Artículo publicado el 21 de febrero de 2013 en La Tribuna del Noroeste:
No hemos digerido aún el resultado de los Grammys y ya tenemos los Oscars a la vuelta de la esquina, pero supongo que, en este periodo de aglomeración de galas y premios, toca hablar de los Goya. ¡Qué remedio! Esta misma semana se ha anunciado que, por motivos económicos, mis queridos TP de Oro suspenden su ceremonia de entrega de galardones anual por primera vez en 40 años…
Los Goya, ese certamen que sigue sorprendiendo al personal por no premiar a Paco León. En serio, ¿alguien pensaba que la industria del cine iba a reconocer la labor del director de Carmina o revienta? Venga ya… Estaba claro que, después de haberse pasado por el forro sus anticuadas “reglas” y probar por libre con el estreno de su debut detrás de las cámaras, no iba a obtener el reconocimiento de la AACCE. Lo que no me esperaba es que Juan Magán no se llevara el premio a la mejor canción original en una edición en la que Las aventuras de Tadeo Jones se ha llevado tres “cabezas” (más que Grupo 7, por ejemplo). Ya podrían haberse estirado un poco más y darle un cuarto al compositor de Te voy a esperar, aunque hubieran tenido que crear una nueva categoría a su medida, la mejor canción con Auto-Tune “enroscado”. Tampoco hay que darle mucha importancia al asunto, la mejor película de la historia del cine español es Airbag (¡y punto!) y sólo obtuvo dos Goyas en categorías menores. Así que ya está bien de hablar de cine, que eso le corresponde a mi compañero David López…
Hablemos de música. Bueno, de Juan Magán. Porque, enlazando con el tema anterior, “dentro de 20 años Juan Magán será la hostia”. Ya se me ha pirado la pinza, estaréis pensando. Sí, pero eso no es de ahora… La ocurrencia (una apuesta arriesgada, más que una afirmación) me vino a la mente mientras mi compadre Romu López y yo entrevistábamos hace unas semanas a Alondra Bentley en Tímpanos y Luciérnagas, nuestro programa de radio. Contaba nuestra amiga que en una ocasión, mientras escuchaba a Scott Walker, su madre se preguntaba en voz alta cómo podía escuchar aquella música. Noel Scott Engel, que así se llama en realidad el cantante en cuestión, ha pasado a la historia como una especie de crooner maldito, como un artista de culto (sólo ha publicado cuatro discos desde 1974), pero antes de emprender su carrera en solitario fue un auténtico ídolo juvenil en Inglaterra (aunque nació en Estados Unidos) como componente de The Walker Brothers. Con sus “hermanos” (el grupo lo completaban Gary Leeds y John Maus) obtuvo un gran éxito comercial, vendió cantidades ingentes de discos y llegó a tener más fans que The Beatles durante los años 60, manteniendo esa condición de estrella en los comienzos de su nueva etapa. Evidentemente el ejemplo de Juan Magán es una exageración totalmente intencionada, manteniéndome en mi papel, pero detrás de ella hay una duda real: dentro de 20 años (o 40), sin conocer de primera mano el contexto en el que se han desarrollado sus carreras y liberados de las connotaciones que ello conlleva, ¿cómo verán las nuevas generaciones a los artistas de éxito masivo de hoy? ¿Cómo pasarán a la historia los grupos mainstream (incluidos los que nos venden bajo la etiqueta indie) de la actualidad? Personalmente tengo la sensación de que nada surgido con posterioridad a los 90 va a transcender al mismo nivel que lo han hecho aquellos que, desde el nacimiento del rock and roll en los años 50 (o incluso antes, con el blues, el jazz o el rhythm ‘n’ blues) hasta el final del siglo XX, se han convertido en parte imprescindible de la historia de la música. ¿Y vosotros?