Alfonso Alfonso (Schwarz): «La nación subterránea es la de aquellos cuya voz intenta ser acallada»

En estos tiempos de consumo rápido y búsqueda de lo fácil, todo reconocimiento será siempre poco para todo un estandarte de la disidencia musical y el rock de riesgo como Schwarz. La banda murciana alcanza los diecinueve años en activo y, tras cuatro años de vacío, publica «Nación subterránea» (Goecia / Verlag, 2016), su noveno disco, insólito y espléndido, en el que Alfonso Alfonso, Juanma Martínez y compañía siguen haciendo cara a lo establecido, ajenos a lo convencional y a las voces dominantes. Larga vida a la nación subterránea.


 

Quizás estés harto de explicarlo, pero es un punto de partida inevitable: aparte de un homenaje a Julian Cope, ¿qué idea hay detrás de Nación subterránea?
La nación subterránea es la nación de lo que en política se llama disidentes y en religión herejes, y cuya voz intenta ser acallada por el pensamiento dominante y la dictadura de la mayoría, lo que es imposible porque esa voz resuena potente en el subsuelo. En cierto sentido y con los matices que se quieran, es la nación cuya historia glosó Greil Marcus en «Rastros de carmín».


En un momento en el que en la música casi todo tiende hacia caminos muy marcados, Schwarz parecéis cómodos en el underground, siguiendo un camino alternativo “a sangre y fuego”, y entregáis un disco “dirigido a la tribu subterránea”, más electrónico, más oscuro, más tribal… ¿Tendría razón de ser Schwarz si no escogiera caminar siempre por la senda complicada?
Se puede escoger el camino, pero no el destino, que es la verdad, musical o de cualquier otro tipo, pero la verdad. Y el camino que, en nuestro caso, nos lleva más directamente a esa verdad es este.


Desde nuestra perspectiva, siempre habéis estado bastante bien valorados en nuestra región por los medios y bien considerados por otros músicos. Sin embargo, dices que no hay bandas aquí de generaciones posteriores que se fijen en vosotros como ejemplo a seguir. ¿Por qué?
La respuesta está clara: a todo el mundo le gusta mirarse en el espejo del éxito y nosotros no lo tenemos. Aunque lo del éxito es relativo. Acabamos de publicar nuestro noveno disco, eso para mí ya es un éxito, aunque para personas más ambiciosas pueda parece un logro insignificante. Pero es cierto que estamos bien considerados aquí, especialmente entre los músicos. En cierto sentido nos hemos convertido en un grupo que gusta a los músicos y que el resto ignora.


Uno de los elementos de peso en este nuevo disco es la percusión, instrumentos como congas o güiros establecen un equilibrio en vuestras canciones con el cada vez mayor protagonismo de la electrónica y, en general, con los “germanismos” con los que siempre se os ha relacionado. ¿A qué se debe este nuevo toque “latino”?
A nivel superficial, a una voluntad consciente de acercarnos a sonoridades más acordes con nuestra cultura. A un nivel más profundo, a potenciar el sentimiento tribal que en cierto modo subyace a la idea de nación subterránea. Y a nivel lúdico, que también es importante, a que yo siempre he sido aficionado al bolero.


Cuando hablas de electrónica, haces hincapié en que su uso en las canciones no debe ser una “coartada moderna”. ¿Podrías desarrollar esta idea?
Es una idea que expuse a principios de los 2000 en una época en que multitud de grupos de pop estaban añadiendo arreglos electrónicos como una coartada moderna, ya que entonces la electrónica era lo más. Sin embargo, sus canciones seguían siendo lo de siempre, la electrónica no era más que cosmética que no tenía otra función que embellecer o, mejor, modernizar. Para mí, la electrónica dentro de un contexto pop (o rock, para mí es lo mismo, música popular) tiene que tener una función fundamental, tiene que ser algo sin lo cual la canción no funciona, o más aún, ni siquiera existe. Eso de que una buena canción tiene que poder ser tocada sólo con una acústica es una gran gilipollez. Es reducir la música a la melodía, y afortunadamente la música es mucho más que melodía.


