Sí, te gustan los festivales – ‘Huercasa Country Festival, el día de los Jayhawks’

 

A mediados de los años ochenta, el incombustible y siempre comprometido Neil Young unía sus fuerzas con otro par de referentes históricos de la música tradicional americana: John Mellencamp y Willie Nelson. Juntos organizaron la creación de un proyecto que denominaron Farm Aid. La fuerza que les movía estaba relacionada estrechamente con su universo creativo e inspiracional y, en definitiva, con su modo de vida. Querían poner en valor las bondades de la agricultura y la rutina vital del mundo rural, ensalzar lo saludable en su concepto más amplio (desde la importancia del núcleo familiar hasta los beneficios de una alimentación adecuada) y, por supuesto, reivindicar un mejor trato por parte del gobierno, así como la solidaridad de los ciudadanos ante la situación de las familias agrícolas americanas. El objetivo recaudatorio quedó cumplido ya en su primera edición, la continuidad del acontecimiento es un hecho (a día de hoy todavía se celebra) y su celebración, claro, nos ha regalado impagables momentos musicales mientras se activa en las mentes aquel mantra histórico de “this land is your land”…

 

El festival y sus cosas

En julio de 2014, alrededor de 30 años después de la creación de Farm Aid, el Huercasa Country Festival de Riaza (Segovia) comienza su aventura, reconociendo públicamente la influencia directa que el comprometido festival americano ha tenido en su nacimiento. Lo hicieron a través de la conocida y respetada voz de Manolo Fernández, director y conductor de  ‘Toma Uno’, programa  de la radio pública especializado en eso que llamamos ‘Americana Music’. Él fue el encargado de hacer de presentador y apropiado pinchadiscos, mientras el público entraba a ritmo de clásicos del género al acogedor campo de fútbol de cesped en el que todo iba a ocurrir. Bueno, casi todo, porque la vocación familiar de este evento hace que se desarrollen actividades paralelas como conciertos por el pueblo y juegos para los niños destinados al conocimiento del mundo agrícola y de las prácticas de vida saludable con  la música country, y algún que otro sombrero de cowboy, como fondo constante. Lo que cuento en estos párrafos hay que encuadrarlo en la jornada del sábado, a la que yo asistí, aunque el festival comenzó el viernes con los mismos moldes y conciertos como los de Susan Santos, Corizonas o The Widow Makers. 

Manolo Fernández, maestro de ceremonias
Los niños y la agricultura también fueron protagonistas

Además de conocer de cerca el festival, el motivo principal de mi visita a Riaza era el de disfrutar del esperado concierto de The Jayhawks. Antes de que la banda comandada por Gary Louris saliera al escenario tuvimos tiempo de calentar motores con unos solventes rescatadores de la tradición bluegrass llegados desde el País Vasco bajo el nombre de La West Bluegrass Band. Sus instrumentos acústicos y el carácter de su música quizá están destinados a un disfrute más cercano de la misma que el de un escenario grande, aunque con naturalidad y sencillez supieron hacerse con un público que compaginaba los aplausos y algún que otro baile con las primeras cervezas (a destacar la marca madrileña ‘La Cibeles’ presidiendo los grifos, a mí me gustó). Hago aquí una parada especial en la comida, aspecto importante y algo abandonado en los festivales. La empresa patrocinadora, Huercasa, ha dado un paso más allá en su vocación de difundir los hábitos saludables y tuvo algunos detalles dignos de mencionar como la elaboración de un sabroso menú que por seis euros te permitía comerte una hamburguesa bien hecha, una mazorca de maíz, algo de ensalada de remolacha, patatas asadas y una birra, todo muy americano. Si te apetecía sandía solo tenías que cogerla del mostrador gratis, y estaba bien buena por cierto. 

¡Sandía fresca y gratis!
No hay festival country sin barbacoa que se precie

Lo único que no me gustó es que los sombreros costaran cinco pavos ya que, aunque estan bien hechos, llevaban publicidad de la empresa patrocinadora. Un pequeño “desliz” sin importancia que destaca precisamente por lo bien organizado que parecía estar todo para la finalidad principal: el disfrute tranquilo y en familia de la música en un entorno natural. Yo, sin ir más lejos, fui con mis padres. Y precisamente con ellos comentaba lo que me pareció una banda, los madrileños The Wild Horses, encargados de subir las revoluciones y la intensidad a ritmo de rock´n roll una vez había anochecido. Cuentan con el beneplácito de Radio 3 a través de su programa de americana y con un repertorio de directo bien ejecutado, aunque para mi gusto demasiado deudor de las versiones. No en vano, era un disco de versiones precisamente lo que presentaban en Riaza frente a muchos fieles, la mayoría llegados desde Madrid, cuya cercanía con la localidad del evento puede haber sido, entre otras, una de las claves de su buen resultado de público. Del concierto de los “caballos salvajes” madrileños me quedaría con un entrañable momento Eagles, que se produjo cuando invitaron al locutor Manolo Fernández a cantar con ellos la conocida ‘Take It Easy’, que fue la primera canción que sonó en ‘Toma Uno’. 

La West Bluegrass Band
El momento ‘Take It Easy’

El primer contacto con el festival resultó muy satisfactorio, la verdad, para repetir. Queda por ver la evolución que experimenta en años sucesivos y si van más alllá, al estilo Farm Aid, en el aspecto reivindicativo de lo rural con peticiones similares a las de su referente para los agricultores locales. De momento el primer esfuerzo promocional y de financiación del festival por parte de Huercasa ha dado buenos frutos y la organización habla de 8.000 asistentes durante las dos jornadas que duró. Sea como sea, el perfil amable y familiar de este evento y su apuesta por la música country, de raíces lejanas pero marcada influencia en nuestro país, bien merece continuidad. 

