TEXTOS

EL POLLO Y LA AERONAUTICA

En el periódico "El Punt" explica la noticia y da como fuente el semanario francés "Le Canard Enchainé", que, a su vez, cita como fuente la revista californiana "Fathers Review", órgano de la Asociación de Industrias Avícolas de California. Es una cadena inusualmente larga y transatlántica, pero la noticia se lo vale: la Administración Federal de la Aeronáutica de los Estados Unidos ha creado y desarrollado un nuevo método para comprobar la resistencia de los parabrisas de los aeroplanos. La resistencia en general y, en particular, la resistencia a los pájaros en vuelo. Es de sobras conocido el peligro que los pájaros representan para los aviones. A ciertas velocidades, un pajarraco que choque contra el parabrisa puede hacer que el cristal se rompa, haya un accidente, el avión se estrelle; cosas así.
El invento de la Administración Federal de Aeronáutica es tan sencillo como ingenioso. Consiste, básicamente, en un cañón que dispara pollos contra el parabrisas. Los pollos impactan exactamente a la misma velocidad de un aeroplano en vuelo. Son pollos muertos, evidentemente. La teoría de los aeronautas es implacable: si el parabrisas soporta sin romperse el impacto de pollos muertos disparados a la velocidad de vuelo, cuando esté en pleno vuelo soportará sin problemas el impacto de los pájaros.
Esta es la primera parte de la noticia. La segunda es que, visto el invento yanqui, el Ministerio de Fomento español, se interesó en dicha máquina, hace cosa de un año, para probar la resistencia de los parabrisas de los trenes de alta velocidad, contra los cuales también impactan pájaros de baja volada. Pues venga, vamos a probarlo. Pidieron hacer unas pruebas con el cañón de disparar pollos a la Administración Americana, que accedió, y lo colocaron delante de una locomotora de tren, lo cargaron y dispararon el primer pollo. El resultado fue espectacular: el pollo rompió el parabrisas, rebotó en el asiento del conductor, chocó contra el panel de mandos y, finalmente, se incrustó en la pared posterior de la cabina.
Con sorpresa comprensible, el Ministerio de Fomento español preguntó a la Administración de Aeronáutica americana qué podía haber pasado. ¿A lo mejor habían disparado el pollo a demasiada velocidad?. Los yanquis comprobaron el proceso seguido por los técnicos del Ministerio de Fomento español, punto por punto, hasta el momento de disparar. Finalmente, les dieron un consejo:
- ¡La próxima vez utilizad pollos descongelados!

JORDI GARROTADA SMITH

 

SUEÑO NÚMERO 2. EL CORTE DE PELO

Después del enorme éxito cosechado con mi SUEÑO NÚMERO 1. EL PERRO ANASAGASTI, publicado en este mismo lugar, no he tenido más remedio que continuar transcribiendo mis sueños. El problema es que ya sabéis lo caprichoso que es esto de soñar: sobre todo, tienes que acordarte de lo que has soñado, luego necesitas que sea más o menos largo y, por último, una vez que lo demás se ha cumplido, que sea lo suficientemente interesante o llamativo para transcribirlo. Por eso me ha costado bastante tiempo poder transcribir algo, y eso que he procurado dormir todo lo posible para ver si soñaba. Por desgracia he perdido algún sueño interesante del que casi no me acuerdo. Pero hoy es un buen día y os presento, desde Sheffield, desde la pérfida Albión, mi SUEÑO NÚMERO 2. EL CORTE DE PELO.

Estaba yo buscando un sitio para cortarme el pelo en mi barrio, en Alcalá, cuando me encontré a mi madre, y me recomendó la Peluquería Guiñol. "Una lastima", pensé, "que el Guiñol, ese bar en el que tan buenos pinchos ponían, haya fracasado y hayan puesto una peluquería en su lugar". Entramos al local y siento esas sensación que se tiene cuando entras a un sitio conocido en el que han hecho alguna reforma, pero que sigue resultando familiar. De hecho el local conservaba la barra del bar. Pedimos hora, los dos, pero nos dicen que hasta después de comer no será posible, pero que vaya mirando el catálogo de cortes de pelo para decidir lo que me quiero hacer. "Como lo tengo ahora, sólo cortarlo", le digo a la peluquera. Yo no quiero hacerme cosas raras en la cabeza. En ese momento, aparece de la trastienda, que era donde cortaban el pelo, otra peluquera, una mujer bajita, morena. Nos dice, bastante enfadada, que nos callemos, que estamos pegando muchas voces y que así no hay quien trabaje. Nos callamos y mi madre decide irse a casa a comer. Yo en cambio, me quedo a echar una caña en la peluquería, que cada vez se parece más a un bar.