Otra de las novedades de este disco es la incorporación de Fran del Valle (Perro) a la batería. Quizás para alguien que no conozca a Fran y no haya conversado con él sobre música no entienda a priori lo idóneo que es para Schwarz, ¿no?
Entiendo que lo dices porque lo conoces. Efectivamente, Fran es el batería idóneo para Schwarz en este momento, tanto por su forma de tocar como, sobre todo, por su amplitud de miras, que es algo fundamental para tocar en esta banda. De hecho, fue el primer batería en el que pensé para esta nueva etapa, aunque curiosa y significativamente (las casualidades no existen) fue él quien dio el primer paso.


De las percusiones en el disco se encarga Miguel Ángel Orengo, que se incorpora también a la banda en directo. Además, al menos en la cita de Murcia (17 de diciembre), contaréis con Raúl Frutos (Crudo Pimento). Estamos deseosos de ver cómo funciona en directo este engranaje. ¿Cómo surge esta colaboración?
Con Orengo viene de lejos, ya que estuvo a punto de ser el percusionista en el primer concierto que dimos, hace dieciocho años, en la sala Colors como teloneros de Manta Ray. Llegamos incluso a hacer varios ensayos pero al final él no pudo tocar y han pasado dieciocho años hasta que ha vuelto a surgir la ocasión. En cuanto a Raúl, la idea de incorporarlo partió de Fran, ya que sus otras bandas respectivas, Perro y Crudo Pimento, comparten o compartían discográfica. En todas los conciertos donde nos sea posible logística y financieramente vendrán los dos, pero en la mayoría de salas pequeñas sólo contaremos con uno de ellos para esta gira.


Aunque con la colaboración de Verlag, “Nación subterránea” está editado por Goecia, sello creado para la autoedición de los discos de Schwarz. ¿Os habéis planteado dar cobijo en el sello en un futuro a otras bandas para tratar de contribuir a que se abra el abanico de lo que consideráis músicas interesantes o vuestra experiencia pasada os tira para atrás a la hora de embarcaros en una faena así?
Absolutamente lo segundo. Salí muy escaldado de mi experiencia en Sandwich Records, y, aunque hoy día no cometería los errores que cometí en su momento, cometería otros. Tengo cierto criterio para seleccionar bandas, pero dirigir un sello es mucho más que eso, y en ese «mucho más» soy una nulidad.


Para terminar, aunque sabemos de tu escaso gusto por la «oficialidad» de la música murciana y aunque suene un poco a Lonely Planet, ¿podrías hacernos una pequeña guía de esa parte de la «nación subterránea” que reside en Murcia?
Pues no voy a dar nombres porque la injusticia de las listas es toda la gente que se queda fuera, pero, teniendo en cuenta el criterio expresado en la primera respuesta, cualquiera puede elaborar su propia guía. Y aclaro que esa no es una guía exclusivamente de bandas, locales, asociaciones o radios, sino, básicamente, una guía de individuos.


Entrevista realizada junto a Romu López, Víctor Martínez y Antonio Ayora para Tímpanos y Luciérnagas.

Bienvenidos, Incidente Tunguska

Si juntas al bajista de Mad Mao & the Tse Tungs, al guitarrista de Nueva Generación y a la cantante de Tumefactum en un estudio, ¿cómo sonaría?


 


 

Acostumbrados a coincidir en conciertos y a compartir escenarios, Fran (Mad Mao & The Tse-Tungs), Guillermo (Nueva Generación) y Teresa (Tumefactum) decidieron unir fuerzas y poner a prueba su afinidad. Lo que comenzó con la idea inicial de experimentar en el estudio, de forma paralela a sus bandas principales, acabó convertido en un EP de tres canciones, grabado, mezclado y masterizado en los estudios Central Esclavo (Alcantarilla), de donde han salido también algunos de las grabaciones de sus otras bandas, con el propio Fran a los mandos. Estrenamos aquí la primera de estas canciones, el punto de partida para este nuevo proyecto, cuya línea está claramente marcada por el post punk y la dark wave y clásicos como Décima Víctima, Joy Division o The Sisters of Mercy. «Música antigua para modernos», bromean. «Pero somos punks», advierten. Durante este próximo otoño oiremos hablar bastante de ellos.


