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«¿Nos vamos ya?», insistió El Grimo. Como en todas las anteriores ocasiones Miguelito respondió: «Espérate, que todavía tienen que tocar las buenas». Hacía ya tiempo que habían caído ‘Torito guapo’ y ‘Carabirubí’, imprescindibles en sus actuaciones, pero aparte de sus más conocidos melocotonazos, también habíamos tenido que soportar alguna que otra sevillana que ni la majestuosidad del traje blanco que lucía aquella noche compensaba. Nos quedaban un par de ases en la manga para retener a nuestros amigos hasta el final del concierto, ‘La Mandanga’ y ‘Ya está amaneciendo’, la canción de la serie ‘Menudo es mi padre’, que sabíamos que no incluía en su repertorio, pero ellos no. Sólo tendríamos que hacer uso de estos si, contra todo pronóstico, la velada no culminaba con ‘Apatrullando la ciudad’. No hizo falta, como era de esperar, con esta cerró su concierto y nosotros nos pudimos ir tranquilos a casa sabiendo que algún día podríamos contar que lo habíamos visto cantar en el campo de fútbol de Patiño.

 

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