Rata Satán es el pseudónimo artístico de María A. Jiménez (1990), ilustradora y tatuadora murciana de estilo peculiar y reconocible. De sus pinceles nace con regularidad y diligencia una serie de personajes con tendencia al histerismo y cierto gusto por lo escatológico, con los que, a pesar de todo, es muy probable que te identifiques de algún modo. Más aún en estos soporíferos tiempos veraniegos. Quizás por ello es la escogida para abrir la serie de entrevistas estivales «del bar de enfrente de la iglesia», aunque en realidad esté hecha por email, o quizás sea por esto último. De cualquier modo, ella afirma que «no podrás creer la número 4».
Antes de hacerte llamar Rata Satán, tu nombre artístico era Doctor Zombie. ¿Por qué este cambio? No obstante, tanto con uno como con otro, siempre me viene a la cabeza un amigo que cada vez que se llama a alguien por un pseudónimo, sea artístico o no, dice: ¡No le digáis nombrajos!
Lo de Doctor Zombie me lo puse sin ninguna historia apasionante detrás. Me gustaban las pelis de terror de serie B y me parecía divertido que no supieran si era chico o chica. Pero (sorpresa, sorpresa) no era la única con este nombre. Hay un tío en alguna parte de América Latina con el mismo pseudónimo, que encima se ve que antes dibujaba cómics y ahora (o al menos hasta hace unos años) tiene un programa de radio dedicado al cine. Me llegaban muchos mensajes a la página de Facebook preguntándome que qué me parecía tal película o qué película era esa en la que salía un señor nosequé y hacía nosecuantos. Aunque me hacía mucha gracia y yo contestaba a todo, pensé que cuando triunfase no quería problemas con la autoría de nada. Todavía no he triunfado, pero busqué un nombre guay y que molestase a mi madre: Rata Satán. Está feo que lo diga yo, pero mola mucho. Además, es que me llamo María y ya hay otra que es virgen y es mucho más famosa.
Hablemos del proceso creativo. ¿Sueles partir de ideas previas cuando te sientas a dibujar o hay buenas dosis de improvisación? ¿Necesitas de un entorno determinado y una regularidad o eres capaz de ponerte a dibujar en el primer sitio que pilles y en cualquier momento? ¿En qué formatos o con qué técnicas prefieres trabajar, si es que hay alguna preferencia?
Tengo una libretita donde apunto y aboceto ideas locas, normalmente nunca se parece nada lo que empieza con lo que acaba siendo. Una vez alguien me dijo que David Lynch empezó Twin Peaks sin saber quién era el asesino (información cero contrastada), y básicamente eso define muy bien todo mi proceso creativo y mi manera de trabajar. La mayoría de ideas se me ocurren haciendo cosas que nada tienen que ver con dibujar.
Respecto a lo del entorno, como en mi casa somos familia numerosa y la casa de mis padres era enana y compartí habitación hasta que me fui de casa; yo puedo dibujar en absolutamente cualquier parte. Otra cosa son mis preferencias: mesa gigante para llenarla de cosas y papeles. Regularidad sí que tengo, porque además si no dibujas regularmente luego se te olvida y esto es así. De lunes a viernes hay un horario y un mínimo de horas por cumplir.
Las técnicas las tengo pilladísimas: gouache para los dibujos a color, tinta china para los cómics y a veces robo de la mesa de Nasty Franky unos rotuladores. Siempre pincel y, aunque el formato depende de varias cosas, a mí me gustan grandes. Prefiero dibujar en A3.
En más de una ocasión he leído a artistas comentando el carácter terapeútico del momento creativo, que no necesariamente incluye la muestra del resultado en público. ¿Coincides en esto?
La verdad que no sé contestar a esto, yo dibujo porque me sale solo y porque me gusta. Cuando lo necesito y tengo dinero, voy a terapia, jaja.
Tus ilustraciones están protagonizadas por animales varios (ratas sobre todo, pero también perros, gatos o cerdos), indigentes, vampiros y una serie de personajes bastante cafres, que viven situaciones de lo más rocambolesco. En alguna historia hablas además de una «Devil Town» (la de la canción de Daniel Johnston). ¿En qué medida dirías que estos reflejan de un modo autobiográfico tu entorno y que vivir en Murcia te ha influido a la hora de dar forma a tu particular universo creativo?
