Me llamaban Coyote – ‘Luz de luna: Bruce y Cybill, tensión sexual no resuelta’

Cómo alargar una serie en el tiempo: el secreto, antes de la proliferación de canales privados, consistía en conseguir sentar frente a la televisión a abuelos, hijos y nietos. Para ello, el cocktail parecía sencillo, pero no siempre funcionó la mezcla: humor blanco con unas gotitas de picante, misterio y romance.

Mucho romance, pero no sexo, con una pareja con eso tan difícil de valorar como la «química». Tensión sexual no resuelta (unresolved sexual tension) que funcionó en alguna comedia como Doctor en Alaska, pero cuyo hábitat natural eran las series de detectives, como Luz de Luna y Remington Steele (¿Expediente X?). Funcionó… y sigue funcionando. Vale, usted no ve Castle ni Bones (¿Fringe?), pero muchos sí. Al final, a quién demonios le importa el asesino si el romance promete. Un macguffin nada más. Queremos ver dobles juegos de palabras, miradas que lo dicen todo, un fundido en negro… (¿por qué los que no le damos una oportunidad -los que reconocemos aunque a desgana que de Fringe nos interesaban más las desventuras de Olivia y Peter que todo el universo paralelo- a Sira Quiroga y El tiempo entre costuras: además de romance, misterio, malos muy malos, tenemos paisjaes exóticos…?). Los problemas vienen en el momento en que los guionistas -valientes ellos- dan un pasito más y piensan: «si nosotros pintamos ya canas, tenemos mujer e hijos, Booth y Brennan también. Se llama evolución».

Seguir leyendo Me llamaban Coyote – ‘Luz de luna: Bruce y Cybill, tensión sexual no resuelta’

Dilemas melómanos – ‘James Hunter y todos sus compañeros’

Esta camaleónica sección la voy a plantear esta semana a toro pasado. Sí, lo he decidido, la ocasión lo merece después de una semana poco saludable para los melómanos indecisos. Por poner algunos ejemplos ya mencionados en este nuestro blog, el jueves coincidía el River Sounds con la presentación del colectivo SPVPV, el viernes la puesta de largo en directo del nuevo disco de Perro con el nuevo número del fanzine literario ‘Manifiesto Azul’. Todas estas propuestas vinieron aderezadas o directamente protagonizadas por la música, de grupos locales o procedentes de otros lugares de nuestro país. Y eso que, acotando, nosotros teníamos nuestras preferencias (u obligaciones), pero atendiendo a la agenda de forma estricta y sin filtro las propuestas se multiplicaban hasta la locura.

Por encima de todas, o al menos bien subrayada como «imperdible», estaba la del sábado en Cartagena. Por fin he podido cumplir mi cita anual con su Festival de Jazz que-no-es-de-jazz-pero-que-trae-conciertos-muy-buenos. En este caso repetíamos experiencia con el particular soulman británico James Hunter y su infalible banda. Ha tardado cinco años en sacar disco desde su anterior y aclamado ‘The Hard Way’, un periodo en el que le ha dado tiempo a superar desgracias personales como el fallecimiento de su mujer, darle a sus compañeros el merecido reconocimiento como banda (ahora se presentan como The James Hunter Six) y, sobre todo, componer lentamente y sin prisa alguna cada una de las piezas con las que ha construido su estupendo nuevo disco, ilustrativamente denominado ‘Minute by Minute’. Lo grabó por primera vez en Estados Unidos, concretamente en el estudio que tiene en Los Ángeles el capo de Daptone Records, Gabriel Roth. Todo suma y, claro, genera expectativas. La última vez que lo vi me gustó, pero menos de lo esperado, en esta ocasión el resultado ha sido, a mi juicio, una auténtica lección de comportamiento y talento bien enfocado sobre un escenario.

Seguir leyendo Dilemas melómanos – ‘James Hunter y todos sus compañeros’