Culpable o inocente: Iván Casquete, de El Mundo de Kaskete

Defiende a capa y espada su condición de hombre honrado, abrazado a una imagen de San Martín de Porres si es menester, en una lucha sin par por demostrar que los Osos Amorosos no son trigo limpio. Entregado en vida y alma a tal hazaña, no han sido pocos los escollos encontrados en el camino. El último, hace apenas unas semanas, cuando los administradores del Fotolog borraron de sus servidores todos los textos y fotografías que nuestro protagonista había ido dando a conocer con tronío y buen hacer en su cuenta durante años y años, sin respetar ni tan siquiera que Kaskete fuera uno de los únicos tres usuarios con más de dos días cotizados a la Seguridad Social que aún seguía actualizando con frecuencia su cuenta en esta red social de origen brasileño. Iván ha prometido venganza, algún día se cagará «tanto en sus vivos como en sus muertos», y qué mejor herramienta para ello que un blog desde el que dirigir con maña, como perspicaz estratega, su particular cruzada: El Mundo de Kaskete.

 

No obstante, es por todos conocido que lo cortés no quita lo valiente, así que no me queda más remedio que lanzar desde aquí una severa amonestación a este sin par complutense, pues no se le ha ocurrido más descabellada idea que comenzar su aventura bloguera desvelando que, bajo su entrañable apariencia, los habitantes de Fraggle Rock esconden un oscuro pasado y un no menos oscuro presente. Amigo Casquete, creo que no me excedo en mis competencias si te digo que aquí te has meado fuera.

 

A pesar de ello, no será este un sitio donde se declare culpable a alguien sin un juicio previo. Porque estoy de acuerdo en que, como reza el dicho, todo el mundo es inocente hasta que se demuestra lo contrario y es absuelto por un jurado popular y porque estoy convencido de que todo hijo de vecino tiene el mismo derecho que un yerno real a defender su honor, aunque para ello haya que crear una nueva sección que lo mismo no tiene continuidad. ¡Desembucha, rufián!

 

 

¿Quién te crees para tener una lucha interna con tu mecanismo?
Iván de Casquete y Molina… ¡un preboste generacional de tomo y lomo!

 

Con lucha interna o sin ella, ¿no te da vergüenza difamar sobre algo tan sagrado como Los Fraguel? ¿Te pego una hostia yo o llamo a otro para que te la dé?
Partamos de la base de que yo siempre he sido esquivo a vulnerar cualquier tipo penal recogido en códigos tanto españoles como portugueses, máxime si son delitos que acarrean lesiones hacia el derecho al honor… ¿dices que difamo? No estaría yo tan seguro, señor mío, pero si un jurado me condenara por tal injusticia, en mi defensa aseguraría que sólo hacia mío ese proverbio cantones que dice: “Difama… ¡y a bailar!”

 

Ya en serio, ¿no crees que te mereces lo del Fotolog por seguir usando esa mierda? No obstante, ¿tienes ya planeada tu venganza?
Sí, me está bien empleado por haber consagrado mi vida a una red social con sede en Brasil en cuya página de inicio ni siquiera se puede ver un gif animado de un mono lanzando cocos desde un palmeral; pero hay veces que un hombre tiene que hacer lo que tiene que hacer, guste o no. En cuanto a mi venganza… ¡auguro que será terrible!

 

¿Acaso eres más cabrón de lo que te pertenece?
Considero que esta pregunta obedece básicamente a que, sin duda, soy más conocido entre el público moderno y de corazón latino que entre los gurús del periodismo en general. Por eso ignoran que no puedo ser más cabrón de lo que me pertenece, ya que no tengo ná mio. De esto se deduce que, al no tener más posesiones terrenales que mi castillo hinchable en Escocia y el magnífico yate que reposa en el lujoso embarcadero de la playa de Albacete, mis pertenencias se reducen a la nada más absoluta o al +/- cero elevado al cubo.

