Optimus Primavera Sound, punto de inflexión

Parque da Cidade, el mejor recinto posible

Este año ha costado, mucho, no soy el único que ha sido zarandeado por la situación económica y laboral en los últimos tiempos y eso te lo pone difícil a la hora de disfrutar de tus aficiones favoritas. Las mías suelen ir ligadas a la música. Además de economizar, necesitaba también cambiar de aires para disfrutar una de mis citas ineludibles del año, el Primavera Sound. Recuerdo perfectamente la primera vez que asistí a este festival, era su segunda edición, en el Poble Espanyol, después vinieron muchas más. Inmediatamente me atrajo lo variado y original de su cartel y ese afán de diferenciarse del concepto masivo que ya se hacía muy patente en otros eventos como el FIB. O eso me lo parecía a mí, porque lo cierto es que con los años, como era de esperar, la edición barcelonesa de este evento también se ha masificado, creciendo hasta convertirse en una especie de monstruo inabarcable para muchos. La calidad del cartel, con algún que otro guiño efectista demasiado cantoso, ha permanecido año tras año a un nivel muy alto, aunque hoy ya excesivo en la cantidad de oferta de grupos y escenarios. Todo cosas del negocio, supongo.

Lo bueno que podemos extraer de esta reflexión es que los beneficios de ese negocio parecen haber sido invertidos con más o menos éxito en distintas ramificaciones que nos hacen mantener la esperanza a los que siempre hemos pensado que la marca Primavera Sound, con sus bondades y miserias, ha creado los mejores y más variados carteles de festival que se han visto en España, posicionándose entre los mejores del mundo en los últimos años. El Primavera Club como hermano pequeño de invierno tendría bastante que debatir para mi gusto, es una buena idea pero con algunas cosas muy importantes que pulir. De lo que yo quiero hablar realmente es de la ramificación portuguesa del asunto: el encantador Optimus Primavera Sound. 

Detalle de uno de los cuidados rótulos que adornaban el recinto

La experiencia portuguesa

Curiosamente, de los primeros que me acordé cuando pisé el recinto del Parque da Cidade, en Oporto, es de todos aquellos que plantean siempre la idea de festival como una estresante sucesión de grupos prescindibles alternados con otros interesantes pero que hacen su concierto demasiado corto y un dj de zapatilla cerrando la fiesta a golpe de bombos criminales. Todo esto regado por ríos de meados de diversa procedencia, con bebidas que saben a meado a precio de oro y con asistentes a los que solo les falta mearse encima para parecer más animales que personas. Hay festivales que se parecen mucho a eso, sí, algunos los tenemos muy cerca de casa, pero tampoco es plan de generalizar tanto porque hay cosas realmente distintas. Yo podría poner varios ejemplos basados en experiencias propias, pero hoy le toca a la bella ciudad de Oporto, a su Primavera Sound y, por qué no decirlo, a sus precios. Vamos, que lo que intento explicar es que he estado en un lugar ideal para disfrutar de la música y para que los que acumulan varias capas de odio y desencanto hacia los festivales “en general” se reconcilien con la experiencia de compartir varios días con tus amigos preocupándote solamente del próximo concierto que vas a elegir del “programa de fiestas”. Un festival es una experiencia estupenda cuando se hace bien. 

Los festivales, mejor con amigos

Y estos en Oporto lo hacen bien por varios motivos que voy a intentar contar lo más resumidamente posible: no paras de pisar cesped durante los tres días que dura el disfrute, tienes unas zonas de esparcimiento relajantes de verdad, hay mucho y buen ambiente pero poco público molesto, no hay masificaciones, con algo de cola previa puedes cenar decentemente casi de todo, las bebidas son asequibles de precio aunque se eche en falta algo más de variedad, hay una zona con vinos (algo caretes) y café (a euro) y ambos saben bien, las instalaciones mantienen un encanto estético que se agradece y además hay muy poca distancia entre escenarios…Como anécdota habría que señalar también lo de ser recibido en la puerta por la policía portuguesa, que es algo que calienta pero no quema, porque su trato es más bien amable y respetuoso con los asistentes, que a fin de cuentas te estás dejando la pasta allí sin dar demasiado el follón. Eso sí, cachearte te cachean al entrar, aunque sea con amabilidad.

