
Aunque os digan otra cosa, debéis quedaros con esto: el mío es un programa de hardcore punk, lo que pasa es que para mí los límites entre estilos son bastante difusos…
Imagen: Cherry Collages.
El programa de anoche lo pillé especialmente con ganas ya que tocaba hablar de uno de mis artistas fetiches, el fascinante Joe Meek: maestro pirotécnico y alquimista del sonido más excitante del pop de los 50 y 60. Artista fundamental que entendió que el estudio de grabación podía ser utilizado como un instrumento más, dotando a las canciones de nuevas oportunidades para sonar más intensas y palpitantes. Pese a colar un buen puñado de canciones en las listas de éxitos gracias a sus pioneras producciones, su trabajo fue menospreciado y vilipendiado por la conservadora industria discográfica; quizás también por su disparatada personalidad, su ocultismo y su extrema manía persecutoria. Joe Meek se acabó quitando la vida en el 67 a los 37 años.
Aquí dejamos nuestro humilde homenaje desde la Facultad de Meekología de Neukölln, con su decano Xosé Fernández (El Átomo de Chamberí): la persona que me regaló mi primer 7″ de Meek (el «Have I The Right» de The Honeycombs). Por problemas de logística solamente hemos pinchado lo que teníamos en vinilo, dejando fuera muchísimas canciones que nos hubiese gustado poner y que dan pie para una segunda e incluso tercera edición del tributo a este gran productor, que vendrán más adelante.
Seguir leyendo La vuelta al Mongo #6: Tras el fantasma de Joe Meek
El descubrimiento de The Long Ryders hace unos años (bastantes después de su desaparición) supuso para mí una de esas pequeñas obsesiones pasajeras y disfrutables, habituales en los que vivimos con pasión todo lo relacionado con la música. Ya habían llamado mi atención, vía Steve Wynn, algunos de sus contemporáneos de aquello que se llamó «Paisley Underground» que, matices varios aparte, consistió en aplicarle electricidad y patrones modernos a esa influencia que ejercía en unos cuantos compositores jóvenes la música tradicional americana. O viceversa. Este movimiento se desarrolló principalmente en la zona de California y los resultados fueron bastante atractivos, hasta el punto de haber envejecido relativamente bien. El auge posterior del alt country y la americana ya es historia de la música contemporánea.
El caso es que la energía rock que The Long Ryders hicieron colisionar con melodías y arreglos más propios de la tradición country & western me pareció hecha a mi medida en la primera escucha. Y ‘State Of Our Union’ se convirtió en uno de mis discos favoritos. Estamos hablando de la década de los ochenta y habría sido muy inmovilista por parte de nuestro protagonista el hecho de haberse quedado viviendo de las rentas. Los años pasan y uno va eligiendo sus propias carreteras secundarias para circular a un ritmo más pausado sin perder sentido de la orientación. Y Sid Griffin ha hecho lo propio.
Con motivo de la inminente gira de reunión de su antigua banda por España, hemos querido publicar esta conversación mantenida con él, en la que nos habla de algunos capítulos de su trayectoria como músico y escritor de corte periodístico. Para la ocasión he contado con la siempre importante colaboración de mi compañero Víctor Martínez, con el que comparto filias y alguna que otra fobia que no viene a cuento. Y como la cosa se hace más amena con música, añadimos a esta entrevista una lista de reproducción con todos los artistas que mencionamos en la conversación.
Con vosotros, Sid Griffin y su banda sonora vital. Dadle al play y a leer:
Tocas bluegrass con The Coal Porters y tu último disco es principalmente acústico. ¿Cómo te sientes volviendo a tocar rock en eléctrico con The Long Ryders?
Ya no me gusta tocar en eléctrico. He dicho esto desde hace años. Estoy haciendo la gira para ver a mis viejos amigos de los Long Ryders y tomarme un respiro de la humedad y el frío de Londres, pero tocar rock eléctrico significa poco para mí. Una vez más me pitarán los oídos y será difícil escuchar sobre el escenario. Y después del concierto me costará trabajo dormirme. ¿Quién necesita eso?
¿Qué fue primero, tu relación con la música country y con instrumentos como la mandolina o la intención de montar una banda de rock´n roll?
Empecé tocando una guitarra acústica en 1965, pero era demasiado difícil para mis pequeñas manos. Teníamos un trío pero no éramos muy buenos. Mi difunta madre tiene, de hecho, fotos de esa banda… o tenía. Por desgracia las hemos perdido.
