NOVEDADES
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Sinopsis: Tras
salir ileso del incendio del molino, el monstruo creado por Henry Frankenstein,
vaga libre por los alrededores de la aldea que lo vio nacer. Comentario: La idea de rodar una continuación de Frankenstein, firmada también por James Whale, responsable de la primera parte, rondaba por la cabeza del impulsor de la saga y mandamás de la Universal, Carl Laemmle Jr, desde 1931. Pero para que el proyecto viera la luz definitivamente, todavía faltaban algunos años, durante los cuales, Whale empezó a perfilar totalmente su estilo con títulos tan remarcables como El Caserón de las Sombras (The Old Dark House, 1932) o El Hombre Invisible (The Invisible Man, 1933) en los que la mezcla entre lo terrorífico, lo insólito y el humor en pequeñas pinceladas, empezaron a definir su modo de hacer. La
película arranca con un prólogo imposible pero encantador
que sucede durante una de las legendarias veladas románticas
entre el poeta Percy Shelley, su amante Mary Shelley y Lord Byron, entre
otros, en Villa Deodati (Suiza). A los pocos minutos de metraje, descubrimos que al igual que la pequeña María, que creíamos muerta en el lago desde la primera parte, Frankenstein se salvó de su triste suerte al caer en un pozo de agua que se encontraba bajo el molino en llamas. En esta escena, en la que los antes enfurecidos lugareños, una vez disuelta la turba, se marchan abatidos ante la muestra de salvajismo que han protagonizado ellos mismos, ya se desvela fehacientemente el tono poético que envolverá toda la cinta. A pesar de tener que soportar a la cargante Una O'Conor, más lista que el hambre y convencida de que el monstruo sigue vivo, en uno de los mencionados y casi siempre incomprendidos toques de humor del director. Otro de los grandes e ineludibles aciertos de la cinta es el doctor Pretorius, interpretado por Ernest Thesiger, a todas luces el autentico monstruo de la función, el "Mister Hyde" de Henry Frankenstein, su otra cara, en definitiva, su complemento ideal. Cabe
destacar la extraña secuencia de los homúnculos en las
botellas, en la que el doctor, muestra sus pequeñas creaciones,
encerradas en unos botes de cristal cilíndricos. En ellos observamos,
igual de fascinados que Henry Frankenstein, unos diminutos personajes
vivos que luchan por escapar de su encierro ante el placer de Pretorius. Como
nos cuentan muy acertadamente Tomás Fernández Valentí
y Antonio José Navarro en su interesante ensayo sobe Frankenstein
"El Mito de la vida artificial" "los roles de cada uno
de los homúnculos creados por pretorius no son tan inocentes
como parecen sino que, por el contrario, representan distintos estereotipos
relacionados con el poder establecido y la dominación sexual,
bien sea mediante la soberanía (ese rey, que por cierto, se escapa
de su frasco buscando los favores de su azorada reina), las fantasías
sexuales (la bailarina y la sirena) la tentación (el diablo),
e incluso su represión moral institucionalizada (el arzobispo):
poder y sexo que Pretorius desea canalizar creando a la criatura que
mejor puede servir a sus ansias de notoriedad y, por que no, quizá
también asus deseos más inconfesables: una mujer. Continuando
con las escenas magníficas (la película está repleta
de ellas y es imposible enumerarlas todas aquí) El Doctor Pretorius
y la criatura, interpretada de nuevo por Boris Karloff protagonizan
uno de los momentos más intensos del filme, junto a la visita
del monstruo al anciano ciego. Pero acerquémonos por un momento al quid de la cuestión. "La Novia", que nos prometía el titulo, como símbolo de la humanización del monstruo. Aparece en escena entre impactantes explosiones eléctricas y rebuscados planos aberrados. Se trata de Elsa Lanchester que ya habíamos visto como Shelley en el prologo de la cinta. Sus movimientos robóticos al surgir tras las vendas, su expresión de espanto inundando los enormes ojos, incapaces de descubrir al ser sensible que se esconde tras el monstruo, y como no, el peinado imposible con sus zigzagueantes mechas blancas; se han convertido por derecho propio en una imagen recurrente y obligatoria en la historia del cine. La Novia de Frankenstein por muchos motivos, es una película muy superior a su predecesora. Cargada de poesía y genialidad, se trata de un extraño paréntesis en la no menos grandiosa producción de la Universal, alejada de todo cuanto la rodeaba, la película ha servido de inspiración y referente para multitud de directores y guionistas del cine actual. Una insólita y extravagante isla en un mar de grandes películas, que salió a flote gracias a un personaje como James Whale, que al igual que el fascinante doctor Pretorius y sus botes de cristal, fue capaz de encerrar autentica magia dentro de su película. Anécdotas: Tanto en los créditos iniciales como en los finales se mantiene la incógnita sobre quien interpreta a la compañera del monstruo situando un símbolo de interrogación en el lugar que debería ocupar la actriz. Por motivos comerciales la película fue re editada posteriormente a su estreno. Muchas escenas fueron ajustadas o directamente suprimidas. En total desaparecieron unos 15 minutos. La versión que conocemos actualmente dura unos 75 minutos aprox. En
la famosa escena de las botellas del doctor Pretorius, éste le
hace un comentario irónico a Henry Frankenstein al observar cierta
semejanza entre el diablo, encerrado en una de las botellas, y el mismo.
En realidad, el que interpretó al mencionado diablo, era el auténtico
doble de Colin Clive el actor que interpretó a Frankenstein. La película fue nominada al Oscar por el mejor sonido, aspecto que Whale cuidaba mucho y que estuvo a cargo de Gilbert Kurland. Bibliografía: El
Cine de Terror de la Universal El
Mito de la Vida Artificial, Frankenstein. Texto: Dani Morell |
Nace una nueva sección en esta web dedicada al cine, algo de lo que ya venía incluyendo cosillas de vez en cuando en la sección "otros asuntos". Ahora, gracias a la colaboración de Oscar Sueiro, que será quien firme la gran mayoría de textos de esta sección, contaremos con un mayor número de contenidos sobre cine. Esperemos que sea de vuestro agrado. |