De Peter Jackson y The Beatles

 

Llevo días reflexionando sobre ‘The Beatles: Get Back’, dándole vueltas a la razón por la que me agradó tanto. Leyendo artículos diversos y comentarios de todo tipo, tanto a favor como en contra del documental dirigido por Peter Jackson. Tratando de asimilar toda la información recibida en las casi ocho horas que suman sus tres capítulos y de comprender por qué, a pesar de esta amplia duración, terminé incluso con ganas de haber visto algún episodio más.


Dice Julio Molina en Mallorca Music Magazine, en defensa de Peter Jackson y de lo extenso de su documental, que esto no es un emotivo biopic. Y al leer esto me viene a la memoria precisamente una sensación que me asaltó en varias ocasiones mientras lo estaba viendo, la de estar visionando un biopic, pero sin edulcorar. La de ver y escuchar cosas tan sorprendentes que parecen producto de una ficción. Pero no, todo esto es real.


Tenemos la suerte de que los cuatro de Liverpool, en un momento en el que la continuidad de la banda estaba pendiendo de un hilo y a pesar de sus evidentes diferencias personales y artísticas, decidieron abordar un proyecto megalómano durante aquel mes de enero de 1969. Lo que iba a ser un programa de televisión, grabado en los londinenses Twickenham Film Studios, acabó desplazado al estudio de Apple Corps y convertido en el disco ‘Let it be’ y en la película del mismo nombre dirigida por Michael Lindsay-Hogg. Por el camino dejaron 56 horas de imágenes grabadas y 150 horas de grabaciones sonoras, con los que Peter Jackson y su equipo han trabajado durante 4 años para dar forma a ‘Get Back’. Unas 400 canciones o fragmentos de ellas, de las que el director neozelandés nos muestra 123, según las cuentas de NME.


Podemos ser testigos de conversaciones y discusiones trascendentales para entender, sin necesidad de ser un estudioso de la banda, lo que ocurrió para desencadenar la definitiva separación de The Beatles en 1970. Podemos asistir a la llegada como un soplo de aire fresco de Billy Preston al estudio de grabación y a su inmediata compenetración con John, Paul, George y Ringo. Podemos disfrutar viendo cómo los cuatro componentes, superando sus diferentes opiniones sobre el proceso creativo, sobre cuál debería ser el apropiado devenir del proyecto que tenían entre manos e incluso sobre cómo debían tocar, una vez que se ponían a ello, improvisando y creando canciones sobre la marcha en muchas ocasiones, conseguían que sus voces e instrumentos fluyeran juntas de forma intuitiva y natural, empastando con sorprendente rapidez y, en el fondo, disfrutando al tocar juntos. Y como punto álgido, vemos ratificado ese gozo en la famosa actuación en la azotea, incluida aquí al completo.


Por fin podemos observar de primera mano, más allá de la insuficiente información que nos muestra la original obra de Lindsay-Hogg, muchas de las cosas que ocurrieron durante aquel mes de grabaciones y reuniones. Y aunque sabemos perfectamente lo que ocurrió, porque son The Beatles y hay tanta literatura al respecto como quieras buscar, en otro punto a favor del trabajo de Peter Jackson, ‘Get Back’ consigue mantenernos en vilo durante toda su duración siempre a la espera de comprobar de qué modo y en qué momento mostrará el director cada esperada situación. Porque aquí lo importante no es el qué, es el cómo pasó.

 

P.d. Sir Richard Starkey es el mejor.

 

Bigote Chino: «Está todo yendo mejor de lo esperado»

Luiggi García a la batería incitando a otro músico a montar una nueva banda. Da igual cuando leas esto. Alberto Charro tenía canciones y hasta un nombre, solo faltaba encontrar gente dispuesta a embarcarse en un nuevo grupo en tiempos difíciles. Y pronto llegaron Víctor Martínez al bajo y Antonio Viwe al teclado. Bigote Chino estaba funcionando.


 

Bigote chino surge como proyecto personal de Alberto Charro. ¿Se podría considerar esta banda como una evolución de aquel o algo totalmente nuevo reutilizando simplemente el nombre?
Aunque las canciones son, originalmente, composiciones de Alberto, cuando llegó el momento de proyectarlo para el directo, inevitablemente, se convirtió en una banda. Y, si éramos una banda, no tenía sentido que todo ese trabajo se publicara (y se conociera) con su nombre solo. Sí es verdad que, entre todos los nombres que se barajaron como banda, se optó por rescatar un nombre artístico que Alberto usó la primera vez que interpreto alguna de estas canciones en solitario (Bigote Chino). Un apodo que le pusieron sus sobrinos.


¿Qué aporta Bigote chino que no hubiera en Galleta Piluda o Los Malinches? ¿Y en qué momento sabes que una canción va para un grupo u otro?
Alberto: En Galleta Piluda solo hay cosas que se pueden encontrar en Galleta Piluda, puesto que, más que un grupo, era un estado mental. Eso es irrepetible y pertenece a un momento concreto, que ahora mismo se encuentra en hibernación. Y en Los Malinches, podemos encontrar otra mirada más hippie/psicodélica/orgánica/latino/retrofuturista enfocada a otro tipo de público.
Cuando me enfundo el traje de Los Malinches, las canciones me las imagino detrás de mi instrumento, que es la batería. Y lo mismo ocurre con Bigote Chino y la guitarra. Hay temas que necesito tener el peso del groove para poder expresar lo que se pretende. Sin embargo, no me vería tocando la batería en Bigote Chino. Mi aportación es en la guitarra y eso me da el enfoque para contar otras cosas que no contaría en Los Malinches.


Todos los componentes estáis o habéis estado involucrados en multitud de grupos y otros asuntos relacionados con la música. ¿Qué os llevó a embarcaros precisamente en un nuevo grupo como Bigote chino durante el pasado año, en el que podría considerarse quizás el peor momento para hacer música?
El proyecto empezó algo antes de la pandemia. Quedando como podíamos (siempre con medidas de seguridad). Ahí tuvimos tiempo de ir dándole forma a la cosa. El origen es sencillo: Alberto tenía unas canciones y Luiggi lo picó un poco para llevarlas al directo con banda. Ahí surgió la posibilidad de que se uniera Víctor que, a su vez, se lo comentó a Antonio. ¡Y ya teníamos grupo! Al principio, ensayando en casa de Alberto. Pero al segundo día, vino a quejarse su vecino. Así que empezamos a ir a los locales Underground por horas y luego ya pillamos nuestro actual local, en Sonido Industrial, compartido con Los Malinches. Todo muy natural y muy rodado.