Tenía una banda de rock´n roll eléctrico llamada The Frosties en 1970 que, increíblemente, todavía está en marcha hoy día con uno de los miembros originales de aquella época. De hecho tocamos unos pocos conciertos en el instituto, así que supongo que se puede decir que fue mi primera banda de verdad… tocábamos conciertos en los que incluso ganamos unos cien dólares. ¡Un buen dinero para unos chavales de entonces! Para ser honesto, no me gustó el country & western hasta que los Byrds hicieron ‘Sweetheart Of The Rodeo’ y entonces lo entendí.
Paisley Underground, alternative rock, cowpunks, alt country, americana… ¿Dónde podemos enmarcar a The Long Ryders? ¿Cuál piensas que es vuestro papel en la historia de la “americana music” después de todos estos años?
Estoy orgulloso del legado de los Long Ryders. Fuimos y somos un eslabón importante en la cadena. Inspiramos a los Jayhawks, Uncle Tupelo, The Black Crowes y a muchos otros. ¡Lucinda Williams estaba luchando por ser alguien y nos teloneó unas veinte veces! Le servimos mucho de plataforma para llegar a ser descubierta por Rough Trade Records más tarde.
No puedes llegar desde los Flying Burrito Brothers de Gram hasta los Beachwood Sparks sin pasar por The Long Ryders. Es tan simple como eso. Solo estábamos nosotros y Jason & The Scorchers por aquel entonces. Ninguno de los otros grupos de country rock era tan activo. Y el alt country no existía antes de nosotros.
¿Cuál es la principal diferencia entre las bandas de las escena americana de los 80 (The Long Ryders, Del Fuegos, Cruzados…) y las actuales (Wilco, Jayhawks, etc…)?
En los ochenta no teníamos ninguna salida comercial, no había lugar para esta música. The Long Ryders fuimos tan lejos como pudimos. Ninguna emisora comercial de Estados Unidos nos pinchaba, ni a Jason ni a Green On Red. Podías ser el grupo número uno en la radio universitaria o en las listas independientes, pero eso era lo más lejos que podías llegar. En Europa, todas esas bandas de mierda como Limahl, Haircut 100 y Duran Duran dominaban las ondas. Ellos apestaban y apestan ahora.
Al menos Wilco o Jayhawks tienen su lugar ahora. Los últimos dos discos de los Jayhawks vendieron alrededor de 400.000 copias por todo el mundo. Nuestro álbum más exitoso vendió unas 40.000. Esa fue toda la cobertura radiofónica y atención mediática que íbamos a lograr. ¿Cómo íbamos a esperar nada más? Era una tarea imposible.
Nueva gira y… ¿nuevas canciones? ¿Te tienta componer con The Long Ryders?
Nada de nuevas canciones con Long Ryders, ninguna… ¿Por qué? No hay demanda para ello.
Descubrí tu música gracias a un 12” que “le robé” a mi tío. Era el ‘State Of Union’. Desde entonces, las pocas veces que tengo la oportunidad de pinchar en público pongo ‘Lights Of Downtown’. ¿Podrías recomendarme otra canción para poner?
Creo que ‘I Had A Dream’ es la mejor canción de Long Ryders. Está en el disco ‘Native Sons’ y también en el recopilatorio de Prima Records. ‘(Sweet) Mental Revenge’ es una buena canción, también está en ‘Native Sons’. Otra de Tom Stevens que se llama ‘A Stitch In Time’, del disco ‘Two-Fisted Tales’, también es muy buena.
¿Estás todavía en contacto con otros artistas que formaron parte de aquella época del Paisley Underground como Steve Wynn, Dan Stuart o Chuck Prophet? ¿Te gusta la música que están haciendo?
No estoy en contacto con ellos. Vi a Dan Stuart tocando con una banda italiana en Londrés hace unos dos años y fue un concierto muy bueno, lo disfruté mucho. Me dijo que me enviaría un CD y nunca lo hizo, así que no he escuchado el disco en cuestión. Chuck Prophet ha estado en el Reino Unido de gira, pero ahora tengo una familia y no voy a muchos conciertos, básicamente salgo para mis propias actuaciones. Tiene un disco nuevo llamado ‘Night Surfer’ o algo así, pero no lo he escuchado.
Gram Parsons fue una gran influencia para los Long Ryders. Has escrito sobre su historia e incluso has participado en el guión del documental ‘Fallen Angel’, dedicado a su figura. ¿Qué encontraste en un artista como él? ¿Influyó en tu forma de hacer canciones?
Toda la historia de Gram Parsons fue muy trágica. Pudo haber sido una gran estrella, como Gene Clark también pudo haberlo sido. Pero ambos eligieron beber y drogarse, dejando que se les escapara ese estrellato.