Y allí estaba yo, tranquilamente tomándome una caña, esperando a que llegara mi turno para cortarme el pelo, cuando aparecen por la puerta tres primos míos:Julio, Chano y Luis. "Hombre, primo, ¿qué haces aquí?". "Pues mira, esperando a ver si me corto el pelo". "¿Cortarte el pelo? Me parece fatal", dijo mi primo Chano, y es que tanto él como Julio eran unos jóvenes melenudos, con el pelo bien largo. Unos rockeros de tomo y lomo. Entonces claro, empiezo a pensar en que para ser rockero siempre viene bien tener un poco de pelito, y me empiezo a plantear si me quiero cortar el pelo o no. Por supuesto, mientras me lo pensaba, pedimos unas cañas.

La verdad es que el sitio era muy divertido. Había dos o tres camareras jovencitas, vestidas con camisa negra. Me atrevería a decir que eran las camareras del The Park, un pub que frecuento mucho aquí en Sheffield. Una de ellas, no sé qué andaba haciendo, bebiendo a morro de las botellas de vino que estaban abiertas para probarlas, no sé muy bien por qué motivo. Mientras tanto a otra camarera se la acababa el barril de cerveza y la espuma salía a borbotones del grifo duchando a la gente que estaba alrededor. El ambiente era muy festivo y todo el mundo reía y daba voces, con lo que la peluquera de dentro de la trastienda vuelve a salir y nos vuelve a recriminar. "Así no se puede trabajar, no se puede concentrar una".

Eso fue la gota que colmó el vaso, qué borde, qué pocos modales. Si ya me estaba planteando si cortarme el pelo o no, con esa mujer y sus modales me terminé de decidir y me dije: "como vuelva a salir otra vez a echarnos la bronca, cojo y me voy... qué coño, me voy ya y a tomar por culo". Y me fui, decidí que ya no me cortaba el pelo allí, que ya me lo cortaría cuando estuviera en Inglaterra, en esa peluquería (que existe de verdad) cerca de casa con un cartel encima de la puerta en el que hay un reloj y un letrero que dice "Time for a haircut, Sir?".

Me fui andando con uno de mis primos, comentando la jugada mientras mirábamos no recuerdo qué en una tienda de mascotas, cuando veo que pasan por la acera dos amiguetes míos y les saludo. Continúo andando con mi primo y veo que mis amiguetes salen corriendo. "Estos han liado alguna en la tienda de mascotas". Efectivamente, según corren tiran hacia atrás un paquetito de alpiste que habían robado. Yo me digo "bueno, como no va conmigo, voy a seguir andando tan tranquilo". Sale el dueño de la tienda. Según ve el paquete de alspite en el suelo dice con rabia "gilipollas" y sale corriendo tras mis amigos. "Éste se va y deja la tienda abierta sin nadie". Yo salgo detrás de él, por curiosidad, por ver qué pasaba. Veo que no les alcanza, y entonces, se acerca a un jardín, y de un montón de ramas que había, que habrían podado los árboles o algo, coge una bien larga, como de una par de metros y se enfrenta a mí.

Yo me asusto y caigo hacia atrás contra una valla, de modo que estoy sentado en el suelo, con la espalda apoyada en la valla y el señor de la tienda, con un palo muy grande simula que me golpea, pero siempre manteniendo una distancia para no tocarme. "Claro, ahora lo entiendo todo", pienso yo para mí, "Quiere que mis amigos vean la escena, vengan a socorrerme, y entonces enfrentarse a ellos, pero en realidad no quiere hacerme nada. Y, además, si se le ocurre tocarme, o rozarme siquiera, la caga, vamos que si la caga". "¿Sabes que si me rozas la cagas, no?", le suelto. "Sí, sí, lo sé", me dice él. Mis amigos se acercaban ya y él volvió la cabeza. Como ya no miraba para mí, me dio sin querer con la rama en la rodilla derecha. "¡La ha cagado, ahora a echarle cuento, como los futbolistas!", pienso yo, y me tiro al suelo con la mano en la rodilla y levantando la mano, como llamando la atención del árbitro. No recuerdo si también pedí la tarjeta o no. Pero ya daba igual. Mis amigos y el tendero se habían enzarzado en una pelea terrible. Además el tendero llevaba dardos. "Hostias, dardos paralizantes". La pelea tomó un trágico cariz cómico. Mientras peleaban, se arrancaban los dardos que llevaban clavados y se los clavaban al que tenían más cerca. Y cuando recibían un dardo, soltaban un grito. Y repetían la operación una y otra vez. Yo aprovecho la situación para saltar atléticamente sobre el capó de un coche y me refugio detrás. Como veo que lo de los dardos va para largo, me escabullo por detrás de la fila de coches aparcados y salgo corriendo, huyendo.