Entre vuestros primeros conciertos, el reciente en el Ruidismo y en breve en el festival Caravaca Powerpop. ¿Os sentís identificados con este tipo de eventos más o menos temáticos?
Son dos ejemplos del tipo de festival que nos gusta y al que solemos ir como público. No necesariamente por ser “temáticos”. Es el concepto familiar y de calidad, más bien. En realidad, temáticamente, nosotros no encajaríamos en ninguno al 100% y, sin embargo, sí tenemos muchas virtudes para tocar en ambos. También influye la trayectoria musical de cada uno del grupo y toda la gente que conocemos de estos años. Se crea cierta expectación y una cosa lleva a la otra.


Siguiendo las actuales dinámicas de trabajo, vuestras primeras canciones las habéis ido grabando y publicando sobre la marcha en plataformas digitales, para finalmente recopilarlas en una edición física. ¿Cuándo y cómo?
Falta una canción aún por salir (lo hará en noviembre), que completará el EP y le dará título. Esto, en digital. En físico, irán juntas en un vinilo 7’’ que podéis pedir a los Reyes Magos, aunque igual nos llegan las copias antes de que acabe 2021. Confiamos en la magia que pueda hacer nuestro sello, Lunar Discos.


Vivimos la época con más opciones de darse a conocer de la historia, pero a la vez con mayor dificultad para hacerse un hueco entre la gran maraña de información que nos rodea. ¿Estáis satisfechos con la repercusión que están teniendo vuestras primeras canciones?
Está todo yendo mejor de lo esperado, estamos demasiado contentos. Sin dar un bolo aun, ya estábamos en Sol Música, ¿qué más quieres? Lo cierto es que, desde que empezaron a salir las canciones en formato digital, nos empezaron a llamar de todas partes. ¡Algo tendremos!


Ya que estamos, desde una perspectiva global, ¿qué banda o bandas pensáis que deberían «viralizarse» y por qué? Nosotros (y nuestro oráculo) decimos Polo Sur (a.k.a. Pooolosur)…
Lo de “viral”, hay que decirlo menos, que es horroroso. Pero sí, Polo Sur es un trío que promete. Estamos deseando ir a un concierto suyo. En cuanto a otras bandas que creemos que tienen poca exposición para lo guapas que están, pues The Qualitons, Alavedra, Diamante Negro, Vosotras Veréis, Voodoo Beach, ĠENN, Blanketman…


Y desde una perspectiva local, ¿con qué bandas de vuestro entorno, sin contar aquellas en las que también tocáis o habéis tocado, os sentís más identificados?
Con Llueve, Capullo!, por ejemplo. Con ellos tocaremos el 17 de diciembre en Murcia (en La Madriguera), además. No tanto a nivel musical, pero sí a nivel sentimental. Es que el Real Madrid une mucho, tío. No sé si sabes de lo que hablamos. Esperamos que sí.


Por último, ¿pensáis que se hará justicia y le pondrán una cabina para pinchar en condiciones a vuestro tocayo Bigote Letal? #unacabinaparapepe
Una en medio del Tontódromo, sería guapísimo. Y él dentro, en plan José Luis López Vázquez. Pagaríamos entrada. También nos encantaría que Bigote Letal pinchara después de algún concierto nuestro, eso lo sabe todo el mundo. En una cabina que estuviera a su altura, por supuesto. Pero los conciertos suelen ser de noche y él se va temprano a la cama.


 

Documento sin título

Aquel tipo se mostraba en público como una persona excéntrica, extravagante en lo estético, pero en su vida cotidiana paseaba al perro vestido con vaqueros, deportivas y camisetas de colores poco llamativos. Supongo que en una ciudad ya bastante gris en sí misma, a nadie le gusta sentirse observado, destacando sobre el anodino gris del asfalto, mientras recoge del suelo los excrementos de su mascota.


José Esteban (Octubre): «La gente que no escucha mucha música difícilmente seguirá mucho tiempo en esto»

A José Esteban Martínez-Iglesias le avalan más de 25 años de trayectoria en grupos como The Unlikes, Rumor y, sobre todo, Octubre, banda con la que públicó hace unos meses su sexta referencia, el EP ‘Epílogo’ (Hurrah! Música / Snap Records). Pero también su condición de músico imperecedero y apasionado melómano. Hablemos de ello…


 

Después de 25 años liados con esto de la música, ¿por qué crees que seguimos haciéndolo a pesar de estar alejados de lo que se supone que es el éxito?
Ni idea. Supongo que somos unos locos o unos frikis y nos ha dado por esto. O a lo mejor tiene que ver precisamente el no buscar el éxito y no estar quemado por no lograrlo.


Si mantenerse durante tantos años en activo, aunque sea de forma intermitente, es difícil, aún más es conservar la atención de los medios y que los discos publicados sigan teniendo buena acogida. ¿Ayuda pertenecer a un nicho específico como es el power pop?
Probablemente. Todos los géneros que hoy se consideran minoritarios o específicos tienen un público muy fiel. Saben que ellos son una parte esencial de ese género y ese sentirse parte hace que sean muy fieles, compren discos y vayan a conciertos mucho más a menudo. Hay un cierto espíritu de camaradería entre grupos y público que en géneros más masivos es imposible que pueda suceder. Por otra parte, con este último EP hemos tenido más repercusión que otras veces. No sabemos si ha sido porque los grupos más grandes se están esperando para sacar sus trabajos a que la pandemia termine y por eso ha habido hueco para nosotros en medios que hacía tiempo que no salíamos.