 

Incidente Tunguska son:
Teresa, voz (Tumefactum)
Guillermo, guitarra y teclado (Nueva Generación; ex Bicihardcore, Mobilette)
Fran, caja de ritmos, punk console y bajo (Mad Mao & The Tse-Tungs; ex Deus Vult, Sudores de muerte, Sepelio oculto, Criaturas del Río Segura)

 

Milkhouse reestrenan ‘No hay control’. Adelanto de ‘La basura se esconde en los armarios de la cocina 2.0’

 

Después de despachar varios miles de copias de su segunda maqueta, de publicar uno de los mejores discos de hardcore punk de la historia de nuestro país (‘La basura se esconde en los armarios de la cocina’, Fragment Records, 2001), de patearse de arriba a abajo la península y de convertirse en una banda de referencia en la escena estatal, Milkhouse decidieron poner punto y final a su trayectoria a principios de este siglo. Hubo varios intentos de recomponer la formación tras la salida de la banda de su vocalista, Raquel, pero no terminaron de cuajar. Una pena. Más aún teniendo en cuenta que, aunque muchos no lo sabíamos entonces, dejaban grabadas varias canciones pertenecientes a la sesión de grabación del mencionado disco, a falta de la voz para poder ser publicadas. Una espina clavada para la banda cartagenera, que empezaron a quitarse, a pesar de encontrarse dispersos actualmente sus componentes entre Cartagena, Valencia y la ciudad sueca de Malmö y a pesar de haber transcurrido 15 años, en el momento en que decidieron reeditar el disco en vinilo incluyendo cuatro nuevas canciones, aquellas que estaban inconclusas, terminadas para la ocasión: dos inéditas y dos nuevas versiones de canciones ya publicadas en referencias previas. Esto se hará realidad después del verano, gracias a Culpable Records, corresponsable de la reedición junto a Fragment Records. De momento, para ir abriendo boca, nos adelantan una de estas cuatro canciones, la nueva versión de ‘No hay control’, uno de sus hits, publicado originalmente en la demo ‘Da Igual’ (Fragment Records, 1998).

 


 

Derrick presenta ‘Nonresistance Maneuver’

 

Después de unos años funcionando como Carson Blew, su cantante decidió irse de paseo. No es una forma de hablar, dejó la banda por el senderismo. Llegados a este punto, el resto de componentes de la banda decidió que era el momento de poner un punto y aparte en su carrera musical. Nueva voz, nuevo estilo, nuevo nombre. Había nacido Derrick.

 

A Quique Hernández (bajo; Hoax, Virtual), Miguel Ángel Fernández (batería; Hoax, Controversia) y Fran Abad (guitarra; Hex) se unían Pablo Morante (voz) y Alfonso Pérez Ripoll (guitarra; Hans Topo, Nahia), dándole un giro al sonido que había marcado su trayectoria en los últimos años, heredero del grunge y el rock de los 90, para recuperar influencias que ya habían estado presentes en sus proyectos anteriores y sumar nuevas referencias. Las canciones de Derrick fluyen con naturalidad entre el grunge, el metal alternativo y el stoner, situándose en algún punto dentro del triángulo que formarían Soundgarden, Deftones y Queens Of The Stone Age. Si les mencionas a Biffy Clyro, Hermano, Silverchair o Fumanchu tampoco te mirarán mal.

 

Muestra de ello es este, su nuevo single digital, «Nonresistance Maneuver», resultado de un día en AMA Studios entre comidas, cafés trucados y patatas fritas, con Antonio Navarro a los mandos. Lo componen dos canciones: Gandhi y Protest Song. Al habla Pablo Morante, vocalista de Derrick: «Maniobra de no resistencia es una táctica de protesta relacionada con la desobediencia civil, basada en el principio de no resistirse a la autoridad aún cuando esta sea ejercida de manera injusta. En ‘Gandhi’ este concepto se extrapola a un plano más existencial, dentro de una metáfora inspirada en mis experiencias en el mar, como surfista. Este término era perfecto para incluir la canción ‘Protest Song’, la cual critica el actual zeitgeist individualista que rige el comportamiento de la sociedad occidental, situando al hombre como eje, amo y señor del planeta Tierra. Aquí se recuerda que sólo somos animales, parte de un todo, dependientes de recursos finitos e influidos por cualquier forma de vida… remarcando la idea de que cada acción tiene su consecuencia».