Nunca en mi vida he intentado escribir una canción que sonara como Gram Parsons. Ni una vez. Él no era el mejor compositor, estuvo muy poco tiempo aquí en la tierra y realmente no hay tantas grandes canciones suyas como para decir que era un compositor brillante. Algunas sí lo son, como ‘Hickory Wind’ y ‘$1000 Wedding’, ¡pero mira cuantas grandes canciones han escrito Gene Clark o Steve Earle!
Acaba de salir una nueva edición de tu libro ‘Million Dolar Bash’, sobre la música de Bob Dylan con The Band. ¿Cuál crees que es la mejor enseñanza que podemos extraer del trabajo conjunto de estos artistas?
No estoy seguro de que haya algo que Dylan intentara enseñarnos. Creo que se encontraba en un punto de su carrera en el que no estaba seguro de lo que quería hacer, pero que ciertamente buscaba dejar atrás la música que tocaba durante la gira mundial del 65 y 66. Por lo tanto probaron con diversos estilos en las ‘Basement Tapes’: country, blues, rock´n roll antiguo, material divertido y de contenido cómico… Dylan nunca pensó que nadie fuera a escuchar esta música, así que tengo mis serias dudas de que estuviera intentando enseñar nada a nadie.
Eres periodista y músico. ¿Qué importancia le otorgas al periodismo actual en la divulgación de la música?
Muy, muy poca. Hace cuarenta años la gente que escribía para el New Musical Express aquí en Londres lo hacía para una revista que vendía unas 300.000 copias. Hoy el NME vende cerca de 20.000 por tirada. ¿Cuánta influencia puede tener? Yo diría que no mucha.
En los viejos tiempos si Jon Landau, Lester Bangs o Greil Marcus decían que algo era bueno, eso suponía como un sello real de aprobación para decenas de miles de personas en Estados Unidos. Un artista podía construir su carrera sobre su apoyo, como atestigua la famosa frase de Landau sobre Springteen: “He visto el futuro del rock´n roll y su nombre es Bruce Springteen”. Esa frase impulsó una carrera que todavía funciona hoy. Ningún escritor de rock o de música en general se acerca a ese tipo de poder o influencia.
Además de ser una especie de webzine musical, somos una emisora de radio “underground”. ¿Cómo es tu relación con la radio actualmente?
Buena. Consigo cierta cobertura en Estados Unidos, no me va nada mal en Europa y especialmente logro una buena cantidad de difusión en el Reino Unido, así que no tengo queja. Soy un buen entrevistado porque hablo mucho, así que a la gente le gusta tenerme en su programa también. Si los Long Ryders hubieran tenido más difusión en su momento habríamos sido como los Kings Of Leon ahora.
Volviendo a tu música, ¿cómo fue la grabación de tu último disco en solitario en Nashville? ¿Qué andabas buscando?
No quería trabajar otra vez en Londres, ni con músicos británicos. Hay que decir que el productor de mi disco ‘The Trick Is To Breathe’ es alemán. Se mudó a Nashville y le va muy bien por allí. Simplemente buscaba el sentimiento y el sonido que solo podría obtener de la gente críada en el ‘Dixie’, el sur de Estados Unidos. Estuvo bien disfrutar de la comida con la que crecí durante una semana entera, y hablar con gente sin acento e incluso sin agenda.
Fue muy distinto grabar en Nashville. Cada uno de los implicados simplemente quería hacer el mejor disco posible. La rueda motriz funcionaba sin problema, por lo que el vehículo fue avanzando. El nivel de profesionalidad es mucho más alto que en Inglaterra. Nadie aparecía con retraso y la gente trabajó increíblemente rápido y con gran entusiasmo. Fue muy, muy diferente de mis experiencias de grabación en el Reino Unido.
¿Echas de menos algo de vivir en Estados Unidos?
Sí, echo de menos a los americanos. Añoro el sentido del humor, la comida y los deportes. No echo nada de menos las políticas de derechas o el empeño de meternos el cristianismo hasta la garganta. El sentido de camaradería que alcanzas en una banda americana es también bastante alto. Mis grupos en el Reino Unido siempre son como cuatro o cinco personas en sus pequeñas islas, que no se comunican tan fácil, tan bien o con tanta frecuencia. He estado un tiempo con bandas inglesas y todavía hay músicos de los Coal Porters, por ejemplo, de los que no sé mucho. Es muy diferente a mi país.
¿Qué hay de España, qué te parece su público?