The Jayhawks, el concierto definitivo

Venían de gira con motivo de la reedición de tres discos que supusieron un punto de inflexión para la banda, ya sin Mark Olson, a partir de la segunda mitad de los 90 hasta entrado el cambio de siglo, y que van trufados de buenas composiciones. Estos son ‘Sound Of Lies’ (1997), ‘Smile’ (2000) y ese disco redondo de culminación de una época, grabado casi entero en directo, su último gran álbum: ‘Rainy Day Music’ (2003). La ocasión merecía una visita, ya que en su última reencarnación junto Olson la banda no llegó a brillar como se merecía en los directos ni pudo conseguir la conexión perfecta de otros tiempos en el estudio con un ‘Mockingbird Time’ (2011) que no convence del todo ni a sus creadores. El caso es que a pesar de que les persigue la fama de antihéroes y el brillo del éxito absoluto les esquiva, las canciones de los Jayhawks se han ido haciendo fuertes y eternas, difíciles de erosionar incluso tras mucho escucharlas. Con estas ideas rondándome me planté frente al escenario con la única distración de un “pipa” que probaba las guitarras con el ‘Harvest Moon’ de Neil Young (buen detalle) y una inmensa luna llena que coronaba la noche y que el realizador de la pantalla gigante dispuesta en el escenario (por cierto, ligeramente desfasada en el tiempo con lo que ocurría sobre las tablas) tuvo el acierto de enfocar para acompañar los preparativos previos a la salida a escena de los artistas.

El jefe de todo esto

En la mencionada reunión con Mark Olson, además de la falta de química se les reprochaba la ausencia de algunas piezas en el repertorio, como ese ‘I’m Gonna Make You Love Me’ que ahora utilizan de apertura habitual de los conciertos de esta gira. Se puede entender como redención, declaración de intenciones o simplemente como una buena canción que los emparenta con bandas contemporáneas como REM. No es gratuita esta referencia a los creadores de ‘Losing My Religion’, ya que esta ha sido quizá la canción que más daño le ha hecho a la mandolina como instrumento para el rock. El auge del folk y la americana en general la han devuelto a un primer plano y muestra de ello fue su presencia durante todo el concierto en manos de un nuevo miembro que se sumaba en segundo plano a los Jayhawks anunciados para esta gira: Karen Grotberg, Marc Perlman, Kraig Johnson y Tim O’ Brien, la mejor formación posible con un Gary Louris al frente que enseguida aparcó su actitud levemente huraña para repetir varias veces lo bien que se encontraban allí al fresco y bromear con sus compañeros e incluso con su “atuendo de camping”.

La conexión perfecta
El sexto elemento y su mandolina

Tras la primera referencia a ‘Smile’ de la noche, continuaron con un repaso a algunas de las mejores canciones del ‘Sound Of Lies’, coronadas con un ‘Trouble’ que acabó de meterse a la gente en el bolsillo gracias a sus atinados arreglos y a unos celestiales juegos de voces. Por supuesto, hubo una primera parada en el ‘Rainy Day Music’ con clásicos imprescindibles como ‘Stumbling Through The Dark’ o ‘Angelyne’ y vuelta al ‘Smile’ con la canción que le da título al disco o la desenfadada ‘Somewhere In Ohio’.  Los diez grados de temperatura y la mencionada luna llena ayudaban, claro, pero lo cierto es que incluso en el tramo más introspectivo, a mitad del concierto, la banda no decayó en intensidad, alternándose los roles: lo mismo Tim O’ Reagan se cantaba a la perfección ‘Bottomless Cup’ que Louris se acercaba a besar a Karen Grotberg tras su enésima muestra de talento (no recuerdo cual, la memoria me falla pero fue un bonito gesto que reflejó lo agusto que estaban). Hay que destacar la implicación amable e inspirada que transmitía Karen, la pianista, que estuvo impecable durante toda la noche, acompañando sus imprescindibles líneas de piano y voces con una sonrisa cómplice permanente. Tenían ganas, se notaba. ‘Blue’ sonó preciosa e inmortal y no fue la única de ‘Tomorrow The Green Grass’, porque también nos regalaron ‘I’d run away’ en una larga e increíble recta final sin fisuras con ‘Save It For A Rainy Day’, ‘Tampa To Tulsa’, el baladón ‘All The Right Reasons’, perlas de corte soulero como ‘Better Days’, la coreada ‘Tailspin’, el trallazo power pop ‘Big Star’ y versiones de Golden Smog o Neil Young (‘Revolutionary Blues’), con protagonismo vocal del guitarrista Kraig Johnson. Y sí, también se habían acordado antes del ‘Hollywood Town Hall’ con un enérgico ‘Waiting For The Sun’. Y también lo hicieron de sus amigos españoles con ese ‘Fools On Parade’ que narra sus aventuras por nuestro país (Louris tiene una casa en el Puerto de Santa María). Si me hubieran preguntado por el repertorio, habría elegido este. Después de todo lo que cuento, que podéis acompañar de la playlist que adjunto con el repertorio de esta gira, añadiré que los Jayhawks habían extraviado todos sus instrumentos en el aeropuerto de Berlín en su viaje a España, con lo que además de hacer magia, lo consiguieron utilizando una varita prestada. Viva.

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