 

Ahora en Youtube: Split! El documental

 

Ya se puede ver Split! en Youtube. Aprovecho para reivindicar este documental de Luiggi García, autogestionado, autofinanciado y sacado adelante gracias al apoyo de unos cuantos amigos. Personalmente no tuve nada que ver en ello, pero lo seguí de cerca durante los más de dos años que duró todo el proceso. En su momento, sin haber llegado siquiera a estrenarse, se llevó bastantes palos, creo que injustos, por el apoyo en el último momento de La Verdad en la distribución y por el uso del término escena (dichosa palabra) como comodín. Quizás esto último fue un error, algo sujeto a fácil malinterpretación, pero es lo que tienen las urgencias y la precariedad de la autogestión. También tuvo algunas críticas buenas. En una de ellas, escrita por Carlos Pérez de Ziriza, que no lo conozco, pero me parece un tipo coherente en lo que escribe, encontré un detalle bastante significativo: una de las pocas pegas que ponía al documental es que no participaran otros protagonistas aparte de los músicos, como los periodistas musicales. Definitivamente no se estaba entendiendo la intención del documental, que partía de la idea del músico como compositor y desde su libre subjetividad mostraba a una serie de ellos del agrado del director. Y ahí, por tanto, el resto de elementos que nos movemos alrededor sobramos. Ahora, pasado el tiempo y habiendo aprendido de la experiencia, con este reestreno en Youtube creo que queda todo mucho mejor explicado (leed el texto que acompaña al vídeo).

 

P.d. Ya lo dije en su día e insisto en ello: el disco recopilatorio que acompaña al documental es una maravilla. La simple idea de unir a músicos de lo más diverso y empujarles a crear juntos canciones inéditas para la ocasión me parece una genialidad. El resultado, una buena colección de perlas sonoras.

 

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Esto es «Cachano», el nuevo EP de Cherry


La música de Cherry es siempre difícil de describir, más aún cuando debes hacerlo desde la cercanía y la confianza. Podríamos hablar de psicodelia de las faldas de Sierra Espuña, de lo-fi de cochera, de peladillas sonoras de Alhabama o, como dijeron en el Primavera Club, de eclecticismo escurridizo. En definitiva, composiciones de lo más original, experimental y sugerente, alejadas de las tendencias y, para nosotros, de lo mejor que ha visto la luz en nuestro país en los últimos años, a cargo de una de las perlas más desconocidas de la escena estatal. Este es su nuevo EP, «Cachano».

 

Entrevista: Reverendo Vinny, cavernícola yeyé

Vicente Navarro, alias Vinny, es de esos personajes que toda escena musical de una ciudad necesita. Deslenguado, dicharachero y algo cafre en lo personal, una enciclopedia en lo musical, moviéndose desde el rock and roll clásico hasta el metal extremo sin complejo alguno. Este fin de semana le toca hacer doblete en directo, el viernes con Vince & The Rhythm Keepers en Alicante (Ocho y medio) y el sábado con Galleta Piluda en Murcia (12&medio). Así que he aprovechado la ocasión para hacerle una entrevista totalmente improvisada y sin previo aviso, intercambiando preguntas pensadas y lanzadas sobre la marcha con sus siempre imprevisibles respuestas. Advierto, puede que tras su lectura acabes con los ojos haciéndote chiribitas como a Marujita. A mí me pasó.

 


¿Qué invento es ese de Vince & The Rhythm Keepers?
Es una invento de Juanfra, uno de los C’mon Baby Dj’s, y no es otra cosa que unos cuantos amigos tocando rock and roll a la vieja usanza, con mucho nervio y mucha sangre.

 

¿Se puede saber quiénes son esos amigos y de dónde vienen?
Pues digamos que desde La Orilla del Azarbe hasta Mula, pasando por Murcia. Está Juanfra a la guitarra solista, con un estilo muy cincuentero y con muchos matices sesenteros. Jesús «Col» actualmente es el bajista de Mez-k y ha querido probarse en las lides del rockabilly y además con contrabajo. Gaby es el batería y nuestro motor personal, viene desde Elche a ensayar religiosamente, un old school rocker con alguna vena punkarra en su cuerpo. Luis, guitarra rítmica, el encargado de meternos fuego en el cuerpo con sus contoneos entre Elvis y Peret. Y luego yo mismo, que ya me conocéis de sobra.