 

¿Te las tomas hasta con la izquierda?
Si te refieres a las curvas, sí, porque desde muy chiquitito siempre tuve tendencia a cargar paquetón hacia la derecha. Por ello, y para evitar males mayores, no me queda más remedio que ganar las curvas por la izquierda, para evitar pegarme la hostia padre al girar.

 

¿Y te has arriesgado alguna vez a que te entre una salmonelosis?
Jamás. Sin embargo, y aún no habiendo asumido en la vida semejante riesgo, en el año 2010 se me concedió el Premio Píbody al escritor que más veces había cogido salmonelosis sin acercarse a un huevo de perdiz codornicera; premio éste que evidentemente dediqué a mi editor, que siempre se preocupa de que no me falte ni alpiste, ni agua en los comederos y bebederos de mi jaulita.

 

¿Has tocado madera alguna vez para no ir a por alguien?
En la puta vida, porque la Segunda Ley de la Termodinámica dice, y cito textualmente: “No toquéis jamás madera para no ir a por alguien, que las manos van al pan, hijos míos”.

 

Hablando de disputas, ¿qué fue de tu agria polémica con Luis Benavides?
Como solemos decir en el Club de Caballeros, aquello quedó todo en agua de torrijas. Ahora, lejos de mantener una relación de archienemiguismo acérrimo, nos tenemos un cariño verdadero, que, como tú mejor que nadie sabes, ni se compra ni se vende, fundamentalmente, porque no hay en el mundo dinero… ¡para comprar los quereres!

 

Ya que hemos mencionado lo de Benavides, ¿cobras mucho por aparecer en portadas de discos tan feas que molan?
Si te refieres a la magnífica portada del primer disco de Challenger, he de decir que amenazaron de muerte a mí y a toda mi progenie si no accedía a regalar mis derechos de imagen y guardar silencio durante exactamente 3 años y pico. Casualmente ese plazo venció antes de ayer a la hora del té y es por ello por lo que ahora cuento lo que en realidad ocurrió, aprovechando este púlpito de libertad y respeto a las garantías constitucionales que me brindas para decir que los componentes de esa banda de dulzaina-metal a los que hago alusión no fueron capaces ni de invitarme a un cubalibre por mi impagable colaboración.

 

Habrá quien no capte la relación con el tema anterior, pero da igual: ¿Tú crees que el padre de Lars Ulrich de Metallica siempre lleva razón?
¡Me acabas de dejar de palo! Yo pensaba que Lars Ulrich eran los padres, en ningún momento de mi dilatada y exitosa trayectoria pensé que Ulrich tuviera padre, de hecho pensaba que vino al mundo por medio de la división mitocondrial y que, eso sí, traía una batería con 7 timbales debajo’l brazo.

 

¿Te encadenarías a una farola para evitar que los Ketchoop se arrejuntaran?
Haría cualquier cosa con tal de que sus componentes no volvieran ni a dirigirse la palabra en la vida.

 

¿Y a Paquita la del Barrio le perderías el respeto?
¿Quieres decir otra vez? No soy yo banderillero de repetir cupletera…

 

Pero dejemos de hablar de ti, que aquí lo que interesa es descifrar algunos de los grandes misterios de la humanidad. Por ejemplo, ¿el vino dulce da calambres?
Sí, pero los cubitos de hielo quitan el dolor de huevos, con lo que una cosa contrarresta la otra… ¡los misterios del universo son más insondables que el braguero de Lina Morgan!

 

Y por último, ¿cuántas estrellas hay en el cielo?
Doscientos mil millones, igual que vitaminas tiene el Tang.

 

Incorrecto, la respuesta acertada es: «Las que tiene que haber, ni una más ni una menos». Me temo que es evidente que el veredicto es… ¡CULPABLE! Pero que sea el pueblo, cuando lea este interrogatorio, el que decida si mereces castigo o no…