Corizonas son simplemente una banda de rock. Puede que sean previsibles, que su primer disco no suponga ningún hito en la historia del género o incluso que muchos no se acaben de creer la propuesta de ese Frankestein que han creado, fruto de la unión de Los Coronas y Arizona Baby. Poco convencido con su álbum de debut, fui a verlos y a fotografiarlos, basicamente porque me gusta el rock´n roll de toda la vida, el que se hace sin demasiadas pretensiones y con mucha energía. Y calidad, claro. Eso fue precisamente lo que me encontré, un concierto mejor y más divertido que cualquiera de los que he podido ver de las dos bandas fusionadas. Sonó bien, fuerte, con riffs contundentes, una base rítmica impecable que hacía crecer a las canciones y mucha comunicación con el público. Era su de fin de gira y tenían ganas de marcha, aunque sugirieron que alguno de la banda venía sin dormir. Al final consiguieron que todo el mundo se levantara de sus asientos y se montara lo más parecido a una fiesta que puede ofrecer un concierto de auditorio. Mención especial para la entrañable aparición de Miqui (no el Puig, gracias), ilustre ye ye que puso mucha energía y poca memoria con la letra de la canción. Buenos músicos con mucha carretera en el cuerpo, pasándoselo bien, era eso el rock´n roll ¿no?
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