Hay muchas ventajas hoy por hoy en el plantemiento del joven (dos años recién cumplidos) Optimus Primavera Sound con respecto a otros eventos similares, pero sin un recinto como el Parque da Cidade se quedarían en un “quiero y no puedo” constante. Además del recinto, por supuesto, la música que allí vas a escuchar es fundamental. De eso me voy a encargar ahora con algo más de detalle, pero anticipo una cosa importantísima: el sonido fue excelente. Siempre se dice que cada asistente a un festival lleva un ingeniero de sonido dentro, y bastante deslenguado añadiría yo. En esto me he limitado a dar mi modesta opinión con cierto conocimiento de causa y mucho de subjetividad, ya que esto es una crónica personal.  

La música

Vamos pues con los conciertos. Comenzaré diciendo que el cartel me pareció de entrada muy bueno, lo que sumado a los pocos solapes que hay que sufrir en la programación hizo que paradojicamente disfrutara mucho de poder ver los conciertos completos sin pensar en lo que me estaba perdiendo en otro escenario. Aún así, la capacidad de desdoble que hemos desarrollado virtualmente en el programa de radio gracias al riguroso diferido no he sido capaz de extrapolarla a la vida real y algo me perdí. Voy a intentar contar lo que ví en orden cronológico.

Jueves 30

GUADALUPE PLATA  18:00, Super Bock

Una inmejorable banda sonora para mi bautismo portugués, nada más llegar al recinto me tomé la primera cerveza mientras mi orgullo de español del sur se hinchaba a golpe de guitarrazos imbatibles procedentes del escenario Super Bock, patrocinador cervecero de turno. A destacar la personalidad y actitud sobria del grupo de Úbeda, que los capacita para interpretar con intensidad, mucha técnica y sin complejos una música que nació muy lejos de su pueblo natal. Un buen concierto sin concesiones ni altibajos.

MERCHANDISE  18:55, Optimus

Primer pinchazo del festival en el escenario grande. Es cierto que el viento no ayudaba nada con el sonido, pero el grupo tampoco se hizo ningún favor con la actitud demostrada. Me acerqué durante un par de temas todo lo que pude al escenario a ver si era cosa mía pero ni aún así, me aburrieron igual. Son de Texas, pero parecían un hype inglés del montón. El caso es que algunos amigos de criterio bastante fiable me habían hablado bien de ellos pero su actuación no llegó a cuajar. Será cuestión de gustos, o no.

 WILD NOTHING 19:50, Super Bock

Otros americanos haciendo pop en el escenario contiguo, con mejor acústica por aquello de la ubicación algo más resguardada, un sonido bastante pulcro. He leído por ahí que Jack Tatum, cantante, guitarrista y cabeza pensante del grupo se encontraba a la bartola en la playa de Matosinhos muy pocos minutos antes de la actuación (no aclaran si por despiste o por accidente) y que se pegó una carrera importante para llegar al concierto. Se agradece el esfuerzo pero a mí me dejaron un poco frío. Ganaron enteros cuando se dignaron a pisar, aunque timidamente, el pedal de distorsión en la recta final del concierto. Un amigo decía que si le quitabas el “wild” y los dejabas en “nothing” te quedaba una crónica perfecta de su actuación. Estoy con él.

THE BREEDERS performing Last Splash  19:50, Optimus

La figura icónica (y ahora también de musa de Botero) de la “pixie” Kim Deal demostró al mundo en los noventa que ellas, cuando quieren, también mandan en esto del rock. O del pop, que lo mismo da. Su Last Splash fue todo un acontecimiento discográfico y a Oporto habían venido a interpretar ese disco de principo a fin, más algún extra al final del concierto. Una vez superado el impacto visual inicial, fruto del paso del tiempo, unas sonrientes, dicharacheras y predispuestas hermanas Deal, acompañadas del resto de la banda original, hicieron un repaso más que digno de sus canciones con algunos momentos álgidos y otros algo más descafeinados. A mí en general me gustó bastante la experiencia, pese a la inquietante sonrisa permanente, incluso socarrona, de la otrora distante Kim ¿Mejor sin Frank Black a su vera, o simplemente contenta de que no le haga sombra?¿Derivarían sus disputas del catering, como comentaban algunos malvados a mi alrededor?