Todo lo que dibujo tiene algo autobiográfico, hasta la apariencia física de los personajes monstruosos e histéricos. Reflejan mi manera de ver las cosas y cómo las percibo, y desde luego si no fuera por Murcia, quién sabe, igual dibujaría cosas más bonitas y aburridas y para toda la familia y retratos de parejas. Qué asco.
Formas parte de un amplio sector del underground murciano, de artistas que nacieron entre mediados de los 80 y mediados de los 90, que pasaron por la Escuela de Arte. Si pudieras volver atrás, ¿tomarías la misma decisión? ¿Crees que te ha marcado creativamente tener una formación artística o, a pesar de todo, te consideras autodidacta?
Esto tiene gracia, porque cuando fui a apuntarme a la Escuela de Arte, yo quería hacer Diseño de Moda, pero no quedaban plazas. Como siempre me ha gustado dibujar y siempre lo he hecho, no pensaba que fuese necesario estudiarlo. Además, me admitieron en un módulo de Imagen y Sonido, del que al final rechacé plaza e hice la prueba de acceso a Ilustración. Encima ni me cogieron al principio, entré en los llamamientos en octubre, jaja.
No me arrepiento para nada de haber estudiado Ilustración, que por cierto aún no he recogido mi título y veremos a ver si lo hago. Luego empecé Animación, pero no la terminé. Volvería a hacer lo mismo, fueron años divertidos. Nunca me he considerado autodidacta; es cierto que a dibujar se aprende dibujando, pero aprendí muchas cosas y probé muchas técnicas, y sobre todo de tener compañeros se nutre una mucho. Lo que pasa que estudiar algo artístico tiene una gran parte de trabajo personal, no es aprobar exámenes: te enseñan técnicas y tú decides desarrollarlas o no, dibujar en tu casa o no. Y desde luego un título no te va a dar trabajo.
Teniendo en cuenta que nos conocemos, sobre todo, por coincidir en conciertos (y por sufrir el ataque de los mosquitos en comunidad), doy por hecho que la música ocupa una parte importante de tu vida personal. También de la artística, porque has trabajado en numerosas ocasiones con grupos, pinchadiscos y festivales. Pero me gustaría saber en qué modo influye (y te acompaña) la música en tu creatividad y qué discos estás escuchando últimamente.
Buf, la música me influye muchísimo y uno de mis sueños frustrados es tener una banda guapísima e irme de gira y vivir todo lo que me imagino que es eso. Las canciones me sacan un dibujo, un capítulo de un cómic o el tono que le doy a la narrativa. Últimamente estoy escuchando mucho a Private Function (joder, qué guay poder haberlos visto hace poco y como molan tanto, me devolvieron las ganas de vivir fuertemente). Aunque me pongo discos en el tocadiscos, me cuesta recomendar discos enteros porque cuando dibujo me pongo listas, pero venga ahí va: Hex Dispenser ‘III’, Billy Childish ‘Devil in the flesh’, Roots Of Chicha vol. 1 y 2 y todo el Bandcamp de ¡Miau! (miaumiaumiau.bandcamp.com). Ahí dejo el buen batiburrillo.
Diría que en tu obra juegas con lo feo, lo escabroso y lo surrealista de un modo bastante singular, al alcance de poca gente en la actualidad. ¿Te sientes identificada con autores clásicos como Robert Crumb o Johnny Ryan o con autoras contemporáneas como Roberta Vázquez o Irene Márquez, que también lo trabajan muy bien? Y ya que estamos, ¿a qué artistas actuales nos recomendarías?
Soy súper mega fan de toda la gente que has nombrado. Identificada no sé, pero me influyen mucho, son lo mejor. De más joven quería ser una versión de Peter Bagge mezclada con Matt Groening, jaja.
