Pau from Marc: «Living Room Songs tiene un sentimiento esperanzador»

Podrían haber dedicado aquella avalancha de horas muertas para hacer una maratón de series interminable, sesiones conjuntas de yoga o videollamadas multitudinarias a diario, pero Paula y Marco decidieron que todo ese tiempo encerrados podría ser propicio para terminar de definir el sonido y el estilo de su incipiente proyecto musical, que finalmente, jugando con sus propios nombres, llamarían Pau from Marc. Un año después llegaba ‘Living Room Songs’, su debut y resultado de aquel trabajo que comenzaron durante el confinamiento, como una forma de entretenerse componiendo canciones juntos, en el salón de su propia casa.

Foto: Cherry

Durante este verano, a falta de conciertos, estáis llevando vuestro ‘Living Room Songs’ a los salones ajenos. De momento lleváis cuatro sesiones grabadas en vídeo. ¿En qué consiste exactamente esta idea? ¿Era algo que ya se os pasara por la cabeza mientras se gestaban las canciones? ¿Cuántas sesiones tenéis pensado grabar?
El año pasado, cuando empezaron a levantarse las restricciones y empezamos a hacer alguna reunión con amigos en casa, les tocamos las canciones que habíamos compuesto en ese tiempo de confinamiento. Ya que se había gestado en nuestro propio salón y a la vista de que todavía no había noticias sobre si las bandas más underground podrían retomar los conciertos en bares o salas, a nuestro amigo Cherry se le ocurrió la idea de traer su cámara y grabarnos en casa, para luego quizá utilizarlo en algún video. Fue entonces cuando le dimos una vuelta y pensamos que podría ser un proyecto para estar activos y probar nuestro directo, que consistiría en reproducir en diferentes salones. Tenemos grabadas cuatro canciones de las seis que pensamos hacer. Nos estamos divirtiendo haciéndolo, al mismo tiempo que tocamos nuestras canciones. Los amigos nos abren la puerta de su salón, nos reunimos y pasamos un buen rato cantando y bailando los temas.

Pau from Marc ha ido creciendo con la grabación y publicación del disco, los videoclips y ahora las grabaciones en directo, con la ayuda de un secuenciador midi para las bases, pero os seguís encargando de prácticamente todo vosotros mismos. ¿Os habéis planteado ampliar la banda para cuando se pueda tocar con normalidad en salas?
El proyecto nace de una forma muy íntima, en casa, cuando queremos y como queremos. Nuestra filosofía en sí misma es DIY. Por suerte nos encanta hacer nuestras propias movidas y ser independientes. No descartamos en un futuro contar con una banda, pero de momento nos quedamos con el formato dúo.

¿Y posibles colaboraciones esporádicas? Se hace difícil no pensar en ello viendo aparecer por vuestras redes sociales a gente como Cherry, (El Estudiante) Larry o Salva Alambre…
Nos encantaría colaborar con ellos, ya que son nuestros amigos y somos fan de ellos. Para el próximo disco estamos preparando una canción que se llama ‘Cherry in Flames’, en la cual Cherry nos ha prometido que participará.

A la hora de componer las canciones del disco, en una situación tan complicada, ¿qué os inspiró? Y no me refiero solo a grupos o canciones…
El hacer el disco fue una manera de entretenernos y hacer algo en común en esa época de encierro. Fue una forma de evadirnos y dedicar tiempo en algo que nos gusta a los dos. Quizá por eso, el disco está inspirado por todas las cosas que en ese momento rondaban nuestra cabeza (series, películas, libros). Está seguramente influenciado por el momento en el que estábamos, pero también fue un parón en el tiempo en el que pudimos dedicar tiempo a otras cosas, descubrir otras muchas. Por eso, aunque ‘Living Room Songs’ vaya ligado a momentos de pandemia, tiene un sentimiento esperanzador.

No sé si estáis trabajando en nuevos temas, pero sí he leído que queréis publicar algunas canciones compuestas previamente a las de ‘Living Room Songs’, que os sirvieron de punto de partida. ¿Qué nos podéis contar sobre esto?
Antes de este primer disco habíamos grabado ya algunos temas juntos sin publicarlos. Son temas de diferentes estilos. En ese momento no teníamos claro el formato que queríamos y solo nos dejábamos llevar por melodías y ritmos. Digamos que nos ayudaron a conseguir el sonido del disco o a encaminarnos hacia lo que queríamos. Por eso queremos publicarlas en forma de EP de caras B para este otoño.

Llama la atención que para vuestros videoclips no sólo os decantéis por hacerlo por vuestra propia cuenta, sino que también habéis optado por hacerlo de forma artesanal, animando cartulinas recortadas o experimentando con agua y tintas, con la carga de horas extra de trabajo que eso supone. ¿Vais a hacer algún videoclip más en el futuro próximo o con la grabación de los directos ya os dais por satisfechos?
En principio pensamos cerrar este ciclo con las grabaciones en directo y ya centrarnos en nuestro próximo trabajo, que esperamos sacar para principios del 2022. No descartamos trabajar con alguien externo en el tema de videoclips, pero es algo que no forzamos. Si surge, pues adelante.