España es uno de los mejores sitios para tocar en la Tierra. También lo son Holanda o Italia. Muchos lugares de Estados Unidos están bien también, y me encantó tocar en Australia. Pero sí, España es definitivamente un buen sitio para tocar solo o con una de mis bandas, sin duda.
¿Podemos definir a The Coal Porters como tu “matrimonio» más longevo con un grupo? ¿Cómo va la cosa? ¿Le das tanta importancia como a The Long Ryders?
Sí, los Coal Porters son mi matrimonio más longevo. Mucha gente incluso ni conoce a Western Electric, con los que hice el que puede ser mi mejor disco en el año 2000, pero así es la vida. The Long Ryders no son tan importantes para mí. Lo pueden ser para ti, pero no para mí. Fue hace mucho tiempo y no fue para nada mi mejor música. Fue mi mayor oportunidad de tener un hit y la época en la que obtuve mayor reconocimiento, pero no cuando hice mi mejor música. Ni hablar.
Hace unos días llegó hasta nuestros oídos que había gente reclamando que se llevara la radio a la calle, a lugares poco frecuentes. Nosotros, que somos muy cumplidores, no hemos dudado en hacerlo. Bueno, ya lo teníamos decidido previamente. En realidad ya lo venimos haciendo desde el pasado mes de mayo, que nos inventamos esto de La Turné para seguir adelante con esto de Tímpanos y Luciérnagas. Y bueno, que puede que no sea la nuestra la radio que quiere esa gente…
De cualquier forma, aquí estamos, arrancando una nueva temporada de Turné, disfrutando de la música y de la radio en buena compañía y tratando de hacer disfrutar con esto a toda esa gente que comprende y acepta esta propuesta tal como es. Gente como Paco Trastorners, que tuvo el detalle de volver a invitarnos a hacer un programa en su tienda, Bicio Urbano, esta vez para celebrar el segundo aniversario de la misma. Allí nos reunimos, alrededor del SoundBurger y una botella de vino, junto a Domingo NoSurf y todo aquella persona que de forma espontánea o pillada a traición por nuestra parte acabó sentándose en la mesa, y lo celebramos. Vaya si lo celebramos…
Para culminar la velada invitamos a la mesa a los italianos Sbanebio, una de las bandas protagonistas del concierto de aniversario de la noche siguiente, que nos dejaron muestra de su ‘tropical glam rock’ en formato acústico. Maledetto fine settimana? ¡Ni mucho menos!
Seguir leyendo T&L 68 – ‘La Turné II: Fine Settimana de Bicio Urbano’
Zarpamos en San Diego con la camisa bien abrochada en dirección a Nashville, desde donde volvemos a la California del Paisley Underground. Entramos a Benidorm a través de una puerta «Funtástica» que se abre en Detroit y se cierra en Oporto. Y todavía nos da tiempo a visitar Estocolmo, Valencia y Madrid por el camino. Todo esto en menos de una hora gracias a la música. Que lo disfrutéis.
Esta vez tocaba quedarme solo en casa de nuevo y este es el resultado. La idea era poner la psicodelia más ácida de la que soy consciente, pero no puedo evitar el ramalazo exótico. Eso, y que aún sigo intentando recuperar la música del disco duro que me petó. Seguiremos informando. La semana que viene toca una revisión sobre Joe Meek, el alquimista del pop, de la mano de Xosé, el Átomo de Chamberí.
Ya sabéis que estamos preparando nuestro segundo “Bicis y Vinilos” en Bicio Urbano, ¿verdad? La primera cita de nuestra segunda Turné. Parece que habrá cerveza para los primeros en llegar pero, para los que os importa más la música, os informamos también de lo siguiente:
Contaremos con la presencia del combo italiano Sbanebio (glam rock tropical desde Florencia), la indispensable ayuda de Domingo NoSurf y su hambriento SoundBurger, más las recomendaciones de Paco Trastorners, el amo del calabozo. Pincharemos discos, tendremos actuaciones en directo, entrevistas, visitas sorpresa, peleas en directo, reconciliaciones en diferido, algún señor mayor queriendo hablar de su libro… En fin, nuestra deriva habitual; el rollo Tímpanos y Luciérnagas. Ámanos o ignóranos (pero no nos hagas sufrir ni un poco).
A todos los que nos amáis (y a los que nos queréis solo por nuestro físico también, venga), os invitamos a que nos acompañéis en este “chou” que tenemos preparado para el próximo jueves, 13 de noviembre de 2014, en el número 11 de Mariano Vergara, Murcia (20.30 horas). Radio en vivo, callejera, pirata, libre y necesaria.