The Breeders, por Dam Bernal

NICK CAVE & THE BAD SEEDS 23:35, Optimus

Las ganas de cenar hicieron que me perdiera a Dead Can Dance, un grupo que había despertado mi curiosidad al ver su concierto de Barcelona en el streaming que Primavera TV había ofrecido una semana antes. Tenía su lógica, porque intuiamos que nos esperaba una nueva descarga de adrenalina oscura e iracunda del incombustible Nick Cave y esa precisa guardia pretoriana de la instrumentación que son los Bad Seeds. Se marcaron composiciones tremendas de su extensa discografía mezcladas con otras del casi recién estrenado Push the sky away, intensificando algunos pasajes hasta convertir su sordidez escupida a la cara en un imparable entusiasmo colectivo. Lo mejor para mí fue eso, el juego maestro de intensidades: cuando el jefe susurraba la multitud callaba y cuando los Bad Seeds se lo proponían todo explotaba por los aires. Cave, embutido en negro brillante de pies a cabeza, domina como nadie lo de romper la “cuarta pared” y se pegó unos cuantos saltos a un lado y otro de la valla, rebozándole la cebolleta a las primeras filas y agitando al público sin contemplaciones. Por cierto, en una de esas idas y venidas se cayó de culo y en otra acabó luciendo una de las omnipresentes coronas de flores que adornaban las cabezas de las festivaleras. No le tendremos en cuenta ninguna de las dos cosas por esta vez, ya que de ambas situaciones salió triunfal, sin que se le escapara ni sonrisa nerviosa ni mueca de dolor en ningún momento. Esta grabación tomada desde las primeras filas ilustra bien lo que cuento.

 

 DEERHUNTER  1:00, Super Bock

Un puñado de buenas canciones (de pop, psicodelia, rock, noise o de todo eso junto), la presencia carismática y peculiar de Bradford Cox y un característico trenzado de guitarras saturadas han generado, disco tras disco, un interés creciente por esta banda de Atlanta que venía de actuar por triplicado en el Primavera Sound barcelonés. Cox, agradecido o interesado, según se mire, se refirió a este como “…the best festival. The ONLY festival”. Hubo división de opiniones entre los que presenciamos su concierto. Por un lado los fans más acérrimos del grupo que se quedaron necesitados de algo más, que los vieron algo desganados, cansados de sí mismos. Por el otro, los que quizá no esperábamos mucho más de lo que hicieron: un concierto correcto (incluso notable en mi opinión), que fue de menos a más en intensidad y que no dejó demasiadas anécdotas más allá de la corona de flores (sí, otra vez) con la que salió el desgarbado cantante a escena y algún que otro chascarrillo a costa del cumpleaños del bajista y de los avisos al respecto de su facebook. A mí me metieron en el bolsillo por guitarreros y por un repertorio que me divirtió bastante. Satisfactorio y a buena hora.

Bradford Cox, retratado en directo para prefixmag.com

 JAMES BLAKE  2:15, Optimus

Habrá gente que opine lo contrario que yo, no les quito razón, pero a esa hora, con esa cadencia y sin gustarme demasiado su música me pareció un poco coñazo y una banda sonora ideal para abandonar el recinto sin hacer mucho ruido, comentando la jornada con los amigos y apurando las últimas cervezas.

Viernes 31

NEKO CASE  18:50, Super Bock

La conocí, como tantos otros, a través de su trabajo junto a los New Pornographers, donde su aportación siempre ha sido destacada. Acostumbrada a ir a su aire, combinando colaboraciones varias con sus trabajos en solitario, Neko Case es un nombre con personalidad (y carrera) propia. Esa seguridad se hizo notar en su concierto. Sosegada, discreta, bien afinada y convencida de lo que nos contaba con sus canciones, la pelirroja de Virginia supuso para mí un inicio de tarde inmejorable. Iba muy bien escoltada por una entonada, aunque un poco prota, Kelly Hogan a los coros (grato descubrimiento), un barbudo guitarrista (con la única pedal steel que vi en todo el fin de semana) y un más barbudo todavía bajista. La formación la completaban un teclista y un batería tan sobrios como efectivos. Sólo me faltaron algunos amigos más para comentar mejor la jugada, como nuestro colaborador Jaime Parra, reconocido admirador de Neko. Me conformaré con darle envidia y contarle lo mucho que me gustó.

Neko Case & co, pop de raiz

DANIEL JOHNSTON  20:00, ATP

Lo de exponer a una persona como Daniel Johnston al directo puede tener varias lecturas dependiendo de donde le pongas el foco al asunto. Las continuas sensaciones encontradas que me provocó su concierto ya tienen valor por sí mismas, por su verdad, por la influencia que ha tenido en otros músicos (la lista es larga e incontestable) y ¡joder! porque tiene melodías y letras muy buenas en su aparente candidez. Me gustó verlo y sufrí menos de lo esperado con las consecuencias físicas propias de su enfermedad. Los chicos de Betunizer le pusieron música a sus composiciones, dignificándolas con contundencia y la necesaria cintura que requiere acompañar a un artista como él. Todavía resuena en mi cabeza ese “true love will find you in the end”.