Cuando nace un proyecto, lo normal es que no se plantee como algo pasajero. Vuestra trayectoria muestra que este tiene intención de mantenerse cuando se superen por fin las circunstancias que casualmente dieron lugar a su creación. Pero, ¿qué hay de vuestros grupos anteriores? ¿Queréis retomar la actividad con alguno de ellos y compaginar distintas bandas o vais a centraros exclusivamente en Pau from Marc?
(Marco) Creo que de momento, entre el estudio y Pau from Marc, me deja poco tiempo para retomar viejos proyectos, pero nunca he cerrado la puerta, el tiempo dirá. Paula, además de Pau from Marc, sigue compaginándolo con su otra banda, Green Haya. Están retomando ensayos y sacando nuevas canciones.

Por último, ¿qué creéis que estará haciendo ahora mismo Daniel Romano?
Estará grabando discos, jejeje.

Santos Martínez: «En cualquier sitio puede uno no sentirse parte de nada»

En estos tiempos de inercias, se agradece cruzarte de vez en cuando con gente que conserve la inquietud y la emoción por descubrir algo distinto, que no se deje llevar solo por la facilidad de lo más visible. Santos Martínez, escritor, periodista, columnista y casi músico, se libra de la quema y puede que por ello nunca sea objeto apetecible de una entrevista veraniega. «Inyustisia», que diría aquel. Pero eso es lo bueno del underground, que no hay que dar explicaciones…

No nos andemos por las ramas, ¿la novela pa’ cuándo?
Pues espero que para antes de morirme. Al poco de publicar ‘Mañana me largo de aquí’ me puse a escribir una novela. La terminé hace dos años y me propuse dar un salto. Jugar en Primera. En Primera no quiere decir en Champions: en Primera juegan también el Alavés y el Elche. Me tiré otro año intentando colocarla (creo que quedan pocas editoriales en castellano a las que no se lo he enviado) y a 22 de agosto de 2021 podemos afirmar que…me la he comido. Intento no escuchar a quien me dice que sin padrino y desde Murcia es casi imposible y asumo que la novela simplemente era un buen zurullo. Ninguno de mis ídolos lo consiguió a la primera. Es verdad que tampoco hago autoficción y demás chorradas posmodernas. Además de mantener mi puesto de trabajo, el objetivo más concreto que tengo en mi vida ahora mismo es escribir algo tan bueno que, con mis cartas, sea inapelable para un puñado de editoriales. Siento que o consigo eso o no juego. Y sé que no hay atajos: son horas y horas y horas en calzoncillos o pijama delante del ordenador con la puerta cerrada. Y quizá ni así. Pero bueno, no es ningún drama: lo hago porque quiero e intento no calentarle demasiado la oreja a quien tengo cerca. En enero de este año empecé a escribir otra, tengo algo parecido a un primer borrador, pero queda muchísimo. Espero terminarla antes de que tú tengas otra zagala.

El verano siempre me ha parecido una época propicia para vivir anécdotas surrealistas. A falta de nuevas oportunidades para vivirlas, bien está leer las de otros. Háblanos un poco de tu Mambo Negativo…
Mambo Negativo es una columna que he venido publicando en La Opinión los miércoles de julio y agosto. Como hay pocas cosas que me den más pereza que tener que estar todo el rato opinando de algo, intenté darle la vuelta. Yo estudié Periodismo por haberme zampado a Hunter S. Thompson, a Talese… gente que salía a la calle, encontraba una historia y luego la escribía. Recuerdo una entrevista de Talese al payo que ponía los neones de los carteles de los teatros de Nueva York. Es imposible no querer ser periodista leyendo cosas así. Justo el fin de semana en que me propusieron la columna, un camionero tuvo una avería junto al periódico. Llamó a la redacción, bajé a abrirle y me montó un trajín del copón: llamé a su hermana, a su prima, a su jefe, a su mujer… mis compañeros me compadecían, pero yo disfruto esos jaleos. Luego, una compañera me dijo que ahí había una historia, y era verdad. Esas historias de gente haciendo las cosas que hace la gente en este entorno llamado ‘ciudad’ no salen apenas en la prensa. Y a mí me interesan bastante más que lo que tenga que decir un payo que se apellide Díez de Revenga. He intentado contar los momentos en que he conocido a gente así, gente casi siempre en los márgenes.

