Luiggi García a la batería incitando a otro músico a montar una nueva banda. Da igual cuando leas esto. Alberto Charro tenía canciones y hasta un nombre, solo faltaba encontrar gente dispuesta a embarcarse en un nuevo grupo en tiempos difíciles. Y pronto llegaron Víctor Martínez al bajo y Antonio Viwe al teclado. Bigote Chino estaba funcionando.
Bigote chino surge como proyecto personal de Alberto Charro. ¿Se podría considerar esta banda como una evolución de aquel o algo totalmente nuevo reutilizando simplemente el nombre?
Aunque las canciones son, originalmente, composiciones de Alberto, cuando llegó el momento de proyectarlo para el directo, inevitablemente, se convirtió en una banda. Y, si éramos una banda, no tenía sentido que todo ese trabajo se publicara (y se conociera) con su nombre solo. Sí es verdad que, entre todos los nombres que se barajaron como banda, se optó por rescatar un nombre artístico que Alberto usó la primera vez que interpreto alguna de estas canciones en solitario (Bigote Chino). Un apodo que le pusieron sus sobrinos.
¿Qué aporta Bigote chino que no hubiera en Galleta Piluda o Los Malinches? ¿Y en qué momento sabes que una canción va para un grupo u otro?
Alberto: En Galleta Piluda solo hay cosas que se pueden encontrar en Galleta Piluda, puesto que, más que un grupo, era un estado mental. Eso es irrepetible y pertenece a un momento concreto, que ahora mismo se encuentra en hibernación. Y en Los Malinches, podemos encontrar otra mirada más hippie/psicodélica/orgánica/latino/retrofuturista enfocada a otro tipo de público.
Cuando me enfundo el traje de Los Malinches, las canciones me las imagino detrás de mi instrumento, que es la batería. Y lo mismo ocurre con Bigote Chino y la guitarra. Hay temas que necesito tener el peso del groove para poder expresar lo que se pretende. Sin embargo, no me vería tocando la batería en Bigote Chino. Mi aportación es en la guitarra y eso me da el enfoque para contar otras cosas que no contaría en Los Malinches.
Todos los componentes estáis o habéis estado involucrados en multitud de grupos y otros asuntos relacionados con la música. ¿Qué os llevó a embarcaros precisamente en un nuevo grupo como Bigote chino durante el pasado año, en el que podría considerarse quizás el peor momento para hacer música?
El proyecto empezó algo antes de la pandemia. Quedando como podíamos (siempre con medidas de seguridad). Ahí tuvimos tiempo de ir dándole forma a la cosa. El origen es sencillo: Alberto tenía unas canciones y Luiggi lo picó un poco para llevarlas al directo con banda. Ahí surgió la posibilidad de que se uniera Víctor que, a su vez, se lo comentó a Antonio. ¡Y ya teníamos grupo! Al principio, ensayando en casa de Alberto. Pero al segundo día, vino a quejarse su vecino. Así que empezamos a ir a los locales Underground por horas y luego ya pillamos nuestro actual local, en Sonido Industrial, compartido con Los Malinches. Todo muy natural y muy rodado.
Entre vuestros primeros conciertos, el reciente en el Ruidismo y en breve en el festival Caravaca Powerpop. ¿Os sentís identificados con este tipo de eventos más o menos temáticos?
Son dos ejemplos del tipo de festival que nos gusta y al que solemos ir como público. No necesariamente por ser “temáticos”. Es el concepto familiar y de calidad, más bien. En realidad, temáticamente, nosotros no encajaríamos en ninguno al 100% y, sin embargo, sí tenemos muchas virtudes para tocar en ambos. También influye la trayectoria musical de cada uno del grupo y toda la gente que conocemos de estos años. Se crea cierta expectación y una cosa lleva a la otra.
Siguiendo las actuales dinámicas de trabajo, vuestras primeras canciones las habéis ido grabando y publicando sobre la marcha en plataformas digitales, para finalmente recopilarlas en una edición física. ¿Cuándo y cómo?
Falta una canción aún por salir (lo hará en noviembre), que completará el EP y le dará título. Esto, en digital. En físico, irán juntas en un vinilo 7’’ que podéis pedir a los Reyes Magos, aunque igual nos llegan las copias antes de que acabe 2021. Confiamos en la magia que pueda hacer nuestro sello, Lunar Discos.
Vivimos la época con más opciones de darse a conocer de la historia, pero a la vez con mayor dificultad para hacerse un hueco entre la gran maraña de información que nos rodea. ¿Estáis satisfechos con la repercusión que están teniendo vuestras primeras canciones?
Está todo yendo mejor de lo esperado, estamos demasiado contentos. Sin dar un bolo aun, ya estábamos en Sol Música, ¿qué más quieres? Lo cierto es que, desde que empezaron a salir las canciones en formato digital, nos empezaron a llamar de todas partes. ¡Algo tendremos!
Ya que estamos, desde una perspectiva global, ¿qué banda o bandas pensáis que deberían «viralizarse» y por qué? Nosotros (y nuestro oráculo) decimos Polo Sur (a.k.a. Pooolosur)…
Lo de “viral”, hay que decirlo menos, que es horroroso. Pero sí, Polo Sur es un trío que promete. Estamos deseando ir a un concierto suyo. En cuanto a otras bandas que creemos que tienen poca exposición para lo guapas que están, pues The Qualitons, Alavedra, Diamante Negro, Vosotras Veréis, Voodoo Beach, ĠENN, Blanketman…
Y desde una perspectiva local, ¿con qué bandas de vuestro entorno, sin contar aquellas en las que también tocáis o habéis tocado, os sentís más identificados?
Con Llueve, Capullo!, por ejemplo. Con ellos tocaremos el 17 de diciembre en Murcia (en La Madriguera), además. No tanto a nivel musical, pero sí a nivel sentimental. Es que el Real Madrid une mucho, tío. No sé si sabes de lo que hablamos. Esperamos que sí.
Por último, ¿pensáis que se hará justicia y le pondrán una cabina para pinchar en condiciones a vuestro tocayo Bigote Letal? #unacabinaparapepe
Una en medio del Tontódromo, sería guapísimo. Y él dentro, en plan José Luis López Vázquez. Pagaríamos entrada. También nos encantaría que Bigote Letal pinchara después de algún concierto nuestro, eso lo sabe todo el mundo. En una cabina que estuviera a su altura, por supuesto. Pero los conciertos suelen ser de noche y él se va temprano a la cama.