True love will find him in the end

 SWANS  21:10, Super Bock

Era un poco pronto para enfrentarse a la densidad sonora de Michael Gira y compañía, de hecho al segundo tema ya me había quedado practicamente sin amigos y solo me acompañaba mi paciente e inseparable Sole Destroller (la única capaz de enfrentarse a Gira y decirle “¡no me grites más, qué tio, todo el día enfadado!”) y el detective Piwenko, un auténtico todo terreno. Quizá era un poco temprano para un concierto tan “dificil”, aunque yo le encontré varios momentos disfrutables y en las primeras filas era una experiencia sonora impresionante. Tuve que ir al aseo y mientras hacía mis cosas parecía que el cubículo portatil iba a despegar de tanta vibración. Swans impresionan, para bien o para mal. Mención especial para uno de los de seguridad que soltó un “wow” después de una de las canciones y me preguntó con cara de sorpresa que cómo llamábamos a esta música, que para él era “trash metal”.

Michael Gira, pura intensidad

 GRIZZLY BEAR  22:50, Optimus

A favor de los de Brooklyn diré que sonaron muy bien y que consiguieron dejar el escenario grande como una balsa de aceite. Una vez cenados, después de la descarga de Swans casi que se agradecía su música. Entre charlas con los amigos y vistazos varios al concierto pasamos un rato agradable, sin más. A destacar la profesionalidad y educación del vocalista Ed Droste con el público. En contra añadiré que eché de menos algo que me llamara más la atención, que me atrapara, no me llegaron a enganchar en ningún momento por lo plana que fue su propuesta.

METZ  23:55, Pitchfork

Una vez puestos a que nos peinaran “p’atrás”, hubo un grupo que para mi gusto lo hizo mejor que los propios Swans. La energía que se trajeron los Metz desde Toronto me pareció casi sobrehumana. En su habitual formato trío, se despacharon con un set acojonante, tremendo, sin tregua. El factor añadido es que, pese a la intensidad de su sonido, su concierto fue ágil, nada espeso, un soplo de aire tan fresco como saturado. Aunque sería reduccionista compararlos solo con ellos, así me imaginaba yo sonando a unos Nirvana en directo a los que nunca vi.

BLUR  1:25, Optimus

Lo de esta gente fue sencillamente espectacular. Ya que regresas a los escenarios, que sea así, con energía, empatía con tus compañeros y comiéndote al público. A Blur se les nota que tenían ganas de volver a tocar juntos, que tenían la sensación de haberse dejado algo a medias. Hace poco vi el documental No distance left to run en el que se repasa su trayectoria como banda y se da buena cuenta de los motivos que les llevaron a volver a juntarse, se hablaba de varias cosas, pero mucho de la amistad entre ellos, de esas relaciones personales que al final son las que marcan la diferencia. Una vez reunidos y mirándose a la cara, el dinero también importa, claro. Pero lo que yo pude ver con mis ojos fue algo más, lo que yo ví fue a unos músicos cuya mejora individual en los últimos años se nota mucho a la hora de reinterpretar unas canciones que se cuentan por hits. Las fueron soltando una tras otra con una ejecución y potencia asombrosas (lo de Graham Coxon con la guitarra es casi marciano a veces), la gente se volvió loca, bailó y coreó cada uno de los estribillos. Aunque para coros los de voces negras que acompañaban a la banda, junto a los vientos supusieron un escalón más de calidad muy presente que se agradeció mucho en el resultado. Se montó una buena fiesta y todos salimos un poco rejuvenecidos de la misma. Será que la gente también tenía ganas de verlos en directo. Realmente acabaron con Song 2, pero para mí fue un anticlimax, ya que el verdadero final bonito y apoteósico hubiera sido The Universal, que sonó la penúltima. La que siempre suena inmortal es Tender, que también es de las más coreables. Como muestra esta grabación de alguien entre el público. 

FUCK BUTTONS  3:25, ATP

Los vimos un ratillo, su propuesta de electrónica sonaba interesante, con graves bien saturados y algunos pasajes más ruidistas, pero lo cierto es que no era lo que nos apetecía en ese momento en un entorno como el del escenario ATP, que era como un idílico claro en el bosque. Nos fuimos por ahí a dar vueltas y a lanzarnos sofás hinchables a la cabeza. Sí, empezaba a ser un poco tarde y las neuronas ya nos patinaban un poco.

