Otra temporada más que se va. O, mejor dicho, una temporada más que nos quedamos en el zurrón de las experiencias gratificantes. Lo hemos logrado de nuevo, es el triunfo del desenfado, de la amistad, de la música y de la radio. Y también de la cerveza, la comunicación, el vino, el conocimiento, el tequila reposado, la camaradería, el orujo y la ironía interminable como escudo infalible en defensa de nuestros principios. Sí, tenemos principios y algún que otro dato y experiencia que compartir. Y no, no somos alcohólicos gamberros que eructan al micro, de hecho le tenemos bastante respeto, pero también a las bebidas espirituosas y a su efecto catalizador infalible en reuniones varias. Todo cabe en el proceso de comunicación fluida (y divertida) que tratamos de generar cada semana. Ahora llega el verano, nuestra rutina mediterránea (y ese calor murciano que te abrasa la sesera hasta dejarte inútil) hacen que el cuerpo nos pida tomarnos un respiro satisfecho. No sin antes dejaros el último programa que hemos grabado para vuestro uso y disfrute.
Víctor, Domingo, Antonio, Jaime, Alfonso y un servidor, junto a decenas de personas más que orbitan alrededor de este planeta bizarro que hemos creado, intentamos compartir nuestra pasión principal en un formato tan antiguo y valioso como el radiofónico e incluso a veces lo conseguimos de forma locuaz. En ocasiones el puzle necesita otra pieza, para aprovechar las ventajas del audiovisual en toda su extensión, y ampliamos nuestro equipo a Pablo López, que ha grabado toda la turné en vídeo, o a Cherry, que fue cámara por un día además de invitado en un capítulo.
De todas las personas que apoyan nuestro proyecto de medio de comunicación libre, hay algunas que lo hacen desde muy dentro, hasta el punto de convertirse en personajes con un pie en el mundo real y el otro en ese que hemos creado. Sole Destroller, Serguey Piwenko y Lisardo Ruiz de Mendoza (y su hermana Encarni) conforman esa junta directiva tan necesaria para (des)organizar cualquier empresa con aspiraciones. Incluso este último rompe la “cuarta pared” para invitarnos a una de sus casas y vernos hacer radio. Y lo hace a través de CASCALES, su delfín, el ilustrador de (nuestra) cabecera, un amigo, un supporter, el que le da imagen a nuestras palabras…
El caso es que hace unos días acabamos en un lugar llamado ‘Jardines de Velitreu’, con unos anfitriones inmejorables y rodeados de duendes cerveceros que escuchaban lo que decíamos a través de un transistor de los de toda la vida. Fue el primer programa que emitimos de forma hertziana tradicional y en directo, pero nadie se enteró, sólo los que estábamos allí. Podríamos haber intentado engañar a la gente en las redes sociales diciendo que nos escuchaban ocho mil personas, pero no, o sí, aunque lo realmente importante de este asunto es que un colega de apellido afrutado se cruzó media ciudad para ir a por una pequeña emisora y hacer el experimento en cuestión. Luego vapeó y seguidamente nos pusimos entre unos cuantos a solucionar problemas de ruido habituales de lo analógico. El resto charlaba, degustaba unas pechugas de pollo hechas para los elegidos y preparaba peticiones musicales para los locutores. Se hizo tarde, nos tomamos con calma y saboreando la última jornada de La Turné. No era para menos…
Gracias a todos los que nos prestáis vuestro tiempo. Feliz verano infernal.
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