Habéis publicado recientemente un nuevo EP de Octubre. El título, ‘Epílogo’, podría dar a entender que supone una despedida, pero lo dudo bastante…
No lo sé. Separarnos no nos vamos a separar, pero sí que vemos un cambio de ciclo. Quién sabe si ya el último ciclo. Hemos grabado cuatro LPs y dos EPs. Está muy bien para una carrera musical. Tengo la sensación de haber dado todo lo que musicalmente podía dar. Ya no tengo la necesidad de seguir componiendo, ni de buscar conciertos. Ahora me dejo llevar. Si siguen saliendo cosas las haremos pero, si no, no pasa nada. Hemos sido muy felices y nos sentimos unos privilegiados por haber podido tocar por toda España e incluso en Liverpool y editar discos. Si ‘Epílogo’ es el último, solo el tiempo lo dirá. Eso sí, nos seguiremos juntando cuando nos apetezca y haciendo lo que nos dé la gana.


Algo que se repite en casi todos los trabajos de la banda es la inclusión de alguna versión. ¿Antes que músico hay que ser melómano?
Puede pasar en ambos sentidos. Puedes ser melómano y entonces querer ser músico, o puedes meterte en un grupo porque estudiabas en el conservatorio o son tus colegas los que lo montan y te meten pero no sabías mucho de grupos y esas cosas. En cualquier caso, si esto te va apasionando, poco a poco tienes que ir conociendo más. No concibo estar en un grupo de otra manera. La gente que no escucha mucha música difícilmente seguirá mucho tiempo en esto. Ese momento en el que escuchas por primera vez a un grupo que te recomiendan de cualquier época y, de repente, te cambia la vida es indescriptible.


Muchos grupos tratan de ocultar o incluso niegan sus influencias. Sin embargo tú las haces públicas detallando incluso canción a canción. ¿Por qué?
Es divertidísimo. Me lo paso genial buscando influencias de mis canciones. Al revés, me hace recordar cuando escuchaba esas canciones o, al contrario, canciones que no me gustan nada veo que también algún giro melódico o armónico mío las recuerda. Yo compongo intentando hacer cosas nuevas, al menos para mí, dentro de los parámetros estilísticos que me he autoimpuesto. Si no tienen algo especial que me llamen la atención, las descarto. Sin embargo, cuando las hemos terminado de grabar, empiezo a ver cosas que me recuerdan a otras canciones que ya he escuchado. Hechas a mi manera, sí. Pero eso son las influencias: La reconstrucción individual inconsciente de todo lo escuchado anteriormente.


Hace unos días estuve viendo y disfrutando la serie ‘McCartney 1, 2, 3’. Me parece una frikada maravillosa. Viéndolo, entre otras personas, me acordé de ti y pensé que, como compositor, productor, musicólogo y además fan de The Beatles, lo disfrutarías tanto como yo o más. ¿Estaba en lo cierto?
Qué bien me lo pasé viéndola. En realidad es lo que solemos hacer los grupos en el estudio: escuchar lo que estás grabando y, a la misma vez, ir hablando de música, de influencias, de trucos de grabación… Yo también me acordé de mucha gente con la que he compartido esos momentos como mis compañeros de grupo, Juan Antonio Ross, Joaquín Talismán, Antonio Illán, Antonio Cassinello… Si tienes un grupo y has grabado en un estudio es una delicia verlo.


En estos momentos de restricciones, está costando bastante que los grupos medianos y pequeños puedan volver a actuar en directo. ¿En qué situación está Octubre?
Me da pena por los demás grupos. Por los que, de verdad, están intentando vivir de esto o, por lo menos, intentar tener algo de repercusión. Nosotros tenemos la suerte de tener otros trabajos y, si ahora no se puede, pues nos adaptamos. Pero hay gente que no puede esperar. Que ahora es su momento y no están pudiendo demostrarlo. No quiero criticar a nadie que puede cambiar esta situación y sé que cualquier decisión tiene también sus consecuencias negativas, pero por favor, cuando tomen sus decisiones piensen también en todas las familias que viven de esto y que ahora mismo no están pudiendo hacer prácticamente nada.


Por último, ¿tú que crees que estará haciendo ahora mismo Daniel Romano?
Se la está agarrando con la mano (y a lo mejor está grabando otro disco).


Foto: Enrique Soler.


Pau from Marc: «Living Room Songs tiene un sentimiento esperanzador»

Podrían haber dedicado aquella avalancha de horas muertas para hacer una maratón de series interminable, sesiones conjuntas de yoga o videollamadas multitudinarias a diario, pero Paula y Marco decidieron que todo ese tiempo encerrados podría ser propicio para terminar de definir el sonido y el estilo de su incipiente proyecto musical, que finalmente, jugando con sus propios nombres, llamarían Pau from Marc. Un año después llegaba ‘Living Room Songs’, su debut y resultado de aquel trabajo que comenzaron durante el confinamiento, como una forma de entretenerse componiendo canciones juntos, en el salón de su propia casa.


Foto: Cherry

 

Durante este verano, a falta de conciertos, estáis llevando vuestro ‘Living Room Songs’ a los salones ajenos. De momento lleváis cuatro sesiones grabadas en vídeo. ¿En qué consiste exactamente esta idea? ¿Era algo que ya se os pasara por la cabeza mientras se gestaban las canciones? ¿Cuántas sesiones tenéis pensado grabar?
El año pasado, cuando empezaron a levantarse las restricciones y empezamos a hacer alguna reunión con amigos en casa, les tocamos las canciones que habíamos compuesto en ese tiempo de confinamiento. Ya que se había gestado en nuestro propio salón y a la vista de que todavía no había noticias sobre si las bandas más underground podrían retomar los conciertos en bares o salas, a nuestro amigo Cherry se le ocurrió la idea de traer su cámara y grabarnos en casa, para luego quizá utilizarlo en algún video. Fue entonces cuando le dimos una vuelta y pensamos que podría ser un proyecto para estar activos y probar nuestro directo, que consistiría en reproducir en diferentes salones. Tenemos grabadas cuatro canciones de las seis que pensamos hacer. Nos estamos divirtiendo haciéndolo, al mismo tiempo que tocamos nuestras canciones. Los amigos nos abren la puerta de su salón, nos reunimos y pasamos un buen rato cantando y bailando los temas.


Pau from Marc ha ido creciendo con la grabación y publicación del disco, los videoclips y ahora las grabaciones en directo, con la ayuda de un secuenciador midi para las bases, pero os seguís encargando de prácticamente todo vosotros mismos. ¿Os habéis planteado ampliar la banda para cuando se pueda tocar con normalidad en salas?
El proyecto nace de una forma muy íntima, en casa, cuando queremos y como queremos. Nuestra filosofía en sí misma es DIY. Por suerte nos encanta hacer nuestras propias movidas y ser independientes. No descartamos en un futuro contar con una banda, pero de momento nos quedamos con el formato dúo.