 

¿Tenéis intención de persistir o vais a montároslo en plan fugaz?
Tenemos intención de ser los últimos supervivientes del rock and roll. Cuando el mundo llegue a su fin y sólo queden reguetoneros y fans de Pablo Alborán, siempre podrás venir a vernos y sudar sangre con nosotros. Vamos, que sí, que esto es sólo el comienzo, queda mucho, pero mucho.

 

O sea, que no sólo los alicantinos van a poder disfrutar en directo de vuestro rock and roll «nervioso». ¿Podemos saber ya alguna fecha más? O las intenciones al menos…
Lo del viernes es una pequeña excursión a Alicante para hacer un poco de rodaje. La semana que viene, el 25 de marzo, viernes, haremos una presentación (no oficial) en el M’ko Leather Festival, que se celebra los días 25 y 26 de marzo en el Garage Beat de Murcia. Luego pararemos de tocar, por lo menos hasta el verano, por exámenes del personal y para montar nuevas canciones, originales y alguna versión.

 

Bien resumido, os seguiremos la pista. Pero no nos quedamos aquí, que este fin de semana te toca doblete. El sábado estarás con Galleta Piluda junto a Los Bengala en Microsonidos (12&medio). No es que os dejéis ver mucho tocando en nuestra ciudad, ¿es por no haceros pesados o no es por falta de ganas?
Bueno, ya nos gustaría tocar más en Murcia, pero a veces se nos hace un poco difícil. No sé, quizá somos demasiado eclécticos y estrafalarios para un público que prefiere rancias versiones de lo de siempre. Aunque no será porque no se mueve la escena «freak» murciana. Nos falta un festival «underground» en condiciones. Pero nos encanta tocar en Murcia, dónde mejor que con los amigos y en familia…

 

 

Un grupo como el vuestro, con tan solo un Ep publicado, puede ser una pequeña incógnita en directo para aquellos que, como es mi caso, no os han visto aún en concierto. ¿Con qué se sustenta el directo de Galleta Piluda más allá de vuestro (estupendo) EP?
Eso no se puede decir con palabras, hay que ir a verlo porque nunca hacemos dos conciertos iguales. Podemos ensayar siempre lo mismo, pero el día del concierto yo no sé qué se le va a ocurrir al Charro Guacamolo y él no sabe qué disparates voy a hacer yo en escena. Eso sí, prometo y garantizo que al final del concierto habrá como una especie de antes y después en tu vida musical.

 

Sois un dúo, algo que ha pasado de ser bastante extraño a algo extendido, incluso hay un festival dedicado exclusivamente a dúos en Zaragoza, de donde vienen vuestros compañeros de cartel del sábado, Los Bengala. ¿Se ha convertido en una moda o es una cuestión de operatividad y supervivencia en estos tiempos en que la cosa está muy mala?
Pues no sabría decirte exactamente, es que soy cortico y no pienso mucho las cosas. Pero te podría decir que llegó un momento en que, tanto Alberto como yo, nos cansamos de nuestras diferentes bandas, por lo que sea, y decidimos hacer este «experimento». No lo pensamos mucho, simplemente decidimos juntarnos y hacer lo que de verdad nos gusta y sabemos hacer, el cavernícola yeyé. Además, teníamos una idea muy clara de lo que queríamos, «hacer música para que la gente vomite, pero con elegancia», jajajaja. Una especie de leitmotiv piludo. Luego está Vintage Paul, que toca la batería con Los Granadians y además nos hace los vídeos, ha grabado los que serán nuestros próximos trabajos en vinilo y se ha unido al directo de Galleta Piluda con su sección de congas y timbales, con lo que de dúo ya queda poco. Aunque por motivos de trabajo con Los Granadians no puede venir a todos los directos, nos aporta unos propergoles de potencia que se nota y bastante.

