NOVEDADES

Sinopsis:

Tras salir ileso del incendio del molino, el monstruo creado por Henry Frankenstein, vaga libre por los alrededores de la aldea que lo vio nacer.
A pesar de que su creador quiere pasar aquella oscura pagina de su vida, entrará en escena el desquiciado doctor Pretorius, que sirviéndose de sus artimañas y de la misma criatura, conseguirá doblegar a Henry y abocarle de nuevo a sus experimentos. Esta vez, con la intención de ofrecerle una compañera al monstruo…

Comentario:

Dentro del mítico ciclo de terror clásico de la Universal La Novia de Frankenstein (Bride of Frankenstein, 1935) es la primera continuación directa de uno de sus grandes títulos, El Doctor Frankenstein (Frankenstein, 1931).
La película, en la que se invirtieron cuatrocientos mil dólares y cuarenta y seis días de rodaje, significó el pistoletazo de salida para las múltiples continuaciones y sagas que nos brindaría la mítica productora durante su edad dorada; y con mayor o menor acierto hasta mucho después de la misma.

La idea de rodar una continuación de Frankenstein, firmada también por James Whale, responsable de la primera parte, rondaba por la cabeza del impulsor de la saga y mandamás de la Universal, Carl Laemmle Jr, desde 1931. Pero para que el proyecto viera la luz definitivamente, todavía faltaban algunos años, durante los cuales, Whale empezó a perfilar totalmente su estilo con títulos tan remarcables como El Caserón de las Sombras (The Old Dark House, 1932) o El Hombre Invisible (The Invisible Man, 1933) en los que la mezcla entre lo terrorífico, lo insólito y el humor en pequeñas pinceladas, empezaron a definir su modo de hacer.

La película arranca con un prólogo imposible pero encantador que sucede durante una de las legendarias veladas románticas entre el poeta Percy Shelley, su amante Mary Shelley y Lord Byron, entre otros, en Villa Deodati (Suiza).
En la escena Lord Byron alienta a la autora de la novela que nos ocupa, con la frase "cuéntanos tus infiernos mientras el cielo brama" (en referencia a la terrorífica tormenta que observamos a través de los ventanales). Lo curioso y aberrante del caso es que en lugar de proseguir con su novela, Whale y sus guionistas William Hurlbut y John L. Balderston deciden que Shelley continúe su narración donde se quedó la primera película; que en realidad se trata de una adaptación muy sui generis de la obra literaria.

A los pocos minutos de metraje, descubrimos que al igual que la pequeña María, que creíamos muerta en el lago desde la primera parte, Frankenstein se salvó de su triste suerte al caer en un pozo de agua que se encontraba bajo el molino en llamas. En esta escena, en la que los antes enfurecidos lugareños, una vez disuelta la turba, se marchan abatidos ante la muestra de salvajismo que han protagonizado ellos mismos, ya se desvela fehacientemente el tono poético que envolverá toda la cinta. A pesar de tener que soportar a la cargante Una O'Conor, más lista que el hambre y convencida de que el monstruo sigue vivo, en uno de los mencionados y casi siempre incomprendidos toques de humor del director.

Otro de los grandes e ineludibles aciertos de la cinta es el doctor Pretorius, interpretado por Ernest Thesiger, a todas luces el autentico monstruo de la función, el "Mister Hyde" de Henry Frankenstein, su otra cara, en definitiva, su complemento ideal.

Cabe destacar la extraña secuencia de los homúnculos en las botellas, en la que el doctor, muestra sus pequeñas creaciones, encerradas en unos botes de cristal cilíndricos. En ellos observamos, igual de fascinados que Henry Frankenstein, unos diminutos personajes vivos que luchan por escapar de su encierro ante el placer de Pretorius.
Lejos de lo que podría parecer al visionar esta curiosa escena, la película se basa en ideas de la escritora. Shelley ya hablaba de Homúnculos en su novela, lo que, por otra parte, demuestra el gran conocimiento que tenían los guionistas y Whale sobre la obra.

Como nos cuentan muy acertadamente Tomás Fernández Valentí y Antonio José Navarro en su interesante ensayo sobe Frankenstein "El Mito de la vida artificial" "los roles de cada uno de los homúnculos creados por pretorius no son tan inocentes como parecen sino que, por el contrario, representan distintos estereotipos relacionados con el poder establecido y la dominación sexual, bien sea mediante la soberanía (ese rey, que por cierto, se escapa de su frasco buscando los favores de su azorada reina), las fantasías sexuales (la bailarina y la sirena) la tentación (el diablo), e incluso su represión moral institucionalizada (el arzobispo): poder y sexo que Pretorius desea canalizar creando a la criatura que mejor puede servir a sus ansias de notoriedad y, por que no, quizá también asus deseos más inconfesables: una mujer.
Aquí entendemos la importancia de esta escena, que aparte de inspirar a las posteriores creaciones del Dr. Cyclops (Ernest B. Schoedsack, 1940) o Muñecos Infernales (The Devil-Doll, Tod Browning, 1936), nos resume el leit motiv de la obra en un instante prodigioso.