¿Y posibles colaboraciones esporádicas? Se hace difícil no pensar en ello viendo aparecer por vuestras redes sociales a gente como Cherry, (El Estudiante) Larry o Salva Alambre…
Nos encantaría colaborar con ellos, ya que son nuestros amigos y somos fan de ellos. Para el próximo disco estamos preparando una canción que se llama ‘Cherry in Flames’, en la cual Cherry nos ha prometido que participará.


A la hora de componer las canciones del disco, en una situación tan complicada, ¿qué os inspiró? Y no me refiero solo a grupos o canciones…
El hacer el disco fue una manera de entretenernos y hacer algo en común en esa época de encierro. Fue una forma de evadirnos y dedicar tiempo en algo que nos gusta a los dos. Quizá por eso, el disco está inspirado por todas las cosas que en ese momento rondaban nuestra cabeza (series, películas, libros). Está seguramente influenciado por el momento en el que estábamos, pero también fue un parón en el tiempo en el que pudimos dedicar tiempo a otras cosas, descubrir otras muchas. Por eso, aunque ‘Living Room Songs’ vaya ligado a momentos de pandemia, tiene un sentimiento esperanzador.


No sé si estáis trabajando en nuevos temas, pero sí he leído que queréis publicar algunas canciones compuestas previamente a las de ‘Living Room Songs’, que os sirvieron de punto de partida. ¿Qué nos podéis contar sobre esto?
Antes de este primer disco habíamos grabado ya algunos temas juntos sin publicarlos. Son temas de diferentes estilos. En ese momento no teníamos claro el formato que queríamos y solo nos dejábamos llevar por melodías y ritmos. Digamos que nos ayudaron a conseguir el sonido del disco o a encaminarnos hacia lo que queríamos. Por eso queremos publicarlas en forma de EP de caras B para este otoño.


Llama la atención que para vuestros videoclips no sólo os decantéis por hacerlo por vuestra propia cuenta, sino que también habéis optado por hacerlo de forma artesanal, animando cartulinas recortadas o experimentando con agua y tintas, con la carga de horas extra de trabajo que eso supone. ¿Vais a hacer algún videoclip más en el futuro próximo o con la grabación de los directos ya os dais por satisfechos?
En principio pensamos cerrar este ciclo con las grabaciones en directo y ya centrarnos en nuestro próximo trabajo, que esperamos sacar para principios del 2022. No descartamos trabajar con alguien externo en el tema de videoclips, pero es algo que no forzamos. Si surge, pues adelante.


Cuando nace un proyecto, lo normal es que no se plantee como algo pasajero. Vuestra trayectoria muestra que este tiene intención de mantenerse cuando se superen por fin las circunstancias que casualmente dieron lugar a su creación. Pero, ¿qué hay de vuestros grupos anteriores? ¿Queréis retomar la actividad con alguno de ellos y compaginar distintas bandas o vais a centraros exclusivamente en Pau from Marc?
(Marco) Creo que de momento, entre el estudio y Pau from Marc, me deja poco tiempo para retomar viejos proyectos, pero nunca he cerrado la puerta, el tiempo dirá. Paula, además de Pau from Marc, sigue compaginándolo con su otra banda, Green Haya. Están retomando ensayos y sacando nuevas canciones.


Por último, ¿qué creéis que estará haciendo ahora mismo Daniel Romano?
Estará grabando discos, jejeje.


Documento sin título

«¿Nos vamos ya?», insistió El Grimo. Como en todas las anteriores ocasiones Miguelito respondió: «Espérate, que todavía tienen que tocar las buenas». Hacía ya tiempo que habían caído ‘Torito guapo’ y ‘Carabirubí’, imprescindibles en sus actuaciones, pero aparte de sus más conocidos melocotonazos, también habíamos tenido que soportar alguna que otra sevillana que ni la majestuosidad del traje blanco que lucía aquella noche compensaba. Nos quedaban un par de ases en la manga para retener a nuestros amigos hasta el final del concierto, ‘La Mandanga’ y ‘Ya está amaneciendo’, la canción de la serie ‘Menudo es mi padre’, que sabíamos que no incluía en su repertorio, pero ellos no. Sólo tendríamos que hacer uso de estos si, contra todo pronóstico, la velada no culminaba con ‘Apatrullando la ciudad’. No hizo falta, como era de esperar, con esta cerró su concierto y nosotros nos pudimos ir tranquilos a casa sabiendo que algún día podríamos contar que lo habíamos visto cantar en el campo de fútbol de Patiño.

 

Santos Martínez: «En cualquier sitio puede uno no sentirse parte de nada»

En estos tiempos de inercias, se agradece cruzarte de vez en cuando con gente que conserve la inquietud y la emoción por descubrir algo distinto, que no se deje llevar solo por la facilidad de lo más visible. Santos Martínez, escritor, periodista, columnista y casi músico, se libra de la quema y puede que por ello nunca sea objeto apetecible de una entrevista veraniega. «Inyustisia», que diría aquel. Pero eso es lo bueno del underground, que no hay que dar explicaciones…


 

 

 

No nos andemos por las ramas, ¿la novela pa’ cuándo?
Pues espero que para antes de morirme. Al poco de publicar ‘Mañana me largo de aquí’ me puse a escribir una novela. La terminé hace dos años y me propuse dar un salto. Jugar en Primera. En Primera no quiere decir en Champions: en Primera juegan también el Alavés y el Elche. Me tiré otro año intentando colocarla (creo que quedan pocas editoriales en castellano a las que no se lo he enviado) y a 22 de agosto de 2021 podemos afirmar que…me la he comido. Intento no escuchar a quien me dice que sin padrino y desde Murcia es casi imposible y asumo que la novela simplemente era un buen zurullo. Ninguno de mis ídolos lo consiguió a la primera. Es verdad que tampoco hago autoficción y demás chorradas posmodernas. Además de mantener mi puesto de trabajo, el objetivo más concreto que tengo en mi vida ahora mismo es escribir algo tan bueno que, con mis cartas, sea inapelable para un puñado de editoriales. Siento que o consigo eso o no juego. Y sé que no hay atajos: son horas y horas y horas en calzoncillos o pijama delante del ordenador con la puerta cerrada. Y quizá ni así. Pero bueno, no es ningún drama: lo hago porque quiero e intento no calentarle demasiado la oreja a quien tengo cerca. En enero de este año empecé a escribir otra, tengo algo parecido a un primer borrador, pero queda muchísimo. Espero terminarla antes de que tú tengas otra zagala.