Con el corazón latiendo a más no poder, huyendo para salvar la vida, acierto a ver de reojo cuando paso por la puerta de un bar que mis primos están tomando una caña dentro. Me paro en seco y ando hacia atrás hasta la puerta del bar. Y una vez allí, ¿qué vas a hacer? Me tuve que meter al bar con ellos a echarme una caña y contarles lo que había pasado.

GUELO

PUNK IS Dead?

Servidor -con los años- piensa que con el concepto Punk puede pasar como con el de Democracia: Se supone que existe en tantos lugares como poca relación guarda entre ellos.

Hoy en día resulta bastante común encontrarse expresiones como: moda punk, estética punk, música punk, ideología punk, actitud punk, arte punk y un -más o menos- largo etcétera.
De igual manera puede haber tantas definiciones y contextualizaciones del Punk como gente a la que se pregunte por ello.
Para unos será una actitud. Para otros una estética. Para los más un estilo de música. Para los menos una ideología. Para muchos una abigarrada mezcla de todo…

El objeto de este escrito es polemizar sobre la vigencia de todo ello.
Polemicemos pues.

Lo primero que resulta curioso es la fuerza que continúa teniendo la palabra Punk.
Utilizada como adjetivo y en prácticamente cualquier parte del mundo, permite condensar y transmitir en un solo vocablo ideas como alternativo, marginal, sucio, ruidoso, antisocial, provocativo, carencia de técnica, autogestión, anarquía, violencia, etc, etc
Epítetos que ya le acompañaban mayoritariamente durante su surgimiento allá por los años setenta.

La pregunta por tanto seria: ¿Qué queda de la definición "original" del Punk en la actualidad?

En mi opinión la respuesta es tan breve como presumible: NADA.

Como todo lo que ha surgido -hasta el momento- y ha conseguido en mayor o menor medida remover algún cimiento del Occidente socio-cultural, el Punk ha sido fagocitado y asimilado por la misma sociedad contra la que dirigía sus esputos.
Y ello es así, porque en dicha capacidad de asimilación ha basado la sociedad Occidental su propia supervivencia.

Partiendo de un concepto del Punk que transcienda el meramente musical hacia algunos de los ya mencionados -y pese al riesgo de parecer pretencioso, podemos intentar buscarle un nexo común con otros movimientos o situaciones acaecidos en el Occidente de los últimos decenios tanto a nivel social como cultural. Pues bien, todos y cada uno de ellos han corrido la misma suerte: Una vez pasado el inicial momento de efervescencia, han sido asimilados y normalizados.
Normalizados hasta el punto de ser revindicados como ejemplo de progresismo por los mismos contra los que iba dirigido.
Normalizado hasta crear listas de éxitos Punks, tiendas de moda Punk, grandes discográficas Punks, etc. Todo ello como una causa más que como un efecto.

El Punk, como algo conceptual, nunca se ha vendido. Por la sencilla razón de que murió en el mismo instante en que ello se pretendía. Otra cosa es que continúe siendo un cadáver con el cual obtener píngües beneficios en mor de lo que se supone que fue y de lo que puede llegar a simbolizar para generaciones futuras.

Vamos acabando.

¿Pasa algo por decir que el Punk ha muerto?
En absoluto.

Mientras haya alguien que tras oír, escuchar, leer o ver algo relacionado con él quiera hacer suya cualesquiera de sus jodidas definiciones para llevarse por este valle de lágrimas; el cadáver, seguirá aullando.

LATAS

 

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