El rocker, el crudo y el Mena…

En un sábado noche repleto de conciertos a los que asistir, optamos por darnos una vuelta por Cartagena para inyectarnos un poco de rock´n roll en vena y sacudirnos así el lastre acumulado de toda la semana. El colectivo Rocket 88 organizaba una fiesta en la que actuaban los madrileños Help me devil. Llegaron con su segundo disco, ‘Lokanta hell’, bajo el brazo, les recibió el público adecuado para lo suyo y, claro, el bar se llenó y la gente disfrutó. Estuvieron empáticos y demostraron que lo suyo no tiene trampa ni cartón, disparando composiciones propias de género (rockabilly, country y algo de blues) y algún que otro clásico en forma de versión. No caigamos en la trampa de esperar un concierto de unos Heavy Trash españoles (su disco lo ha producido Matt Verta Ray, compañero de aventuras de Jon Spencer). Su concierto no fue incendiario ni deslumbrante en lo técnico,  algunos detalles se pierden con respecto a su contundente grabación (elogiada por la crítica especializada), pero mantuvo la intensidad constante y ese ‘ritmillo’ que te hace no parar de mover la pierna en todo el rato. Suelo de madera, cerveza fresca, movimientos de cadera, algunos tupés y humo (en la puerta, como manda la ley) en una noche agradable en el Coyote Bar del puerto de Cartagena.

En el rock y derivados lo primitivo bien enfocado funciona, es el cuento que los mencionados Help me devil parecen tener bien aplicado para sus conciertos y es algo que tiene aún más claro el murciano Raúl Frutos. Su penúltima aventura musical es la que desarrolla junto a su pareja y manager Inma Gómez bajo el nombre de Crudo Pimento. Poco a poco han ido cocinando canciones en casa hasta que, casi sin darnos cuenta, tienen ya un disco practicamente preparado, que por lo visto se va a editar en vinilo. El domingo pudimos comprobar en la asociación ‘El Quirófano’ de La Arboleja como suenan las nuevas composiciones en directo.  Fue un buen concierto, con un atractivo que reside en el encanto aviejado, cazallero y atemporal de las composiciones, pero también en la capacidad didáctico-humorística de Raúl para explicar su procedencia, añadiendo incluso detalles sobre los mecanismos que generan el sonido de sus curiosos instrumentos. La mayoría son caseros, de aspecto rudimentario y fuerte personalidad, como la del propio artista. Inma, reconocida novata en estas lides (eso también se explicó durante el concierto), estuvo correcta y discreta, el palique se lo dejó a su compañero y se centró en dotar de cuerpo a las canciones con percusiones tan básicas como efectivas.

La aparición de El bueno, el feo y el Mena es una de las mejores noticias que nos ha dejado el pasado año en la escena local murciana. Sobre todo por la carencia de artistas nuevos que le tiren sin complejos y con conocimiento de causa a géneros clásicos como el folk, country o incluso a cosas más negras, más souleras. Alguno que otro habrá orientando la mirada hacia esas latitudes sonoras, pero no con la voz (ni el bigote) de Antonio Mena, ni con dos escuderos ya curtidos en mil batallas (pese a su aspecto juvenil) como Lean (teclados, bajo, guitarra) y Luigi (batería, banjo). Se nota que a la propuesta le falta un poco de rodaje, no es fácil tocar con la asiduidad que a uno le gustaría para curtirse, pero hay dos cosas fundamentales en esta banda: talento y canciones. Funcionaron mejor las composiciones propias que las versiones, algunas un tanto improvisadas. Esto debe tener una lectura positiva al margen de los pros y los contras que tiene el versionar clasicazos como ‘The Weight’, ‘Old man’ o ‘No expectations’. Y luego están las roturas de cuerda y el sonido a veces difícil de acoplar del espacio de conciertos de El Quirófano (parece que hay prevista una mejora inminente), que no dejan de ser gajes del oficio que sortearon con actitud. Un cierre elegante para una tarde más de buena música (y van unas cuantas ya) en la fértil huerta cultural de La Arboleja.