El verano siempre me ha parecido una época propicia para vivir anécdotas surrealistas. A falta de nuevas oportunidades para vivirlas, bien está leer las de otros. Háblanos un poco de tu Mambo Negativo…
Mambo Negativo es una columna que he venido publicando en La Opinión los miércoles de julio y agosto. Como hay pocas cosas que me den más pereza que tener que estar todo el rato opinando de algo, intenté darle la vuelta. Yo estudié Periodismo por haberme zampado a Hunter S. Thompson, a Talese… gente que salía a la calle, encontraba una historia y luego la escribía. Recuerdo una entrevista de Talese al payo que ponía los neones de los carteles de los teatros de Nueva York. Es imposible no querer ser periodista leyendo cosas así. Justo el fin de semana en que me propusieron la columna, un camionero tuvo una avería junto al periódico. Llamó a la redacción, bajé a abrirle y me montó un trajín del copón: llamé a su hermana, a su prima, a su jefe, a su mujer… mis compañeros me compadecían, pero yo disfruto esos jaleos. Luego, una compañera me dijo que ahí había una historia, y era verdad. Esas historias de gente haciendo las cosas que hace la gente en este entorno llamado ‘ciudad’ no salen apenas en la prensa. Y a mí me interesan bastante más que lo que tenga que decir un payo que se apellide Díez de Revenga. He intentado contar los momentos en que he conocido a gente así, gente casi siempre en los márgenes.


Si te descuidas un rato, tu compañero en Llueve, Capullo!, Nacho Space, se monta tres o cuatro bandas nuevas. La última creo que es Pooolosur. ¿Tienes tú algo por ahí en ciernes para equilibrar?
Pues tenemos ocho canciones casi niqueladas. Cuando tengamos un par más yo creo que grabaremos. Y nada, sin ser yo nada cercano a músico, a ver si se va poniendo la cosa en marcha para las bandas diminutas, que estamos que nos tocamos encima. Y sí, lo de Nacho no tiene nombre. Ya me podría descargar el NBA 2K21, que me lo dijo hace siete meses y aquí estoy con Pau Gasol aún en Memphis Grizzlies. ¡Viva Polo Sur!


Como consumidor de cualquier expresión artística, siempre me ha parecido algo de lo más complicado, salvo que dediques la vida a ello, estar al tanto de lo que se hace en la actualidad y dedicarle a la vez tiempo a investigar aquello que por edad no llegaste a conocer en su época. Centrémonos en la música, ¿tú cómo te organizas para intentarlo al menos?
A mí me salva la sensación crónica que tengo de que lo guapo está pasando en otro lado. Me tiro varios días escarbando en una movida concreta del pasado y a las semanas vuelvo a preguntarme qué discos están saliendo estos días. Llevo unos años sin leer apenas prensa musical, y tiro de varias decenas de sellos que tengo fichados y que suelen ser sinónimo de lo que me mola. Luego, paso de playlists casi por norma y de Spotify. Necesito tener los discos en el ordenador. Tengo el Soulseek echando fuego y me puse hace un año una norma: no tener nunca más de cinco discos o bandas descargadas sin haber escuchado. Si no, te plantas con 150 discos de 2021 sin haber escuchado. De hecho, más que eso que comentas, a lo que yo le suelo dar vueltas es a la manera en que escucho música. Me pongo un disco y varias veces no sé si no me gusta porque es una mierda o porque no le he prestado suficiente atención. Pero bueno, con esas mierdas me arreglo yo las semanas.


El mes pasado estuve viendo algunos partidos de la Eurocopa de fútbol y no conocía a casi ningún jugador, cosa que me viene pasando sobre todo desde hace unos 4-5 años. ¿Tú crees que llegará un momento en que te dé igual el fútbol? ¿Y el Real Madrid?
Qué va. Bastantes veces pierdo el interés del momento actual del fútbol, pero lo que siempre está es el cuento. Y eso es lo que me gusta a mí. El Madrid es lo más parecido en mi vida a una religión. En el sentido de que hay un dogma, unos iconos, una catedral, una parafernalia, un credo… y vivo a gusto con esa contradicción. Intento no roncerear y no le hago daño a nadie, pijo. También te digo, y esto lo tengo hablado con varias personas, que al Madrid, después de ganar tres Champions seguidas, solo le queda desaparecer. Luego vi lo de la Superliga y entendí que era puro Madrid: no iba a desaparecer, iba a destruir el fútbol. Mi equipo.


A veces pienso que, para quien se dedique a juntar letras de algún modo, leer con devoción a Hunter S. Thompson, Bukowski, Fante o Burroughs, puede ser hasta contraproducente. No vamos a llevar nunca una vida así que sirva de inspiración. Como dicen en mi barrio, ¿sabes lo que te quiero decir?
Entiendo lo que quieres decir, pero no estoy de acuerdo. De esa gente, más que el hecho de vivir en moteles y no haberse lavado los calzoncillos en su vida, a mí me interesan otras cosas. La mirada, la voz, el espíritu. A Bukowski ahora queda bien lapidarlo, pero, sin ser yo un devoto suyo, para mí es un ejemplo de compromiso con la escritura, por ejemplo, de intentarlo una y otra vez hasta que das con la tecla. Eso que decía él de ser un ejército de uno. Fante, lo mismo y, encima, con humor. Un tío que decía que nadie se ha muerto nunca por exceso de emoción. ¿Qué más quieres? Y, luego, no hace falta vivir en Los Ángeles para sentir la alienación en el pecho cada día. En cualquier sitio, ejem, puede uno no sentirse parte de nada.