Sábado 1 de junio

DINOSAUR JR 20:20, Optimus

El sábado empezó un poco más tarde que el resto de días para nosotros, ya que el viernes se alargó la noche un poco más de lo previsto. De todos modos, solo me perdí a The Drones de mi lista de favoritos. Por lo que me contó un amigo, parece ser que su cantante también tuvo una noche larga, o una mañana-tarde intensa, ya que su etílico espectáculo no acabó de conectar con unos inmóviles “portuguese cunts” a los que no dejó de provocar. Me gustaría haberlos visto un rato, no pudo ser. A cambio tuve el mejor recibimiento posible: el de mis adorados Dinosaur Jr sonando atronadores. Para mí fue el mejor concierto del festival, directamente. Por lo que me gusta escuchar su repertorio en directo, por lo pura que es la experiencia musical que ofrecen, sin artificios, todo feedback y contorsionismo físico y sonoro, por honestos y naturales. Siempre destacamos la personalidad de J.Mascis con los riffs y arreglos de guitarra, hay que rendirse a la evidencia. Pero siempre hay más, Mascis estuvo como siempre a gran altura, pero no era menos impresionante ver a la sección rítmica funcionando como una auténtica apisonadora: a Lou Barlow le faltó golpearse con el bajo en la cabeza, se le cayeron las gafas cuarenta veces de tanto moverse y daba la sensación de que podría haber seguido tocando toda la tarde. El batería que sustituia a Murph, de nombre Kyle Spencer, no desmereció en absoluto el espectáculo, aporreando los parches como si no hubiera mañana. Nunca fallan.

Mascis en pantalla y el público abofeteado por sus riffs, por Sole Destroller

 LOS PLANETAS  21:30, Super Bock

Salieron al escenario saludando como estrellas y bien arropados por sus eternos incondicionales entre el público: mucho treintañero español dispuesto a pegarse la  habitual sesión de karaoke pop planetera. Sonaron bastante pulcros y fieles a lo que suelen ofrecer en directo aunque a mí me faltó la guitarra de Florent, sobre todo en los primeros compases del concierto en los que me costaba mucho encontrar sus arreglos, Me pareció una cuestión de volumen. Eric aparte (como en el disco que repasaban, fue el más inspirado y enérgico de la banda), el arranque de los de Granada me supo un poco descafeinado, lo mejor vino después cuando se fueron calentando. Lo de la pose apática de J molesta a muchos pero a mí me da igual, nunca lo he visto dando saltos en ningún concierto. Yo les pondría un 6 como los que sacaba yo cuando estudiaba y me decía mi padre que podría haber hecho más si no fuera tan disperso. 

 WHITE FENCE  23:00, ATP

Pese a que iba al festival sobre aviso (con sus discos escuchados y con la idea de que su concierto iba a estar bien), los californianos fueron una grata sorpresa para todos los que nos animamos a hacerles una visita. Lo suyo es una propuesta de rock de baja fidelidad y grabaciones caseras, con tintes psicodélicos y melodías de aroma sixties. Solventes a la hora de darle cuerpo a las canciones en directo, con un frontman disparando atractivas líneas de voz y personales arreglos de guitarra, muy concentrados, los White Fence hicieron un concierto estupendo. Tienen un valor añadido en la forma original en la que pervierten las estructuras tradicionales del rock. El público se lo agradeció con mucha receptividad y una buena afluencia. Muy a tener en cuenta esta banda y las que la acompañan en el catálogo del sello Woodsist. Por cierto, me entero mientras escribo esto de que el cabeza pensante del grupo es el mismo de los Strange Boys. Ya decía yo que me resultaba familiar.

White Fence, retratados por la web hablatumusica.com

 SAVAGES  23:50, Pitchfork

Estas chicas londinenses no son mi rollo, pero por lo que veo y oigo sí que llegan a mucha gente. Abarrotaron la carpa con su post punk de tintes oscuros y durante los cuatro o cinco temas en los que les presté atención sonaron muy contundentes y con una cuidada (un tanto sobreactuada la cantante para mi gusto) presencia escénica. Lo dicho, parece que lo están petando pero a mí no me acaban de convencer. 