Si te descuidas un rato, tu compañero en Llueve, Capullo!, Nacho Space, se monta tres o cuatro bandas nuevas. La última creo que es Pooolosur. ¿Tienes tú algo por ahí en ciernes para equilibrar?
Pues tenemos ocho canciones casi niqueladas. Cuando tengamos un par más yo creo que grabaremos. Y nada, sin ser yo nada cercano a músico, a ver si se va poniendo la cosa en marcha para las bandas diminutas, que estamos que nos tocamos encima. Y sí, lo de Nacho no tiene nombre. Ya me podría descargar el NBA 2K21, que me lo dijo hace siete meses y aquí estoy con Pau Gasol aún en Memphis Grizzlies. ¡Viva Polo Sur!

Como consumidor de cualquier expresión artística, siempre me ha parecido algo de lo más complicado, salvo que dediques la vida a ello, estar al tanto de lo que se hace en la actualidad y dedicarle a la vez tiempo a investigar aquello que por edad no llegaste a conocer en su época. Centrémonos en la música, ¿tú cómo te organizas para intentarlo al menos?
A mí me salva la sensación crónica que tengo de que lo guapo está pasando en otro lado. Me tiro varios días escarbando en una movida concreta del pasado y a las semanas vuelvo a preguntarme qué discos están saliendo estos días. Llevo unos años sin leer apenas prensa musical, y tiro de varias decenas de sellos que tengo fichados y que suelen ser sinónimo de lo que me mola. Luego, paso de playlists casi por norma y de Spotify. Necesito tener los discos en el ordenador. Tengo el Soulseek echando fuego y me puse hace un año una norma: no tener nunca más de cinco discos o bandas descargadas sin haber escuchado. Si no, te plantas con 150 discos de 2021 sin haber escuchado. De hecho, más que eso que comentas, a lo que yo le suelo dar vueltas es a la manera en que escucho música. Me pongo un disco y varias veces no sé si no me gusta porque es una mierda o porque no le he prestado suficiente atención. Pero bueno, con esas mierdas me arreglo yo las semanas.

El mes pasado estuve viendo algunos partidos de la Eurocopa de fútbol y no conocía a casi ningún jugador, cosa que me viene pasando sobre todo desde hace unos 4-5 años. ¿Tú crees que llegará un momento en que te dé igual el fútbol? ¿Y el Real Madrid?
Qué va. Bastantes veces pierdo el interés del momento actual del fútbol, pero lo que siempre está es el cuento. Y eso es lo que me gusta a mí. El Madrid es lo más parecido en mi vida a una religión. En el sentido de que hay un dogma, unos iconos, una catedral, una parafernalia, un credo… y vivo a gusto con esa contradicción. Intento no roncerear y no le hago daño a nadie, pijo. También te digo, y esto lo tengo hablado con varias personas, que al Madrid, después de ganar tres Champions seguidas, solo le queda desaparecer. Luego vi lo de la Superliga y entendí que era puro Madrid: no iba a desaparecer, iba a destruir el fútbol. Mi equipo.

A veces pienso que, para quien se dedique a juntar letras de algún modo, leer con devoción a Hunter S. Thompson, Bukowski, Fante o Burroughs, puede ser hasta contraproducente. No vamos a llevar nunca una vida así que sirva de inspiración. Como dicen en mi barrio, ¿sabes lo que te quiero decir?
Entiendo lo que quieres decir, pero no estoy de acuerdo. De esa gente, más que el hecho de vivir en moteles y no haberse lavado los calzoncillos en su vida, a mí me interesan otras cosas. La mirada, la voz, el espíritu. A Bukowski ahora queda bien lapidarlo, pero, sin ser yo un devoto suyo, para mí es un ejemplo de compromiso con la escritura, por ejemplo, de intentarlo una y otra vez hasta que das con la tecla. Eso que decía él de ser un ejército de uno. Fante, lo mismo y, encima, con humor. Un tío que decía que nadie se ha muerto nunca por exceso de emoción. ¿Qué más quieres? Y, luego, no hace falta vivir en Los Ángeles para sentir la alienación en el pecho cada día. En cualquier sitio, ejem, puede uno no sentirse parte de nada.

Firmaste tu libro de relatos como Santini Rose. En prensa, hasta donde yo he podido leer, vienes firmando con tu nombre real, algo que me congratula. Seguro que te he gritado alguna vez en un concierto por el uso del pseudónimo, con sorna, como si este fuera el nombre de algún sello discográfico. ¿Santini Rose debe morir?
Sí me lo has dicho, sí. Y no una vez. Pues me costó entenderlo, pero Santini Rose es un alter ego literario. Sin más. Sin menos, tampoco: da bastante libertad situar en el centro de la acción a alguien que no eres tú pero se parece bastante a ti. Desde hace un tiempo firmo todo con mi nombre, que luego a mi madre también le da más gusto.

Por último, ¿tú que crees que estará haciendo ahora mismo Daniel Romano?
Yo creo que se acaba de esclafar en un taburete de su cocina. Ha resoplado y ha dicho: “La primera vez que me siento en todo el día”.