Firmaste tu libro de relatos como Santini Rose. En prensa, hasta donde yo he podido leer, vienes firmando con tu nombre real, algo que me congratula. Seguro que te he gritado alguna vez en un concierto por el uso del pseudónimo, con sorna, como si este fuera el nombre de algún sello discográfico. ¿Santini Rose debe morir?
Sí me lo has dicho, sí. Y no una vez. Pues me costó entenderlo, pero Santini Rose es un alter ego literario. Sin más. Sin menos, tampoco: da bastante libertad situar en el centro de la acción a alguien que no eres tú pero se parece bastante a ti. Desde hace un tiempo firmo todo con mi nombre, que luego a mi madre también le da más gusto.


Por último, ¿tú que crees que estará haciendo ahora mismo Daniel Romano?
Yo creo que se acaba de esclafar en un taburete de su cocina. Ha resoplado y ha dicho: “La primera vez que me siento en todo el día”.


De puretas y fanzines

Leo el artículo de Juarma sobre The Immortal Mice Men y pienso que podría ser perfectamente el argumento de una novela de Nick Hornby. Si en vez de en Illinois hubiera ocurrido en Granada, podría ser incluso el argumento de la próxima novela del propio Juarma. Pero se trata de una historia real. Un tanto rocambolesca, pero real. ¿Y qué mejor sitio para escribir sobre un músico de culto para unos pocos y totalmente desconocido para la inmensa mayoría que un fanzine (pureta) de limitadísima tirada? Si buscas por la red, encontrarás información al respecto, pero nadie te lo contará tan bien y con tanto detalle como el de Deifontes en su colaboración en Presbicia #1, la última y reciente publicación del dibujante valenciano José Tomás. Y el fanzine ya está agotado. Sirva esta curiosidad como punto de partida para una reflexión: en los tiempos de Internet y redes sociales, de la inmediatez, la sobreexposición y la fugacidad, de historias de Instagram y de Tik Tok, ¿qué nos empuja, especialmente a quienes nacimos en los años 70, a seguir creando publicaciones en papel de corto recorrido? Coincidiendo prácticamente con el lanzamiento de Presbicia, llegaba también El valor del necio, una recopilación de textos de mi amigo Arcadio Augusto González Gallego, asturiano afincado en Madrid, en formato fanzine. Ya agotado también. Así que aprovecho la coincidencia, justo cuando ando también discurriendo sobre la posibilidad de publicar una nueva entrega de mi fanzine, CRLM, en un futuro cercano (pero no demasiado), para hacer suya también esta reflexión.


 

Hablar de simple nostalgia sería simplificar demasiado. Cada cual en su particular medida, pero hoy en día casi todos somos parte de esta dinámica acelerada y explícita. Y creo que hay consenso sobre que todo tiempo pasado no fue necesariamente mejor, simplemente diferente. Entonces, ¿por qué seguimos haciendo fanzines? «Por costumbre», supone José Tomás. No es mi caso, aunque nunca he dejado de consumirlos, dejé de hacerlos en algún momento a principios de este siglo y hasta 2018 no regresé al papel, pero el creador de Presbicia no ha parado de publicar en este formato «desde los 15 años». «No es algo racional ni práctico. Quizás el fanzine sea mi zona de confort, un lugar tranquilo y calentito al que vuelvo regularmente, en el que estoy agustito. El formato del fanzine me fascinó en su día y me sigue fascinando actualmente. Es lo que conozco. Con Presbicia me planteé revivir la experiencia de hacer mi primer fanzine, pero 35 años más tarde», señala. “Es un formato que resulta familiar y cercano. Un ejercicio personal de pasión casi adolescente, sincero, honesto y accesible, al que uno puede asomarse muy fácilmente”, añade Arcadio. Su caso es distinto, a pesar de llevar prácticamente toda la vida involucrado en distintas bandas de hardcore punk, El valor del necio supone su estreno en la publicación de fanzines. “Muchos amigos y conocidos míos llevan años editando fanzines”, indica el de Avilés, “por eso tenía muy clara mi elección; un libro, aunque fuese pequeño y autoeditado, me parecía algo demasiado serio, puede que hasta pretencioso, al menos para mi debut. Si este proyecto fuese musical se editaría en forma de maqueta, en cinta y con portada en blanco y negro”.


Teniendo en cuenta que suelen ser publicaciones con poca audiencia, con «tiradas muy pequeñas», como señala José Tomás sobre las suyas, y con las que, obviamente, como indica Arcadio, “nadie se plantea ganarse la vida”, ¿puede darse el caso de que sea mayor el peso que tiene la propia satisfacción del autor frente al reconocimiento del público, del lector, como motivación para publicar un fanzine? «La mayoría de fanzines que he hecho ni siquiera los vendía, así que hablar de público suena un poco ridículo», advierte el valenciano. «Cuando hago un fanzine no tengo en cuenta a ningún tipo de público. Lo hago para mí, únicamente», concluye. “Primero está la propia satisfacción. Sin duda, un fanzine tiene que ver más con el yo que con el los demás”, señala Arcadio, aunque matiza sobre esta dicotomía, “pero seguramente, con el paso del tiempo y con el esfuerzo acumulado que implica hacerlo de una manera más o menos periódica, que tenga mejor o peor aceptación puede hacer que un proyecto dure más o menos tiempo. El cansancio y la desmotivación creo que llegan antes predicando en el desierto que en un auditorio a rebosar». No creo que le falte razón, pero también es cierto que cuando llevas más de veinte años vagando por el desierto, lo de predicar hasta se te ha olvidado. Como dice José Tomás, “si cuando está hecho le gusta a alguien, mejor que mejor”. Me siento identificado sin duda con esta filosofía, hace ya mucho tiempo que el gusto por escribir es el principal impulso para hacerlo, independientemente de su repercusión. Y hace tiempo también que hice mío aquello que decía CASCALES sobre «divertirse con el proceso antes que con el resultado», más aún cuando, aparte de escribir, se trata de liarse con las tijeras, las fotocopias y la grapadora. Lo importante es el camino y el entretenimiento asociado a este. «Lo disfruto mucho, incluido bajar a hacer las fotocopias, doblar las hojas y guillotinar (si se necesita), grapar y hacer los envíos», coincide José Tomás. “Hacerlo es un fin en sí mismo. El viaje es el trayecto, no el destino”, añade Arcadio. “Es una especie de arrebato que nos va robar tiempo, energías y hasta dinero, sin que no nos importe más que el aquí y el ahora”. En definitiva, un arrebato de romanticismo: “Es un primer amor, todo se entiende, no hay dudas y solo se vive en el presente”. Solo que para algunos este enamoramiento es un estado permanente… o al menos algo que reaparece cada cierto tiempo.


