados Unidos nos pinchaba, ni a Jason ni a Green On Red. Podías ser el grupo número uno en la radio universitaria o en las listas independientes, pero eso era lo más lejos que podías llegar. En Europa, todas esas bandas de mierda como Limahl, Haircut 100 y Duran Duran dominaban las ondas. Ellos apestaban y apestan ahora.

Al menos Wilco o Jayhawks tienen su lugar ahora. Los últimos dos discos de los Jayhawks vendieron alrededor de 400.000 copias por todo el mundo. Nuestro álbum más exitoso vendió unas 40.000. Esa fue toda la cobertura radiofónica y atención mediática que íbamos a lograr. ¿Cómo íbamos a esperar nada más? Era una tarea imposible.

Nueva gira y… ¿nuevas canciones? ¿Te tienta componer con The Long Ryders?

Nada de nuevas canciones con Long Ryders, ninguna… ¿Por qué? No hay demanda para ello.

Descubrí tu música gracias a un 12” que “le robé” a mi tío. Era el ‘State Of Union’. Desde entonces, las pocas veces que tengo la oportunidad de pinchar en público pongo ‘Lights Of Downtown’. ¿Podrías recomendarme otra canción para poner?

Creo que ‘I Had A Dream’ es la mejor canción de Long Ryders. Está en el disco ‘Native Sons’ y también en el recopilatorio de Prima Records. ‘(Sweet) Mental Revenge’ es una buena canción, también está en ‘Native Sons’. Otra de Tom Stevens que se llama ‘A Stitch In Time’, del disco ‘Two-Fisted Tales’, también es muy buena.

The Long Ryders, por Richard D. Schoenberg

¿Estás todavía en contacto con otros artistas que formaron parte de aquella época del Paisley Underground como Steve Wynn, Dan Stuart o Chuck Prophet? ¿Te gusta la música que están haciendo?

No estoy en contacto con ellos. Vi a Dan Stuart tocando con una banda italiana en Londrés hace unos dos años y fue un concierto muy bueno, lo disfruté mucho. Me dijo que me enviaría un CD y nunca lo hizo, así que no he escuchado el disco en cuestión. Chuck Prophet ha estado en el Reino Unido de gira, pero ahora tengo una familia y no voy a muchos conciertos, básicamente salgo para mis propias actuaciones. Tiene un disco nuevo llamado ‘Night Surfer’ o algo así, pero no lo he escuchado.

Gram Parsons fue una gran influencia para los Long Ryders. Has escrito sobre su historia e incluso has participado en el guión del documental ‘Fallen Angel’, dedicado a su figura. ¿Qué encontraste en un artista como él? ¿Influyó en tu forma de hacer canciones?

Toda la historia de Gram Parsons fue muy trágica. Pudo haber sido una gran estrella, como Gene Clark también pudo haberlo sido. Pero ambos eligieron beber y drogarse, dejando que se les escapara ese estrellato.

Nunca en mi vida he intentado escribir una canción que sonara como Gram Parsons. Ni una vez. Él no era el mejor compositor, estuvo muy poco tiempo aquí en la tierra y realmente no hay tantas grandes canciones suyas como para decir que era un compositor brillante. Algunas sí lo son, como ‘Hickory Wind’ y ‘$1000 Wedding’, ¡pero mira cuantas grandes canciones han escrito Gene Clark o Steve Earle!

Acaba de salir una nueva edición de tu libro ‘Million Dolar Bash’, sobre la música de Bob Dylan con The Band. ¿Cuál crees que es la mejor enseñanza que podemos extraer del trabajo conjunto de estos artistas? 

No estoy seguro de que haya algo que Dylan intentara enseñarnos. Creo que se encontraba en un punto de su carrera en el que no estaba seguro de lo que quería hacer, pero que ciertamente buscaba dejar atrás la música que tocaba durante la gira mundial del 65 y 66. Por lo tanto probaron con diversos estilos en las ‘Basement Tapes’: country, blues, rock´n roll antiguo, material divertido y de contenido cómico… Dylan nunca pensó que nadie fuera a escuchar esta música, así que tengo mis serias dudas de que estuviera intentando enseñar nada a nadie.