Continuando con las escenas magníficas (la película está repleta de ellas y es imposible enumerarlas todas aquí) El Doctor Pretorius y la criatura, interpretada de nuevo por Boris Karloff protagonizan uno de los momentos más intensos del filme, junto a la visita del monstruo al anciano ciego.
Nos referimos a la que sucede en las catacumbas, en la que se encuentran cara a cara los dos "monstruos", para brindar con vino por la creación de la vida a partir de la muerte. Esta escena, digna de pasar a los anales de la historia del cine, como una de las mejores, se trata de una pieza soberbiamente iluminada, en la que Whale demuestra un sobrehumano dominio de la profundidad de campo, la fotografía y el encuadre. El instante en el que hace su aparición el monstruo, siendo iluminado por un haz de luz totalmente cenital, para acto seguido desaparecer por un momento hasta alcanzar el siguiente haz y entrar directamente en escena, es sencillamente perfecto.
También es crucial mencionar la interpretación; el grado de vileza, egoísmo y manipulación que alcanza Pretorius, en su infrenable carrera hacia sus objetivos se retrata de una manera ejemplar, apoyada por la potente actuación del espectacular Boris Karloff. A partir de este momento y por si nos quedaba alguna duda, estamos totalmente convencidos que nada podrá detener la determinación del maléfico villano.

Pero acerquémonos por un momento al quid de la cuestión. "La Novia", que nos prometía el titulo, como símbolo de la humanización del monstruo. Aparece en escena entre impactantes explosiones eléctricas y rebuscados planos aberrados. Se trata de Elsa Lanchester que ya habíamos visto como Shelley en el prologo de la cinta. Sus movimientos robóticos al surgir tras las vendas, su expresión de espanto inundando los enormes ojos, incapaces de descubrir al ser sensible que se esconde tras el monstruo, y como no, el peinado imposible con sus zigzagueantes mechas blancas; se han convertido por derecho propio en una imagen recurrente y obligatoria en la historia del cine.

La Novia de Frankenstein por muchos motivos, es una película muy superior a su predecesora. Cargada de poesía y genialidad, se trata de un extraño paréntesis en la no menos grandiosa producción de la Universal, alejada de todo cuanto la rodeaba, la película ha servido de inspiración y referente para multitud de directores y guionistas del cine actual. Una insólita y extravagante isla en un mar de grandes películas, que salió a flote gracias a un personaje como James Whale, que al igual que el fascinante doctor Pretorius y sus botes de cristal, fue capaz de encerrar autentica magia dentro de su película.

Anécdotas:

Tanto en los créditos iniciales como en los finales se mantiene la incógnita sobre quien interpreta a la compañera del monstruo situando un símbolo de interrogación en el lugar que debería ocupar la actriz.

Por motivos comerciales la película fue re editada posteriormente a su estreno. Muchas escenas fueron ajustadas o directamente suprimidas. En total desaparecieron unos 15 minutos. La versión que conocemos actualmente dura unos 75 minutos aprox.

En la famosa escena de las botellas del doctor Pretorius, éste le hace un comentario irónico a Henry Frankenstein al observar cierta semejanza entre el diablo, encerrado en una de las botellas, y el mismo. En realidad, el que interpretó al mencionado diablo, era el auténtico doble de Colin Clive el actor que interpretó a Frankenstein.
Elsa Lanchester (Mary Shelley/Novia de Frankenstein) no fue la única actriz que jugó un papel doble en la película ya que Una O'Connor, aparte de dar vida a la mujer cargante delante del molino, también interpretó a la criada de la familia Shelley en el prologo (aparece sosteniendo los perros)

La película fue nominada al Oscar por el mejor sonido, aspecto que Whale cuidaba mucho y que estuvo a cargo de Gilbert Kurland.

Bibliografía:

El Cine de Terror de la Universal
Javier Memba
T&B Editores

El Mito de la Vida Artificial, Frankenstein.
Tomás Fernández Valentí y Antonio José Navarro
Nuer Ediciones

Texto: Dani Morell

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