Artículo publicado el 7 de marzo de 2013 en La Tribuna del Noroeste:
“Hablemos con propiedad, un clásico es la siesta del sábado por la tarde, no un Barça-Madrid”. Y es que, desde que he dejado de ver partidos de fútbol (seguirlos por Twitter es mucho más divertido), las semanas me cunden más. Quizás no llegue al nivel del Dr. Karl Kruszelnicki, de la Universidad de Sydney, que en 2002 ganó el premio Ig Nobel de la revista «The Annals of Improbable Research» en la categoría Investigación Interdisciplinaria por su estudio exhaustivo sobre la pelusa del ombligo, pero cunde, para echar un sueñecito vespertino y para mucho más.
Liberado de la responsabilidad de tener que decantarme por Cristiano Ronaldo o Messi en ese gran dilema sobre quién es el mejor jugador del mundo, uno tiene tiempo de hacer cosas realmente gratificantes, como gritar “¡Viva Rusia!” viendo cocinar a David de Jorge, celebrar el (inventado) Día Mundial del Pacharán, dejarme recomendar canciones por nuevas amistades virtuales o reivindicar a Los Chichos por enésima vez. Fluyen las ideas. Eslóganes como «¡Magdalenas, joder, magdalenas!» para reclamar en camisetas y pegatinas que esta pieza de repostería recupere su nombre original o teorías poco fundamentadas para explicar todo lo que está pasando en la Casa Real, cadera incluida: es cosa del karma, por lo de Eva Sannum. Hay tiempo para el debate: dice el gran Cascales que el grupo que se debe asociar mentalmente a Detroit Pistons es MC5, pero yo defiendo que, aunque sean de Nueva York y seguidores de los Knicks, le corresponden Beastie Boys, por aquella enorme canción llamada “Tough guy”, que dedicaron a Bill Laimbeer. Incluso se puede correr el riesgo de darle al Play al encontrarte con el vídeo de Kiko Rivera y Dr. Bellido (yo le metería un poco más de Auto-Tune si lo que quieren es acabar con la hegemonía de Juan Magán en esto del electro-latino).
Por ello me parece casi milagroso que, sin ser consciente, hasta hace poco más de una semana me hubiera escapado de toda esta movida del “Harlem Shake”, que ahora veo que está por todas partes. Aunque soy amigo de la tontuna y he de reconocer que la versión de Miami Heat hasta me hizo gracia, realmente este invento no es que sea de mis favoritos. Lo que en su versión primigenia puede resultar simpático puede acabar siendo estomagante por culpa de las copias. Eso sí, una vez más queda demostrado que no hay nada mejor para que algo se convierta en viral que una canción “mierder”… y la de Bauuer se adapta a la perfección al perfil requerido (y el baile precisa menos coordinación de movimientos que su predecesor, el “Gangnam Style” de Psy).
¿Cuál será la siguiente? En mi entorno apuestan fuerte por “El tigeraso” de Maluca como recambio. La canción en realidad es de 2009 y ya fue utilizada en la banda sonora del juego FIFA 11, pero su uso en el reciente anuncio de Tuenti Móvil le ha dado una nueva oportunidad a ese chocante estribillo que dice “Lo tengo todo, papi. Lo tengo todo, papi. Tengo fly, tengo party, tengo una sabrosura”. Que les da buen rollo dicen… Hasta que a la peña le dé por salir a la calle con rulos en la cabeza y grabarlo para subirlo a Youtube, añado yo.