El libro reeditado de Griffin sobre las ‘Basement Tapes’

Eres periodista y músico. ¿Qué importancia le otorgas al periodismo actual en la divulgación de la música?

Muy, muy poca. Hace cuarenta años la gente que escribía para el New Musical Express aquí en Londres lo hacía para una revista que vendía unas 300.000 copias. Hoy el NME vende cerca de 20.000 por tirada. ¿Cuánta influencia puede tener? Yo diría que no mucha.

En los viejos tiempos si Jon Landau, Lester Bangs o Greil Marcus decían que algo era bueno, eso suponía como un sello real de aprobación para decenas de miles de personas en Estados Unidos. Un artista podía construir su carrera sobre su apoyo, como atestigua la famosa frase de Landau sobre Springteen: “He visto el futuro del rock´n roll y su nombre es Bruce Springteen”. Esa frase impulsó una carrera que todavía funciona hoy. Ningún escritor de rock o de música en general se acerca a ese tipo de poder o influencia.

Además de ser una especie de webzine musical, somos una emisora de radio “underground”. ¿Cómo es tu relación con la radio actualmente?

Buena. Consigo cierta cobertura en Estados Unidos, no me va nada mal en Europa y especialmente logro una buena cantidad de difusión en el Reino Unido, así que no tengo queja. Soy un buen entrevistado porque hablo mucho, así que a la gente le gusta tenerme en su programa también. Si los Long Ryders hubieran tenido más difusión en su momento habríamos sido como los Kings Of Leon ahora.

Volviendo a tu música, ¿cómo fue la grabación de tu último disco en solitario en Nashville? ¿Qué andabas buscando?

No quería trabajar otra vez en Londres, ni con músicos británicos. Hay que decir que el productor de mi disco ‘The Trick Is To Breathe’ es alemán. Se mudó a Nashville y le va muy bien por allí. Simplemente buscaba el sentimiento y el sonido que solo podría obtener de la gente críada en el ‘Dixie’, el sur de Estados Unidos. Estuvo bien disfrutar de la comida con la que crecí durante una semana entera, y hablar con gente sin acento e incluso sin agenda.

Fue muy distinto grabar en Nashville. Cada uno de los implicados simplemente quería hacer el mejor disco posible. La rueda motriz funcionaba sin problema, por lo que el vehículo fue avanzando. El nivel de profesionalidad es mucho más alto que en Inglaterra. Nadie aparecía con retraso y la gente trabajó increíblemente rápido y con gran entusiasmo. Fue muy, muy diferente de mis experiencias de grabación en el Reino Unido.

¿Echas de menos algo de vivir en Estados Unidos?

Sí, echo de menos a los americanos. Añoro el sentido del humor, la comida y los deportes. No echo nada de menos las políticas de derechas o el empeño de meternos el cristianismo hasta la garganta. El sentido de camaradería que alcanzas en una banda americana es también bastante alto. Mis grupos en el Reino Unido siempre son como cuatro o cinco personas en sus pequeñas islas, que no se comunican tan fácil, tan bien o con tanta frecuencia. He estado un tiempo con bandas inglesas y todavía hay músicos de los Coal Porters, por ejemplo, de los que no sé mucho. Es muy diferente a mi país.

¿Qué hay de España, qué te parece su público?

España es uno de los mejores sitios para tocar en la Tierra. También lo son Holanda o Italia. Muchos lugares de Estados Unidos están bien también, y me encantó tocar en Australia. Pero sí, España es definitivamente un buen sitio para tocar solo o con una de mis bandas, sin duda.

The Coal Porters, por Dan Lenartowicz

¿Podemos definir a The Coal Porters como tu “matrimonio» más longevo con un grupo? ¿Cómo va la cosa? ¿Le das tanta importancia como a The Long Ryders?

Sí, los Coal Porters son mi matrimonio más longevo. Mucha gente incluso ni conoce a Western Electric, con los que hice el que puede ser mi mejor disco en el año 2000, pero así es la vida. The Long Ryders no son tan importantes para mí. Lo pueden ser para ti, pero no para mí. Fue hace mucho tiempo y no fue para nada mi mejor música. Fue mi mayor oportunidad de tener un hit y la época en la que obtuve mayor reconocimiento, pero no cuando hice mi mejor música. Ni hablar.