 

De Galleta Piluda podemos decir a bote pronto que es garaje y psicodelia, entre otras cosas, pero individualmente, como músicos y djs, lleváis años demostrando que sois prescriptores musicales de amplio espectro. ¿Qué cabe en la olla musical de Galleta Piluda?
De todo y un poco más. Como grupo tenemos un gusto por lo antiguo, que para nosotros es lo moderno, casi siempre enmarcado en los 60, pero mirando para todas partes. Como individuos, la cosa se dispara, desde bossanova a ópera, mucha psicodelia (eso siempre), blues añejo, rapsodias húngaras, polkas bávaras… Vamos, un poco de cada casa. Quizá yo soy el más viejuno y no sólo por la edad, pero es que desde niño he tenido ese gusto por lo antiguo, que siempre me ha satisfecho más que lo moderno y el Charro, que es un buscador de música infatigable, mira hacia grupos de ahora, pero por supuesto con sabor retro, vintage o como queráis llamarlo.

 

En Tímpanos y Luciérnagas tocasteis una versión de Los Fantasmas, banda argentina totalmente desconocida para mí hasta entonces, que me puso «la gallina en piel». Sois dos grandes reivindicadores de la música latinoamericana. Más allá del rock argentino más accesible y algún caso como Los Saicos, ¿es Latinoamérica una gran olvidada en la historia del rock?
Totalmente, gracias a internet, esa herramienta diabolica, a recopilatorios como Back to Perú, entre otros, o a nuestro colega y amigo Rolando Bruno, natural de Buenos Aires, hemos descubierto una riqueza musical latina, hasta ahora, casi desconocida. Por un lado me jode, porque durante muchos años nos han metido lo anglosajón casi a la fuerza, cuando teníamos unos grupos desde Argentina hasta México que no tienen nada que envidiar a estas bandas. Agradecido estoy por haber aprendido lo que sé sobre el rock and roll estadounidense y la psicodelia británica, entre muchos, pero también me hubiera gustado saber algo de Pop Music Team de México, que telonearon a The Doors en su gira mexicana, Los Dug’ dugs, adalides del mejor psy hard rock latino o como ya mencionaste, a Los Fantasmas de Argentina.

 

Ya que hemos hablado de prescripción musical, como buenos melómanos, ambos lleváis ya tiempo dando el callo a base de programas de radio independiente y sin ánimo de lucro. El Charro Guacamolo con Incienso y Menta y en tu caso, con una sucesión de programas y de páginas de Facebook de disfrute musical que es difícil seguirte el ritmo. ¿En qué andas ahora mismo involucrado en este sentido?
Ahora mismo llevo un par de páginas dedicadas a la música en Facebook. Una, que ya lleva casi 7 años en marcha y que se llama Murcia YeYé, que en un principio iba a estar dedicada a descubrir grupos murcianos de los 60, nuestros pioneros musicales, pero actualmente abarca todos los países. Otra dedicada a buscar material raro y difícil de encontrar de Les Luthiers, una de mis pasiones y fuente de inspiración. Además hago radio en podcast: Diario Musical 72, un programa de entrevistas y actuaciones en directo, grabado con los instrumentos más rudimentarios de los que dispongo, así logro un sabor añejo pero audible; y Planetazz Mutantezz, con programas muy variados, dedicados a las películas de moteros de los 60 o a la música «mafiosa». Como buen Aries, empiezo mil cosas. Lo difícil es que las siga luego, ya que carezco del don de la perseverancia, el cual adquiriré el jueves en el mercado a unos gitanos de Santomera. Nada lo hago por afán de lucro, sólo el de descubrir y disfrutar de la música en todos sus aspectos.

 

Y por último, pero no por ello menos importante, ¿se subirá el sábado Antonio de El Albergue al escenario para gritar aquello de ¡Galletas surferas!?
¡Por favor, sí! A ver si se anima, es el mejor piludo de la historia mundial y para nosotros seria un honor tenerlo en escena.

 

Quentin Tarantino. Una visión posmoderna del cine negro.

 

Cuando estudié Periodismo tuve la suerte de poder elegir casi a la carta el tema de mi proyecto fin de carrera. Y cuando digo suerte, es una forma de hablar. Totalmente. Me lo gané. A pesar de estar currando en la asesoría de lunes a viernes, ocho horas diarias y en jornada discontinua, pude escoger el segundo de la lista, gracias a las notas obtenidas hasta entonces en la carrera.

 

No recuerdo bien el nombre exacto que aparecía en la lista, pero supongo que sería algo de cine o periodismo cultural. Así que, tras darle algunas vueltas con mi tutor, decidimos que el proyecto tratara sobre las tres primeras películas de Tarantino.