### La última de 2020

Como nadie la estaba esperando (ni siquiera yo mismo tenía pensado hacerla inicialmente) me he tomado mi tiempo. Al final ha quedado algo a medio camino entre una lista de favoritos del año al uso y lo que hice con los de 2019, una lista de discos interesantes que no conocía antes de Navidad.


Fue precisamente durante las vacaciones navideñas cuando esta idea comenzó a tomar forma. Después de muchas charlas virtuales con mis compañeros Romu López y José Llobregat (aka Bigote Letal) sobre las listas de mejores discos del año que vamos compartiendo entre nosotros cada mes de diciembre, me di cuenta de que realmente a lo largo del ejercicio pasado hubo pocos discos que escuchara de forma repetida.


Fue un periodo de ver muchas series y documentales, de escuchar podcasts con asiduidad y de aficionarme al rugby, especialmente al del hemisferio sur. Pero en diciembre no hubieran salido más de 15-20 discos en una posible lista, a pesar de haber acumulado multitud de ellos entre listas de Spotify, marcadores de Chrome y torres sobre el tocadiscos.


 

Así que, aprovechando los días libres, comencé a hacer una recopilación más amplia de publicaciones discográficas de 2020 sin más intención que la de organizarme y de obligarme a escuchar toda esa música olvidada.


Todo el material acumulado hasta final de año, que en muchos casos había escuchado poco o nada, más un montón de trabajos que a priori me interesaban de las listas que fui consultando. Un total de casi 600 referencias.


Tras un primer filtro rápido, la lista bajó a unos 400 trabajos, que me han acompañado durante los últimos tres meses y medio. Los he ido escuchando con calma una o varias veces, dependiendo de cada caso, hasta llegar a esto que muestro a continuación: La lista de las 87 publicaciones musicales de 2020 que más me han gustado (la cifra es totalmente casual).


Accidente ‘Caníbal’
Arbor Labor Union ‘New Petal Instants’
Bananagun ‘The True Story of Bananagun’
Black Market Brass ‘Undying Thirst’
Bob Mould ‘Blue Hearts’
Brent Cobb ‘Keep ‘Em on They Toes’
The Budos Band ‘Long in the Tooth’
Cable Ties ‘Far Enough’
Cemënteri ‘Asma, corte, afonía, pisotón’
The Chats ‘High Risk Behaviour’
Chubby and the Gang ‘Speed Kills’
Colter Wall ‘Wester Swing & Waltzes and Other Punchy Songs’
The Cool Greenhouse ‘The Cool Greenhouse’
Copper Age ‘Buerismo’
Coriky ‘Coriky’
The Cowboy ‘Feel the Chi Releasing from You’
The Cowboy ‘WiFi on the Prairie’
Cromo ‘En otro lugar’
Cut Worms ‘Nobody Lives Here Anymore’
Daniel Romano ‘Spider Bite’
Daniel Romano’s Outfit ‘Do (What Could Have Been) “Infidels” by Bob Dylan & The Plugz’
Dua Lipa ‘Future Nostalgia’
Ellis/Munk Ensemble ‘San Diego Sessions’
Elvis Depressedly ‘Depressedelica’
Flat Worms ‘Antarctica’
Frankie and the Witch Fingers ‘Monsters Eating People Eating Monsters…’
Frank & the Hurricanes ‘Love Ya Love Ya’
Garcia Peoples ‘Nightcap at Wits’ End’
Gee Tee ‘Atomic’
Gen Pop ‘PPM66’
Habibi ‘Anywhere But Here’
Horse Lords ‘The Common Task’
Huevos II ‘III’
illuminati hotties ‘FREE I.H: This Is Not the One You’ve Been Waiting For’
James Elkington ‘Ever-Roving Eye’
Jamie 4 President ‘The Bathroom Demos’
Jon McKiel ‘Bobby Joe Hope’
Kacy & Clayton and Marlon Williams ‘Plastic Bouquet’
Karkara ‘Nowhere Land’
Kelley Stoltz ‘Ah! (Etc)’
Lewsberg ‘In This House’
LIIEK ‘LIIEK’
LITIGE ‘En eaux troubles’
Llueve, Capullo! ‘121 Goles’
Los Estanques ‘IV’
Los Manises ‘Aristocracia y Underground’
Loss Leader ‘Songs About’
Lucky Malice ‘Magnetic’
Lukas Nelson and Promise of the Real ‘Naked Garden’
Mapache ‘From Liberty Street’
Mausoleo ‘Absolución’
Michel Cloup, Pascal Bouaziz, Julien Rufié ‘À la ligne – chansons d’usine’
Milk ‘Bricks’
Mohama Saz ‘Quemar las Naves’
Muro ‘Pacificar’
Neil Young ‘After The Gold Rush (50th Anniversary)’
North Americans ‘Roped In’
Nueva Vulcano ‘Ensayo’
Núria Graham ‘Marjorie’
Oranssi Pazuzu ‘Mestarin kynsi’
Pearl Jam ‘MTV Unplugged’
Pokey LaFarge ‘Rock Bottom Rhapsody’
Porridge Radio ‘Every Bad’
Powers/Rolin Duo ‘Powers/Rolin Duo’
Redd Kross ‘Red Cross EP: Special 40th Anniversary’
Reek Minds ‘Reek Minds EP’
Rolling Blackouts Coastal Fever ‘Sideways to New Italy’
Ron Miles ‘Rainbow Sign’
Rose City Band ‘Summerlong’
The Roves ‘The Big Silver’
RUDIX ‘demo’
Run The Jewels ‘RTJ4’
Sial ‘Tari Pemusnah Kuasa’
Soul Glo ‘Songs to Yeet at the Sun’
Stephen Malkmus ‘Traditional Techniques’
STIFF RICHARDS ‘State Of Mind’
Sturgill Simpson ‘Cuttin’ Grass – Vol.1 (Butcher Shoppe Sessions)’
Superchunk ‘There’s A Ghost / Alice’
SUSS ‘Promise’
Sven Wunder ‘Eastern Flowers (Doğu Çiçekleri)’
Sweeping Promises ‘Hunger for a Way Out’
Varios Artistas ‘Brown Acid – The Eleventh Trip’
Varios Artistas ‘Brown Acid – The Tenth Trip’
VVV [Trippin’you] ‘Escama’
Waxahatchee ‘Saint Cloud’
Xetas ‘The Cypher’
Young Jesus ‘Welcome to Conceptual Beach’


A continuación tenéis una lista de Spotify con una o varias canciones elegidas aleatoriamente de cada trabajo (todas en el caso de los dos recopilatorios incluidos). De los que no están en dicha plataforma incluyo enlace a sus correspondientes páginas de Bandcamp en la propia lista.