 NURSE WITH WOUND 00:25 ATP

No tenía ni idea de lo que hacían, pero los elegí para descansar las piernas un rato tirados en el cesped sobre una de las mantas de picnic que cada día regalaba la organización a la entrada al recinto. Resultó ser un concierto de paisajes sonoros lanzados por cuatro músicos ya maduros y parece que bastante respetados en su género. Lo interesante de su música a mi juicio estuvo en algunas texturas y sonidos curiosos, pero para ser sinceros no nos engancharon a ninguno. Como mantra relajante para estar tirado en el cesped no estuvieron nada mal, pero de pie y con ganas de mover las caderas la cosa no hubiera funcionado. 

 MY BLOODY VALENTINE 1:20 Optimus

Lo reconozco, llamadme lo que queráis pero no entiendo a Kevin Shields y su manía de bajarle tanto volumen a su voz. La sensación se me antoja un poco ridícula, porque lo ves moviendo la boca como un muñeco de ventrílocuo huérfano, al que no se escucha absolutamente nada. El muro instrumental de sonido que construyen me gustó más que en otras ocasiones, ya que me coloqué precavidamente lejos del escenario y pude apreciar mejor los matices de sus canciones. Por lo menos no hicieron el reparto absurdo de tapones para los oídos de otras veces. Respeto a esta banda por sus influyentes composiciones shoegaze, pero no logro empatizar con las neuras de su cabeza pensante para los directos. Me fui a mitad porque quería ver desde el principo a una de mis bandas favoritas del cartel: Titus Andronicus.

 TITUS ANDRONICUS  1:55 ATP

Y el Dios de los festivales me castigó por meterme con la no-voz de Kevin Shields provocándole una afonía galopante (y preocupante) al vocalista, guitarrista y letrista (echadle un vistazo a las extensas letras, merecen la pena) de Titus Andronicus, Patrick Stickles. Ya venía yo avisado por un amigo de que en Barcelona habían sonado un tanto deslucidos a causa de los problemas de garganta del cantante, que por cierto no para de fumar. Me dio bastante rabia no poder escuchar sus enérgicos berridos, y al principio no sabíamos si era cuestión de volumen de los micros o simple incapacidad. Era lo segundo, pero el enfermo en cuestión, lejos de achantarse, se pegó un conciertazo de auténtico zumbado: que si me tiro al público, que si me suben en volandas, ahora me quito la camiseta…Todo muy punk, con mucha actitud y amparado por otros cuatro locos muy bien engrasados como banda. Son uno de mis grupos favoritos del momento, con mucho talento para componer himnos borrachuzos con literatura callejera, pero lo de la voz de su cantante me dejó mosqueado. Aún así, mermados, triunfaron a lo grande y se metieron a todo el mundo en el bolsillo. Demostración: este video en el que se ve poco pero se intuye y escucha mucho de lo que allí pasó…

 Y así, aprovechando la energía que nos había transmitido esta banda de New Jersey, nos fuimos para el apartamento esquivando a los Fucked Up y a algún que otro dj, que había que coger un avión al día siguiente con el cerebro fresco para que los de Ryanair no te la metan doblada. Ya estoy empezando a juntar los euros para poder llegar al Optimus Primavera Sound del año que viene.

Paco Larrosa

Muy buena crónica. Lo de Merchandise toda la razón. A mi me engañaron los primeros 10 minutos y hasta lo recomendé en el calentamiento inicial de su concierto, pero a la tercera canción ya me estaba largando aburrido..

Andújar

Gran diario de un gran festival. Totalmente de acuerdo con la opinión de que es un festival para reconciliarse con los festivales, parece que lo disfrutamos como boy scouts (algunas veces boy scouts con pintas extrañas que seguro-vienen-a-ver-a-k&k). Añado además que Oporto es una ciudad preciosa, baratica y con un ambiente genial, para los que se quieran terminar de animar otro año.
Respecto a la música, 100%agree (que para eso estuvimos chepa con chepa), me quedo con los sexy lovers de la monja bigotuda de Cave y la sardina resacosa de Titus (cada una tiene sus fantasias, qué le vamos a hacer). Además proclamo pasión infinita a Neko Case (hace 8 años que soñaba con ver a esa pelirroja, que ahora q se ha dejado las canas al aire mola más todavía), The Breeders (te has pasao con lo del catering, aunque seguro que hay verdad ahí) y Savages, que si bien parecen afectadas con el rastro de Division (como tantos otros grupos),con su afición boller (si es que algo boller seré yo tb) a mí si que me llegaron, sobre todo la batería, que se lleva todos mis aplausos por defender los tambores a hostia limpia y se torna en mi ejemplo a seguir desde right now.

ps.- Grandes las fotos tb, y muy bonita la foto de equipo, como el equipo mismo.

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