Toni Crespillo por el mundo – ‘Sabrosura en tiempos rancios’

A modo de felicitación para el Trémolo pinché la semana pasada a Elkin & Nelson en el programa, ya que es uno de esos grupos, ignorados en nuestros días y en sus bares, a los que el Reverendo Vinny y yo profesamos una admiración común. Cualquiera que tenga interés o le pique la curiosidad de iniciarse en la escucha de música de baile sudamericana debería tener en cuenta a los hermanos Marín, y los dos LPs que sacaron a principios de los 70, como puente entre dicha música y el rock, en cuanto a actitud se refiere. Cuarenta años después siguen sonando frescos y originales.

Este dúo colombiano aterrizó en España de la mano del buen gusto de un Juan Pardo que por aquel entonces andaba picado con su compi de Los Brincos Fernando Arbex, que había alcanzado el reconocimiento internacional gracias a Barrabás. Juan Pardo abrió a los hermanos las puertas de la CBS para facturar dos trabajos: El primero es ‘Elkin & Nelson’ en el 73 (hace poco reeditado por Vinilissimo), donde el dúo presentan su fresco sonido que bebe de tanto de los desarrollos funky de James Brown, la psicodelia tardía o el rock latino de Santana; como de la música cubana, la cumbia o la salsa. El segundo es el LP doble ‘Ángeles y Demonios’, inencontrable a un precio asequible, donde experimentan por el camino trazado, compactan su sonido y lo dotan una pegada que favorece a bombazos como ‘Jíbaro’, y una magia flotante en los arreglos. El tríptico de baladas «Tema de amor», «El maniquí» y la versión de «Ain’t no sunshine» entrañan una belleza mágica y misteriosa, con la justa dosis de horterismo que las engrandece. Me puedo imaginar a los padres de gente de mi edad, o algo más mayores, en plena escaramuza amorosa a punta de clavel con esta banda sonora. Como diría el Pacuco de Marina de Cope, «se te caen los calzones a plomo».

Por desgracia Elkin & Nelson, su propuesta tanto musical como estética (maquillaje a cascoporro, purpurina y atuendos estrafalarios) toparon con la sociedad rancia del tardofranquismo, que incluso aún arrastraba el yeyé, y tuvieron que emigrar al extranjero. No hay que olvidar que por aquella época gente como Marc Bolan o el mismísimo David Bowie lo tenían crudo para penetrar en mercado español gracias a la censura. Por suerte, algunos avispados djs empezaron a incluirlos en sus sets y realizaron remezclas de algunas de sus canciones para insuflar nuevos aires a una música a la que no le hacía especial falta.

Aún nos quedan sus magníficos LPs para zambullirnos y la leyenda de sus maravillosas actuaciones en directo, donde montaban la marimorena con un par de guitarras y un poco de percusión. Aquí tenéis un ejemplo de ello:

Con todo mi cariño para el Trémolo Bar.

Hasta la semana que viene.

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