 

Dadas las circunstancias, me lo tomé con calma, disfrutándolo, documentándome durante unos 5 meses al menos. Y para ello, aparte de leer multitud de libros y artículos de revistas, me tragué 42 películas. Luego me pillé un mes de vacaciones sin sueldo y me dediqué en ese tiempo a redactarlo y a revisar Reservoir Dogs, Pulp Fiction y Jackie Brown.

 

El resultado fue bastante satisfactorio: un 9,2 de nota y un montón de buenos ratos. Además, alguna de las películas vistas pasó directamente a mi lista de favoritas. Pero el trabajo nunca lo he compartido, más allá de aquellos amigos que me lo han pedido. Anoche, durante una amena conversación, me acordé de ello y he decidido subirlo en pdf a la red. Es un texto académico, con un estilo quizás poco divulgativo y con una estructura requerida, puede que resulte un poco farragoso de leer, pero si a alguien le apetece leerlo, aquí tiene el enlace: Tarantinoir. Son unas 60 y pico páginas.

Comienza la segunda temporada de Hey Hey, My My

Tras un parón de dos meses, que ya tiene bastante un murciano en verano con apañárselas para soportar el calor, hoy regreso a la programación de Trémolo Radio con Hey Hey, My My. Ya sabéis, uno de los spin offs de Tímpanos y Luciérnagas que nos sacamos de la manga el año pasado para reinventarnos ante nuestras nuevas circunstancias.

 

¿El rollo? Lo de costumbre, selección musical dispersa y ambigua y ninguna pretensión más allá de pasar el rato grabándolo, pinchando música que me gusta y comentando lo que me apetezca en cada momento, sin guión alguno y en riguroso diferido. El resultado, mejorable en el aspecto técnico y en la locución, pero acorde con lo que es el programa y conmigo mismo: algo casero, de ritmo lento y poco eufórico, hecho en Murcia, donde las palabras ceden el protagonismo a las canciones salvo en momentos puntuales…

 

A partir de esta tarde, si no falla nada, tendréis una nueva entrega cada dos semanas (o cada mes, o cada dos meses) y podréis escucharlo en la web de Trémolo Radio (la radio del Bar Trémolo) y en el blog de Tímpanos y Luciérnagas. El primero ya está grabado y preparado para subirlo al podcast.

 

 

Una reflexión, un propósito

 

Decía Nick Cave en 20.000 Days On Earth que lo que más temía era perder la memoria, no conservar esos recuerdos que, en su caso, inspiraban su arte. Una idea aparentemente sencilla que, sin embargo, me marcó y a la que no he dejado de darle vueltas desde entonces. Si algún día perdiera la memoria, de nada servirá guardar algo por escrito ni las fotos de determinados lugares o momentos. Tampoco los recordaré.

 

Viene este pensamiento a reafirmar otros sobre los que vengo recapacitando en los últimos meses. Siento la necesidad de poner más empeño en disfrutar del momento, dejando de lado ciertas costumbres adquiridas en el pasado reciente. En estos tiempos en los que las cosas van tan rápido, con una sociedad sometida en la espiral de la inmediatez en la que las redes sociales se han convertido en herramienta principal, aunque es evidente que es una forma útil de conservar y compartir experiencias, creo que estamos olvidando disfrutar del momento.

 

Tampoco es que vaya a dejar de usar las redes sociales de forma radical, a pesar de todo me parecen un buen método para compartir determinadas cosas con personas concretas y de dar a conocer lo que uno hace. Simplemente hace ya algún tiempo que siento vértigo ante la forma desatada en la que, por lo general, las usamos y tengo la sensación de que necesito prescindir de esa inmediatez por la que precisamente causan furor, usarlas de un modo distinto, propio quizás de otros tiempos, en los que Internet aún no era algo tan acelerado. Dejar reposar las ideas. Guardar las impresiones, las imágenes o las vivencias y compartirlos, si procede, más adelante, en vez de un instante después de que sucedan los hechos en cuestión. En definitiva, tomarme las cosas de otra forma, como dice un tal Fernando Junquera, al que algunos conoceréis por su nombre artístico, Negro: con la calma.

 

Playa del Silencio, Asturias