Artistas actuales que recomiendo muy fuerte y también me insipiran: Wati Bakan (@wati_bakan en Instagram), DAVAT (@dxpxmx en Instagram), Flavita Banana por supuestísimo, Igor Hofbauer (@igorhofbauer), el gran Magius (premio nacional del cómic y paisano murciano), BRULEX (@brulex.fr), Juarma por supuestísimo, Pippa Toole (@pippatoole), Libertad Ballester, Ana Galvañ, Mik Baro, Mister Sister (@mr.sisster), Aroha Travé, Nasty Franky, Ruth Mora (@_meanmachine), Sr Kruel y podría seguir. Y por supuesto, al único dios al que le rezo: John Waters.
Además de ilustrar, hace ya un tiempo que también tatúas. Algunos de tus personajes recurrentes ocupan brazos, muslos y hasta algún que otro culo. En esta dualidad, ¿qué parte consideras que ha sido simple evolución natural y qué parte la necesidad de diversificar de quien se mueve por los terrenos del underground? ¿Ha habido alguna ocasión en que hayas pensado: esto no compensa? Más allá de tu repertorio habitual, ¿alguna vez te han pedido que adaptes algún dibujo especialmente peculiar?
Lo de empezar a tatuar surgió cuando mi amiga y genia del tatuaje Ana (@pajari.tattoo) me lo propuso. Me gustó, me pareció divertido y además estaba muy arropada por ella (eternamente agradecida). Después de aquellos años, decidí centrarme un poco más en los cómics, aunque sigo tatuando, pero bastante menos. Obviamente, tatuar da más dinero que los cómics, aunque actualmente que hay más tatuadores que personas, pues ya no lo sé. Tengo que decir que aún no he tatuado ningún infinito, aunque sí varias veces el nombre de Patricia. Creo que lo más peculiar que he adaptado a tatuaje (que no a mi rollo) fue una chica que vino de otra comunidad autónoma a que le tatuase el logotipo de una amiga suya que hacía velas.
Respecto a lo de “esto no compensa”, no puedes pensarlo si quieres dedicarte a un mundo artístico sin que tus padres sean ricos. A veces me hundo en la mierda y otras me vengo arribísima, pero al final, sin querer sonar prepotente, no he elegido dibujar, simplemente no puedo no hacerlo.
Eres una de las personas que está detrás de la organización de la feria de autoedición Zorroclocos e Lobos, cuyo regreso ha sido anunciado recientemente. ¿Qué nos puedes contar sobre esta esperada nueva edición?
Puedo contar que será al aire libre si hace buen día y si no, hay plan B a cubierto. Será en la Biblioteca Regional (que tienen espacios abiertos y unas catacumbas chulísimas), que habrá talleres y concurso de dibujo infantil, conciertos muy molones y cerveza barata. Invitaremos a gente molona del fanzine de otras regiones, esperemos que digan que sí. Y por supuesto, que habrá fanzines para enterraros.
En tu trayectoria has publicado un buen número de fanzines monográficos y has participado en otros cuantos colectivos. Ahora que se avecina otro Zorroclocos, ¿qué tienes en mente en este apartado?
Cada vez que se acerca un Zorroclocos, mi único objetivo es no suicidarme del estrés que conlleva montarlo. Pero llevaré un fanzine nuevo íntegro de cómics, participo en otros cuantos y por supuesto mi gran obra nada valorada: el fanzine de test de la DGT. Si me vengo muy arriba, tengo otro fanzine pensado nuevo, pero no tan pensado como para decir de qué va.
Últimamente has expuesto algunas de tus creaciones en estudios y centros varios, que siempre es algo interesante, pero me preguntaba, aparte de tu Instagram (y del bar de enfrente de la iglesia), ¿hay algún lugar, físico o digital, donde la gente pueda acudir a ver tus originales y comprarlos si es menester?
Lo de hacer exposiciones me parece importante porque, aunque Instagram esté bien como ventana, obviamente no es lo único. Y allí hay demasiada oferta, además de que los originales siempre mola más verlos en directo, sobre todo si hay cerveza gratis. Llevo como varios meses detrás de hacerme la web, pero me pesa el culo un poco bastante, a ver si este verano no tengo ningún accidente y la termino. De momento quien quiera algo puede escribir a rata.satan@gmail.com o echarle un ojo al Instagram (@satanlovesrats) y mandar mensajes directos con preguntas, ruegos e insultos.