Esta vez tocaba quedarme solo en casa de nuevo y este es el resultado. La idea era poner la psicodelia más ácida de la que soy consciente, pero no puedo evitar el ramalazo exótico. Eso, y que aún sigo intentando recuperar la música del disco duro que me petó. Seguiremos informando. La semana que viene toca una revisión sobre Joe Meek, el alquimista del pop, de la mano de Xosé, el Átomo de Chamberí.
