Me llamaban Coyote – ‘Las ventajas de ser un marginado: aquella música de principios de los 90’

Como la canción de los bilbaínos Zenttric, Modernos que critican a modernos, las primeras críticas que leí de Las ventajas de ser un marginado no me animaban a verla. Joric, en Jenesaispop, escribe que trata sobre el nacimiento de un hipster. Y en otra revista -creo que en Cinemanía- la califican directamente como la primera película para hipsters.

Quien haya leído ¿Qué fue de lo hipster? (Alpha Decay), coordinado por Mark Greif, probablemente se quedara tan confuso con el concepto como yo: de un uso restringido ha acabado valiendo para casi todo. Aunque en general en tono despectivo, ninguno de los participantes se definía a sí mismo como hipster. Como esos modernos que se ríen de otros modernos…

Si en su círculo el calificativo de hipster también es peyorativo, no se asusten: hay referencias literarias, citas musicales, con las que conocemos el estados de ánimo del protagonista, un chaval de instituto en los primeros 90 -aunque no como en la novela, que no he leído, de Stephen Chbosky-, pero el propio Chbosky -fue guionista de Jericó, esa serie que se canceló y que sus fans consiguieron que reviviera durante una corta segunda temporada con una campaña imaginativa basada en mandar avellanas al estudio- que filma su novela consigue que nos metamos en la piel de ese marginado (aunque wallflower -que en España se ha traducido como marginado- viene a significar algo así como «una persona tímida que tiene mucho que aportar») que hace  nuevos amigos en el instituto: ese paso de la adolescencia a una primera madurez que tiene gran parte de desengaño. Y la música, las películas, las novelas formando su identidad. De la euforia a la depresión con David Bowie y su Heroes, Sonic Youth, New Order, The Smiths, Pavement, Throwing Muses, Cocteau Twins y un largo etcétera que convierten la banda sonora de Las ventajas de ser un marginado en una de las mejores de 2012. La película no lo es. Pero la sensibilidad con la que Chbosky trata a sus personajes no tiene nada de impostado. Olvidémonos de esos calificativos que acaban por encorsetar: si es la mejor, si no lo es; si es para hipster, si es otra peli más de institutos… Da envidia pensar que en la otra parte del globo los chicos de instituto escuchaban Galaxie 500 o Love and Rockets mientras en España yo escuchaba Los Suaves o La Polla. Con esa música, con amigas tan guapas como la Hermione de Harry Potter, quién no quisiera ser un marginado.

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