Espero que la disfrutéis, así lo he hecho yo mientras la hacía, que esa era otra parte fundamental de esta idea.


 


 

Los Estanques: «Estamos encantados con las críticas, pero preferimos que el público disfrute»

Van por el cuarto álbum. Todos buenos. Ninguno ha pasado desapercibido, más bien han ido generando una creciente atención a cada entrega. ¿El motivo?, su orfebrería pop de aire progresivo e intensidades cambiantes, grabada con atención al detalle y plasmada con energía en llamativos directos. Son muy versátiles tocando, jóvenes experimentados y buenos contadores de historias. Además no le hacen ascos al humor. Son Los Estanques, más que una propuesta ‘retro’ al uso, una banda contemporánea que actualiza discursos musicales aún vigentes, pero procedentes de otras épocas. Heredan la atención al detalle y el gusto por lo orgánico, aplicando los medios de difusión actuales y su condición de jóvenes en este cambiante inicio del siglo XXI. Les lanzamos unas preguntas porque vienen a Murcia a tocar.


 

 

Vuestro último disco, ‘IV’, fue editado el verano pasado (tras el famoso robo del ordenador y disco duro previo), con todo esto de la pandemia encima. ¿Cuáles eran vuestras expectativas y cuáles se han cumplido?
Intentamos no pensar mucho en las expectativas y simplemente disfrutar del proceso y de cómo vaya ocurriendo, por supuesto todo lo bueno que pase con algo a lo que le hemos puesto tanto esfuerzo y cariño será muy bienvenido.


Sí, mejor vivir al día en esta época con tanto imprevisto y encierros intermitentes. Aunque si hay que estar encerrado, mejor rodeado de instrumentos. A estas alturas, se intuye que sois animales de estudio, ¿qué es lo que más disfrutáis del proceso?
Siempre mejor rodeados de instrumentos. Componer es la parte que más disfrutamos pero todo tiene su punto.


Ya habéis contado en varias ocasiones la historia del robo del ordenador en entrevistas y demás. Aparte del disgusto, ¿le sacasteis algo positivo al hecho de tener que regrabarlo todo?
Sí, superar las zancadillas que te pone la vida te hace más fuerte, o eso creemos. Además nos gusta pensar que han quedado mejor de cómo estaban, a pesar de que hay dos que no regrabamos ‘Inés Moral’ y ‘Niño soy’.


Los cuatro discos han sido recibidos con los brazos abiertos por parte de los medios de comunicación especializados. ¿Os sentís más un grupo de crítica que de público?
Estamos encantados con las críticas recibidas pero preferimos que el público disfrute de lo que hacemos.


Vuestras canciones son historias en miniatura, muy al estilo de CRAG, Vainica Doble… Siempre han sido así. Todo lo opuesto a una ópera rock, por ejemplo. Pero en este disco hay cierto aire conceptual entre todas. ¿Está en vuestra cabeza hacer, algún día, el ‘Tommy’ de Los Estanques?
Sí, se llamará ‘Jerry’ (carcajadas). El ‘Tommy’ es un discazo, ojalá algún día hagamos algo la mitad de bueno.


 

 

 
 

 

Además del costumbrismo y cierta poética de la rutina, el humor también tiene cabida en vuestras canciones. Y puede ser tentador, visto el tirón de canciones como ‘Soy español, pero tengo un kebap’ ¿Tenéis líneas rojas para mantener la sutileza y no caer demasiado en el chiste, o vais sin filtro?
Hablando de humor no tenemos línea roja pero hablando de amor no hay quien nos coja.


¿Cómo lleváis lo de ‘enebrar la aguja’ con los bares de copas cerrados?
Llevamos hecho siete tapetes, así que ni tan mal.


Si no llevamos mal la cuenta, os vimos en Murcia por primera vez en septiembre de 2019, con motivo del festival Lemon Pop. ¿Os dio tiempo de conocer la ciudad? ¿Hubo algo que os marcara para siempre (para bien o mal)?
Recordamos ese concierto con mucho cariño pero no pudimos visitar la ciudad de día. Deseando volver pronto.


Algo que empezó como una especie de ejercicios de práctica, se ha convertido en uno de los contenidos más interesantes en la maraña actual de las redes sociales: los vídeos en Instagram de Iñigo. Desde ponerle música a una canción de Karina a sorprendentes colaboraciones con Alma o Roberto Cubero. Cuéntanos más detalles sobre esta serie de vídeos.
Son vídeos que hago en una sesión, desde llegar con una idea o a veces incluso nada hasta acabar en 12 horas con el video montado y subido a Internet. Todo grabado en directo y lo que prima es la naturalidad y la espontaneidad de cada uno de los que participamos en él. Además estamos conociendo unos músicos muy interesantes y me parece una muy buena forma de compartir música tal y como está ahora mismo la situación.


En estos tiempos de restricciones se ha complicado más aún lo de darse a conocer en el mundo de la música. Los formatos de comunicación digitales, con las redes sociales al frente, han tomado más importancia incluso de la que ya tenían, encumbrando a nuevos nombres, ya sea por suerte/casualidad o por el buen trabajo de los equipos de comunicación. Aprovecha este hueco para mencionar 5 grupos/artistas que merecerían viralizarse según tu opinión.
Malcolm Scarpa
Jon Bap
Ombligo
Alpargata
Alien Tango.


Alguno  teníamos ya en el radar, otros los apuntamos. Encantados de charlar con vosotros.
Muchas gracias por la entrevista, un placer. Un saludo para todos los lectores.


 


Entrevista realizada junto a Romu López y Víctor Martínez para Tímpanos y Luciérnagas.