Luego, a las 23.00 horas, nos acercaremos al Musik (Ronda de Garay) para ver a dos de las bandas emergentes más prometedoras del panorama sur: Monte Terror (Almería/Granada) y La Maniobra de Q (Murcia). Un cartel pensado para fans de My Bloody Valentine, Sonic Youth, Slowdive, Spacemen 3 o Los Planetas, entre otros. No olvides los tapones si tus oídos son sensibles y… ¡únete a la fiesta del ruido!
Pero la fiesta no acaba aquí, sino al día siguiente (viernes 14 de noviembre), también en la sala Musik, celebrando el 2º aniversario de Bicio Urbano con Galleta Piluda, Trastorners y, por supuesto, Sbanebio. Además, puede que te vuelvas a casa sobre dos ruedas, si tienes suerte y te toca la bicicleta que se sorteará al final de la noche.
Pues eso, ya te hemos hecho el plan para el fin de semana. No te quejarás, ¿no?
J 13 nov:
– 20.30 h: “Bicis y Vinilos” (radio show) en Bicio Urbano (Mariano Vergara, 11). Entrada libre.
– 23.00 h: Monte Terror + La Maniobra de Q (concierto) en sala Musik (Ronda de Garay). Entrada: 3 €.
V 14 nov:
– 22.00 h: Galleta Piluda + Trastorners + Sbanebio (concierto) en sala Musik (Ronda de Garay). Entrada: 5 € (y sorteo de una bici).
Para todo lo demás, timpanosyluciernagas.com y tremoloradio.com
Tomillo, miel y limón. Eso me habría venido bien para paliar la tos y la carraspera con las que tuve que lidiar durante toda la grabación de esta entrega, que empezó sugerente y poco a poco se fue volviendo hardcore. Por suerte, este es un programa en riguroso diferido y con una buena dosis de tijeretazo y con la ayuda del compadre Romu López en post producción, tenemos finalmente aquí una grabación medianamente equilibrada. Bueno, todo lo equilibrado que puede ser un programa de mi cosecha…
Esta semana hemos bajado a las catacumbas de Neukölln (Berlín), donde habita nuestro oriundo invitado. Ricardo «Rico» García fundó en su Lima natal, junto a otros colegas, el maravilloso fanzine Sótano Beat. Un fanzine que redescubrió la música peruana de los 60 y 70, realizando entrevistas a artistas tales como Los Saicos; y que escarbó en el mundo suburbano de la cumbia peruana y la chicha.
El habitáculo de Rico está plagado de vinilos antiguos y cachivaches destartalados, y lo normal es verse sorprendido por chispazos y zumbidos, de los cuales no se sabe el origen y que también hacen su presencia en este programa. Digamos que el hábitat de Rico es la electricidad en sí misma, como si de un Tesla andino se tratase. En estos días se dedica a domar estos calambrazos con sus Chicos del Pantano en distintos locales.
He aquí una muestra de la variada biblioteca que atesora nuestro invitado, y de la que nos da buena muestra haciendo un breve recorrido por el Perú más emocionante a través de chispeantes postales sonoras. No dejen de seguir al Sótano Beat en Facebook y en su blog.
Seguir leyendo La vuelta al Mongo #4: En el Sótano Beat de Ricardo García
Hace unos años recibí una oferta que no pude rechazar, crear un netlabel con el propósito principal de publicar en formato virtual el debut de Cherry, compuesto por aquellas canciones que este músico alhameño había ido componiendo y grabando en solitario en su garaje tras la disolución de Cherry and the clouds. Con el paso de los años tuve el honor de publicarle otros dos discos más, entre otras variadas referencias, antes de la llegada de Bandcamp, que para mí supuso la pérdida de sentido de mantener un netlabel con el planteamiento que a éste le había dado, y antes de que despertara el interés de Foehn Records, discográfica barcelonesa por la que acabó fichando. Bajo esta etiqueta ha publicado dos nuevos álbumes, que desde mi punto de vista contienen algunas de las composiciones más originales y sugerentes que han visto la luz en nuestro país en los últimos años. No obstante, quizás por su carácter un tanto outsider y su estilo experimental y alejado de las tendencias (como eclecticismo escurridizo han definido su propuesta en la web del Primavera Club), sigue siendo un tanto desconocido más allá de su entorno geográfico más cercano. Muestra de ello es que haya sido tras la celebración del mencionado festival cuando ha despertado la atención de algunos medios, como Indiespot o This Is Underground, que han incluido al murciano entre los destacados o como sorpresas de esta edición. Aprovecho la ocasión para que nos ponga al día sobre su actividad. (Foto: Julia Lomo, Juno Producciones)
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